GE promete descarbonizar procesos. El interrogante son los productos

GE se ha incorporado a la lista de compañías que prometen llegar a la categoría de carbono neutrales.

16 octubre, 2020

Neutralidad de carbono significa lograr un equilibrio entre emisión y absorción de carbono de la atmósfera y así lograr que la emisión sea cero. El anuncio del jueves fue un importante paso adelante para el gigante tecnológico aunque hubo quien argumentó que su promesa fue suficiente. De cualquier modo, es un interesante caso de estudio que muestra cuán complicado va a ser descarbonizar la economía.

Del lado positivo, el hecho que GE fije su plazo en 2030 es alentador. Cuando las empresas dicen que van a lograr el status de carbono neutrales para 2050, hablan de “una meta que prácticamente carece de sentido”, dijo Paula DiPerna, asesora de CDP (siglas inglesas para Carbon Disclosure Project). Pero una meta a diez años debería caer dentro de las expectativas del actual directorio, lo que facilita la posibilidad de responsabilizar al actual liderazgo si no se logra, agregó.

También hay que mencionar que GE está trabajando para reducir sus emisiones directas y proyecta desprenderse de Baker Hughes, su compañía de gas y petróleo y también de su cartera de carbón. Otra cosa digna de mención es que como las turbinas de avión y las turbinas de gas siguen siendo importantes líneas de negocios para GE, muchos dicen que la empresa no está avanzando tanto como debería.

La promesa de GE se concentra solamente en los gases de invernadero que pone en la atmósferá con sus propias operaciones y en la energía que compra (conocidas en el negocio como emisiones de rango 1 y rango 2). No comprende las emisiones creadas por sus clientes cuando usan productos GE (emisiones de rango 3).

Reducir las emisiones de rango 1 y 2 es una parte importante de la preparación para aumentar los impuestos al carbono. El impuesto al carbono es una carga aplicada al contenido de carbono de los combustibles, generalmente en el transporte y el sector energético.También será importante mantener relaciones comerciales con los clientes en países como China, que han hecho sus propias promesas de recortar la emisión de carbono.

Pero ¿cuánto importan las reducciones del rango 1 y 2 si una compañía sigue construyendo productos diseñados específicamente para quemar más combustibles fósiles? ¿Es GE esencialmente diferente de la tan vapuleada compañía naviera noruega que emitió un bono verde el año pasado para construir barcos petroleros más eficientes?

Esto no quiere decir que GE no merezca ser elogiada por su avance. La misma compañía se apresuró a señalar que está desarrollando tecnología más eficiente que otras compañías ( las aerolíneas) podrán usar en sus planes de descarbonización.

También es importante recordar que ninguna empresa opera en el vacío y que las promesas voluntarias de mejorar las prácticas no reemplazan los cambios sistémicos que se necesitan para reducir el uso de combustibles fósiles. Porque, como dice el refrán, el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones.

Material basado en una nota titulada Europe meets resistance as it sets the rules of the ESG road, firmada por Gillian Tett, Billy Nauman, Patrick Temple-West, Andrew Edgecliffe-Johnson y Kristen Talman en el Financial Times del 16 de octubre 2020

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