Iberia: buenas rutas, pero necesidad de fondos frescos

Sin duda, Iberia anda en pos de capitales. Pero esto ocurre en varias compañías medianas de Europa occidental. En el caso de la española, sus excelentes negocios en Latinoamérica ya no le bastan para competir en el norte.

5 abril, 2007

La propia dispersión del paquete puede ser un obstáculo. Su mayor accionista individual, British Airways, controla apenas 10% y nunca se decidió a subir ese margen a 15%. La siguen dos entidades financieras, Caja de Madrid (9,6%) y Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (7,3%). Luego vienen Logista (6,5%) y la sociedad que administra empresas públicas (5,2%). El 60,7% restante está atomizado.

Su punto fuerte, sin duda, esté en las rutas entre España y América latina, con 19% del tráfico total. Después vienen AirFrance-KLM (17%), Trasportes Aèreos Portugueses (8%), BA (6%), Lufthansa (5,5%), la tambaleante Alitalia (4%) y Varig, ahora en manos de Gol (3,8%).

Este perfil ubica a Iberia entre las medianas que pueden quedar apretadas entre las grandes. Así les sucede ya a Austrian Airlines, Finnair y empresas de países como Polonia y los escandinavos. También juegan competidores de tarifas bajas, por ejemplo EasyJet. Por supuesto, Iberia ocupa un nicho relevante, el iberoamericano, aunque no tan rentable como el Atlántico norte o Asia-Pacífico.

Pero, inclusive en España, la compañía afronta una rival de bajo precio, Vueling, que también le saca tráfico transpirenaico. Hasta su escandaloso derrumbe –que puso en evidencia el déficit de contralor en la península- Air Madrid apuntaba al mismo negocio en el Río de la Plata.

No sorprendió a nadie que, hace una semana, Iberia abriese sus libros a compradores potenciales. Ni que Texas Pacific Group –que ha hecho ya oferta por Alitalia- figurase entre los primeros interesados y hasta adelantara una suma, € 3.400 millones, que alarmó a British Airways. También al gobierno español, que acaba de frustrar la “desnacionalización” de Endesa. Hay una razón atendible: TPG es un fondo experto en compras apalancadas, no en operar aerolíneas.

Algunos analistas sospechan que podría estar interesada Lufthansa, una de las ex estatales más exitosa de la Unión Europea. Pero sus ejecutivos no quieren ni hablar del tema. Iberia empezó a privatizarse hace ocho años y mantuvo rentabilidad, mientras varias rivales europeas han ido a los tumbos. En particular, Alitalia y la difunta Swissair. Sin llegar a ser la segunda plaza turística del mundo, como imaginan en Madrid, España es un mercado en expansión cuya demanda supera a Sudamérica en conjunto. Pero las empresas de tarifa económica son una pesadilla: hace seis meses, Iberia cedió y tomó 20% de Clickair, una nueva operadora en esa franja. Algunos lo consideran un error.

La propia dispersión del paquete puede ser un obstáculo. Su mayor accionista individual, British Airways, controla apenas 10% y nunca se decidió a subir ese margen a 15%. La siguen dos entidades financieras, Caja de Madrid (9,6%) y Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (7,3%). Luego vienen Logista (6,5%) y la sociedad que administra empresas públicas (5,2%). El 60,7% restante está atomizado.

Su punto fuerte, sin duda, esté en las rutas entre España y América latina, con 19% del tráfico total. Después vienen AirFrance-KLM (17%), Trasportes Aèreos Portugueses (8%), BA (6%), Lufthansa (5,5%), la tambaleante Alitalia (4%) y Varig, ahora en manos de Gol (3,8%).

Este perfil ubica a Iberia entre las medianas que pueden quedar apretadas entre las grandes. Así les sucede ya a Austrian Airlines, Finnair y empresas de países como Polonia y los escandinavos. También juegan competidores de tarifas bajas, por ejemplo EasyJet. Por supuesto, Iberia ocupa un nicho relevante, el iberoamericano, aunque no tan rentable como el Atlántico norte o Asia-Pacífico.

Pero, inclusive en España, la compañía afronta una rival de bajo precio, Vueling, que también le saca tráfico transpirenaico. Hasta su escandaloso derrumbe –que puso en evidencia el déficit de contralor en la península- Air Madrid apuntaba al mismo negocio en el Río de la Plata.

No sorprendió a nadie que, hace una semana, Iberia abriese sus libros a compradores potenciales. Ni que Texas Pacific Group –que ha hecho ya oferta por Alitalia- figurase entre los primeros interesados y hasta adelantara una suma, € 3.400 millones, que alarmó a British Airways. También al gobierno español, que acaba de frustrar la “desnacionalización” de Endesa. Hay una razón atendible: TPG es un fondo experto en compras apalancadas, no en operar aerolíneas.

Algunos analistas sospechan que podría estar interesada Lufthansa, una de las ex estatales más exitosa de la Unión Europea. Pero sus ejecutivos no quieren ni hablar del tema. Iberia empezó a privatizarse hace ocho años y mantuvo rentabilidad, mientras varias rivales europeas han ido a los tumbos. En particular, Alitalia y la difunta Swissair. Sin llegar a ser la segunda plaza turística del mundo, como imaginan en Madrid, España es un mercado en expansión cuya demanda supera a Sudamérica en conjunto. Pero las empresas de tarifa económica son una pesadilla: hace seis meses, Iberia cedió y tomó 20% de Clickair, una nueva operadora en esa franja. Algunos lo consideran un error.

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