Ha comenzado una nueva revolución tecnológica

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Lo esencial del salto cualitativo en EE.UU es el despliegue extraordinario del e-commerce

El valor combinado de los activos de las grandes empresas high tech de EE.UU (Microsoft, Apple, Amazon, Google, y Facebook) trepó a U$S 1.7 billones. Lo que implica un crecimiento de 43% respecto a la medición de marzo de este año.

Se trata de un récord histórico absoluto; y esto ha ocurrido cuando la economía norteamericana, la mayor del mundo (US$ 21.9 billones -25% del PBI global-), cayó -4.8% anual en el primer trimestre, y se hundiría -15% a -20% anual en el periodo abril/mayo/junio.

Las 5 grandes High Tech representan más de 80% del Índice Nasdaq de alta tecnología, y 24% del valor total de Standard & Poor’s500 (S&P500); y lo notable es que la primera se ha valorizado más de 700% en los primeros 3 meses del año, y S&P500 más de 400% en el mismo periodo.

Microsoft, la mayor empresa high tech de EE.UU, creció +15% anual en el primer trimestre de 2020, por encima del promedio histórico de los últimos 10 años.

Comercio por Internet

Lo esencial de este salto cualitativo que experimenta EE.UU es el despliegue extraordinario del comercio por Internet (e-commerce), encabezado por Amazon, que se expandiría más de 30% en los 1eros 6 meses del año.

Sumado al excepcional despliegue del trabajo telemático, realizado con total autonomía desde sus hogares por más de 150 millones de trabajadores estadounidenses altamente calificados, en un proceso que puede considerarse irreversible y permanente.

Facebook anunció en los 7 días previos que la totalidad de su fuerza de trabajo en EE.UU (280.000 operarios) podrán optar en la etapa post-pandemia por trabajar permanentemente desde sus hogares.

Alibaba es la principal plataforma de e-commerce en el sistema global, con 40% del total mundial. También, la compañía liderada por Jack Ma, es la segunda proveedora de Internet en “la nube” (cloud computing) en el sistema global después de Amazon (AWS); y prevé duplicar la inversión en “la nube” en 3 años, llevándola a US$ 28.000 millones.

Este impulso fenomenal de la firma de Jack Ma proviene del crecimiento de excepción del e-commerce en China, desatado por la pandemia del coronavirus, con un alza de más de 40% en los primeros 3 meses del año.

El resultado ha sido que mientras que el PBI de la República Popular (US$ 14.9 billones/15% del PBI global) se hundió -6.8% anual en el primer trimestre de 2020, la economía digital se expandió casi 4 puntos, y ahora asciende a 44% del producto, y a este ritmo sería más de 45% a fin de año.

Amazon (AWS); y sus ventas globales han alcanzado a US$ 11.000 por segundo en el primer trimestre del año. Por eso ha contratado a 175.000 nuevos operarios en EE.UU, en tanto que el valor de sus acciones ha trepado 30% en lo que va del año.

Recuperación en EE.UU

La reapertura de la economía estadounidense coincide con el pleno despliegue del paquete de estímulo fiscal y monetario de US$ 8.5 billones lanzado por el Congreso y la Reserva Federal, que representa 30% del producto de la mayor economía del mundo (US$ 21.9 billones/25% del PBI global).

Por eso, la recuperación en gran escala de EE.UU se manifestaría nítidamente en los meses de julio, agosto, y septiembre previéndose un alza en forma de vigorosa V.

La epidemia del coronavirus, y su contracara necesaria, la clausura forzada de la mayor economía del mundo, ha desatado una ola de innovación sin precedentes en la historia norteamericana desde el salto épico de productividad de la Segunda Guerra Mundial.

El gobierno de Trump estima que sólo en EE.UU hay en marcha en forma acelerada más de 20 proyectos de fabricación de la vacuna contra el coronavirus.

En el capitalismo, la ley que rige la innovación es la de satisfacer la necesidad más extrema. Esto es lo que está en marcha en la economía y el sistema tecnológico y científico norteamericano. Se estima que hay más de 400 centros autónomos de innovación en EE.UU. Uno de ellos, y a esta altura no el más relevante, es Silicon Valley.

 El boom asiático

Lo fundamental es lo que sucede con el consumo y la clase media. El consumo asiático era 23% del total global en 2000, se elevó a 28% en 2017, y sería más de 40% en 2040.

De ahí, correlativamente, el auge de la clase media, que representaba 23% del total mundial en 2000, subió a 42% en 2017, y alcanzaría a 52% en 2040.

Encabeza este fenómeno crucial, como en todo, la República Popular, cuya clase media con ingresos comparables a los norteamericanos (U$S 35.000/U$S 45.000 anuales) supera ya 440 millones de personas, que serían 750 millones en 2025, y más de 1.000 millones en 2030.

El aspecto estratégicamente decisivo es lo que sucede con las cadenas globales de producción, que son el instrumento estructural de integración del sistema capitalista en el siglo XXI.

En este sentido, absolutamente esencial, el porcentaje intra-asiático del intercambio internacional de bienes es más de 60% este año, mientras que era de 35% una década atrás; y 59% de la inversión extranjera directa (IED) que recibe Asia es intra-regional; y 71% del total de la inversión también lo es.

La región asiática tiene hoy un grado de integración productiva mayor que la Unión Europea (UE).

China y el Asia avanzada (Japón, Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong) han dejado atrás la etapa de industrialización trabajo-intensiva, y se han volcado a la manufactura high tech y a los servicios de elevada tecnología.

Lo que sucede en Asia decide la nueva fase del proceso de globalización, acelerada por la pandemia del coronavirus, y que se caracteriza por su digitalización absoluta, hecho que se fusiona históricamente con la categoría central del capitalismo de la época, que es la cuarta revolución industrial (digitalización e integración completa de la manufactura y los servicios).

Instantaneidad

La pandemia del coronavirus, y su contracara necesaria, la profunda recesión que ha provocado en la economía mundial (caería entre 5% y 8% del PBI global este año) ha desatado una nueva fase de la globalización, sustentada en una digitalización completa del intercambio global, con una aceleración de los acontecimientos que tiende a la instantaneidad.

Esto significa que han surgido nuevas características estructurales de la acumulación capitalista en el siglo XXI, que obligan imperiosamente a adecuarse al resto del mundo.

El coronavirus ha forzado en el mundo entero, ante todo en EE.UU y China, un despliegue fenomenal del trabajo telemático realizado desde los hogares, con total autonomía, al mismo tiempo ha transformado el comercio por Internet en el sector del intercambio internacional que más rápidamente ha crecido, llevándolo ya a 25% del total.

El fenómeno de fondo que está atrás de ambos acontecimientos es que la digitalización, no el intercambio de bienes físicos, se ha convertido en el eje de la economía mundial.

El sistema global se ha integrado absolutamente por la revolución de la técnica, y se guía por la categoría de “instantaneidad”, lo que hace que las menciones geográficas de Oriente y Occidente sean cada vez más anacronismos del pasado.

Lo que ha ocurrido en 2020 – gracias a la pandemia – ha sido que la extraordinaria energía potencial de EE.UU y de China se ha transformado en energía genética.

Todo esto ha hecho que el sistema capitalista haya realizado un salto cualitativo de aceleración, acercándose a su vocación profunda de eliminar el espacio por el tiempo y tornarlo instantáneo.

(*) Integrante del centro de reflexión para la acción política Segundo Centenario

 

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