Hoy en día, Angola pesa en la geopolítica del petróleo

El productor del sudoeste africano acaba de ingresar a la Organización de países exportadores. A primera vista, no hay clima de negocios: es tan pobre como corrupto. Pero es una de las tres naciones petroleras de mayor empuje en el mundo.

22 marzo, 2007

De hecho, como exportador es uno de los tres países que crece a mayor ritmo. Exxon Mobil, Chevron, British Petroleum y otras han puesto miles de millones en los últimos diez años, empeñadas en localizar y extraer vastas reservas submarinas más allá de la plataforma epicontinental. Ahora, estos esfuerzos empiezan a dar fruto: Angola es la fuente de crudos para Estados Unidos que más se expande. Junto a Nigeria y vecinos menores –pero casi tan violentos- en el golfo de Guinea, va en vías de convertirse en prioridad para el abastecimiento de hidrocarburos al mayor importador del planeta.

En tres años, los productores de esta región aportarán uno de cada tres barriles adicionales de crudos extraídos en el globo. Hacia 2015, EE.UU. comprará ahí un cuarto de sus hidrocarburos, contra 15% este año. Las posibilidades angoleñas derivan de una serie de grandes hallazgos 150 kilómetros mar afuera. Por ende, la producción se ha decuplicado desde mediados de los años 70 y en 2006 sumaba 1.500.000 barriles diarios, que alcanzarán a dos millones en 2008 y a 2.600.000 en 2011. Esto equivale al total de Kuweit.

Angola es un trebejo relevante sobre el tablero geopolítico mundial. Hoy concita la rivalidad entre compañías occidentales, rusas y chinas. Beijing la ha definido como meta prioritaria, por lo cual ha desembolsado miles de millones en créditos, asistencia al desarrollo y bienestar social. Todo a cambio de tratamiento favorable en materia petrolera. El año pasado, Luanda superó a Saudiarabia como máximo proveedor de China.

Sin duda, Angola afronta severos retrasos en desarrollo. Las petroleras creen que este país (el doble de grande que Tejas) puede ser una de las últimas áreas vírgenes del mundo. Por ello, luego de que Ente nazionale idrocarburi (ENI) cotizara en US$ 900 millones una franja marina, la alianza china Sinopec/Sinangol ofreció 2.200 millones por dos bloques contiguos. Pero, en general, las firmas occidentales son más cautas, dada la falta de transparencia y una historia de venalidad típicamente africanas.

Esta nación sufrió una guerra civil de 27 años (1975/2002), en realidad librada por la Unión Soviética (mediante Cuba) y EE.UU., que actuaba a través de guerrillas apoyadas desde el Congo y –mientras duró- el régimen racista sudafricano. Terminada la lucha, el partido gobernante envió de regreso a los cubanos y abandonó su peculiar cuño de marxismo. Las elecciones han sido desde entonces pospuestas varias veces y ahora se programan recién para 2009.

El presidente vitalicio, José Edoardo dos Santos, no parece interesado en mejorar los deplorables índices sociales y éticos, aunque sí los económicos. Como sucede en Nigeria, a las petroleras no les importa demasiado. No existen, pues, garantías de que los productores africanos sean más estables que muchos de Levante. Para los importadores, depender de áreas tan volátiles es un problema… creado por las potencias coloniales a partir del congreso de Berlín (1885). Primero, se repartieron arbitrariamente gran parte de África. Después, la descolonizaron de la forma más cómoda y absurda, congelando los límites dibujados entre esa fecha y 1919.

Surgieron así “países” interiormente étnicamente tan anárquicos como Nigeria, Congo-Kinshasa, Angola, Zimbabwe o Sudán. Este proceso dista de haberse zanjado. Al mismo tiempo, la oferta global de hidrocarburos tiende a concentrarse en regional inestables. En diez años, apenas quince productores representarán 70% del total, contra 55 en la actualidad.

De hecho, como exportador es uno de los tres países que crece a mayor ritmo. Exxon Mobil, Chevron, British Petroleum y otras han puesto miles de millones en los últimos diez años, empeñadas en localizar y extraer vastas reservas submarinas más allá de la plataforma epicontinental. Ahora, estos esfuerzos empiezan a dar fruto: Angola es la fuente de crudos para Estados Unidos que más se expande. Junto a Nigeria y vecinos menores –pero casi tan violentos- en el golfo de Guinea, va en vías de convertirse en prioridad para el abastecimiento de hidrocarburos al mayor importador del planeta.

En tres años, los productores de esta región aportarán uno de cada tres barriles adicionales de crudos extraídos en el globo. Hacia 2015, EE.UU. comprará ahí un cuarto de sus hidrocarburos, contra 15% este año. Las posibilidades angoleñas derivan de una serie de grandes hallazgos 150 kilómetros mar afuera. Por ende, la producción se ha decuplicado desde mediados de los años 70 y en 2006 sumaba 1.500.000 barriles diarios, que alcanzarán a dos millones en 2008 y a 2.600.000 en 2011. Esto equivale al total de Kuweit.

Angola es un trebejo relevante sobre el tablero geopolítico mundial. Hoy concita la rivalidad entre compañías occidentales, rusas y chinas. Beijing la ha definido como meta prioritaria, por lo cual ha desembolsado miles de millones en créditos, asistencia al desarrollo y bienestar social. Todo a cambio de tratamiento favorable en materia petrolera. El año pasado, Luanda superó a Saudiarabia como máximo proveedor de China.

Sin duda, Angola afronta severos retrasos en desarrollo. Las petroleras creen que este país (el doble de grande que Tejas) puede ser una de las últimas áreas vírgenes del mundo. Por ello, luego de que Ente nazionale idrocarburi (ENI) cotizara en US$ 900 millones una franja marina, la alianza china Sinopec/Sinangol ofreció 2.200 millones por dos bloques contiguos. Pero, en general, las firmas occidentales son más cautas, dada la falta de transparencia y una historia de venalidad típicamente africanas.

Esta nación sufrió una guerra civil de 27 años (1975/2002), en realidad librada por la Unión Soviética (mediante Cuba) y EE.UU., que actuaba a través de guerrillas apoyadas desde el Congo y –mientras duró- el régimen racista sudafricano. Terminada la lucha, el partido gobernante envió de regreso a los cubanos y abandonó su peculiar cuño de marxismo. Las elecciones han sido desde entonces pospuestas varias veces y ahora se programan recién para 2009.

El presidente vitalicio, José Edoardo dos Santos, no parece interesado en mejorar los deplorables índices sociales y éticos, aunque sí los económicos. Como sucede en Nigeria, a las petroleras no les importa demasiado. No existen, pues, garantías de que los productores africanos sean más estables que muchos de Levante. Para los importadores, depender de áreas tan volátiles es un problema… creado por las potencias coloniales a partir del congreso de Berlín (1885). Primero, se repartieron arbitrariamente gran parte de África. Después, la descolonizaron de la forma más cómoda y absurda, congelando los límites dibujados entre esa fecha y 1919.

Surgieron así “países” interiormente étnicamente tan anárquicos como Nigeria, Congo-Kinshasa, Angola, Zimbabwe o Sudán. Este proceso dista de haberse zanjado. Al mismo tiempo, la oferta global de hidrocarburos tiende a concentrarse en regional inestables. En diez años, apenas quince productores representarán 70% del total, contra 55 en la actualidad.

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