Google, bajo presión de las autoridades
El gigante de Mountain View se ve doblemente cuestionado a ambas lados del Atlántico: por un lado las autoridades ponen la lupa en su política de privacidad y, por el otro, por sus presuntas prácticas anticompetitivas.
<p>Autoridades regulatorias en Estados Unidos y Europa cuestionan a Google por su política de privacidad y sus prácticas anticompetitivas. Hasta ahora la cosa no ha pasado a mayores –es decir, no han llegado a los tribunales- pero la presión sobre el gigante de los buscadores se empieza a sentir y mucho.</p>
<p>Google debe pelear en dos frentes: por un lado, debe defender la nueva política de privacidad unificada de la empresa y por el otro, los algoritmos de búsqueda que según algunos observadores benefician a sus propias compañías en detrimento de las rivales.</p>
<p>Este martes Google recibió una reprimenda de las autoridades europeas por haber fusionado información que guarda de usuarios cuando navegan logueados a su cuenta de Gmail sin darle al usuario posibilidad de escoger si quiere o no que esa información se almacene. Desde marzo, cuando se lanzó la nueva política de privacidad, que Google se vale de los datos que recopila de 60 sitios como Google+ o el sistema operativo Android, y los unifica para vender publicidad personalizada. Tras una investigación la Comisión Nacional de Informática, el organismo regulador de datos de Francia, dio a Google cuatro meses para revisar la política, concederle más control al usuario y dejar en claro cómo se usa la información que almacena en términos comerciales. En el resto de Europa, exigirán lo mismo.</p>
<p>Si Google sigue estos lineamientos, la cuestión podría judicializarse por violación de la privacidad. Por su parte, la empresa argumenta que necesita tiempo para procesar el informe y dar una respuesta.</p>
<p>Pero Google también enfrenta otros problemas. En Europa pero también en Estados Unidos ha sido acusada por organismos reguladores de abusar su posición como buscador para dirigir a los usuarios a sitios pertenecientes a la propia compañía, dándoles una posición privilegiada en los resultados. De avanzar y llegar a la justicia, la batalla legal sería de las mismas dimensiones que la que enfrentó Microsoft a finales de los noventa por su navegador Internet Explorer.</p>
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