Finalmente, Novartis abre negociaciones con Aventis

El grupo farmoquímico suizo Novartis anunció la apertura de negociaciones con el francés Aventis. Al parecer, añadirá 10% a los € 48.000 millones a la oferta hostil de Sanofi-Synthélabo. Pero todo quedó en la nada.

23 abril, 2004

Según comunicado de Novartis, “la junta directiva ha resuelto aceptar la invitación de su equivalente en Aventis a tratar condiciones para una potencial fusión de sus negocios. Resulta prematuro –apunta el texto- hablar de los términos de un eventual acuerdo”.

Esta movida aumenta presiones sobre Sanofi-Synthélabo, un grupo francoalemán más pequeño que Aventis, para elevar su propia oferta. Entretanto, algunos analistas en Londres creen que Novartis podría aumentar la suma tentativa (alrededor de € 53 millones), dado que es más grande y una fusión le significará importantes recortes de costos.

La decisión de los hélvetas se da en un marco político complejo. El gobierno francés admite que no puede bloquear por decreto la operación, pues se lo impiden leyes de la Unión Europea. Pero cabildea en favor de Sanofi y, se teme, llegaría inclusive a “subsidiarle” una nueva oferta, más alta.

Novartis había puesto como condición que París se mantuviera neutral, algo que dos ministros del nuevo gabinete estaban dispuestos a hacer. Pero, esta misma semana, otros dos decían que eso era imposible. Jean-Pierre Raffarin, el “premier” que sigue en el cargo tras el desastre electoral de la derecha, se apoya en una ley nacional (seguridad y salud) que ampara a las vacunas de Aventis.

Los suizos no descartan que el gobierno acuda a la justicia para frustrar una eventual fusión que crearía el segundo grupo del mundo (después de la norteamericana Pfizer). Por supuesto, Novartis cuenta con el “argumento europeo” para defenderse. Sin embargo, Suiza no está en la UE y esa es buena arma para los franceses. De un modo u otro, la suerte de cualquier recurso jurídico dependerá de la Comisión y la Corte europeas.

Aventis le dio la bienvenida a Novartis, mientras profundizaba su propio “lobby” político. En cuanto a Sanofi, no ha querido formular comentarios, aunque la fusión N-A podría dejarla expuesta a una toma por parte de terceros. Al respecto, la firma nunca negó que su oferta hostil sobre Aventis era una reacción preventiva, para evitar que Pfizer o GlaxoSmithKilne (Gran Bretaña) la copen. Por fin, queda otra clave política: si Jacques Chirac no puede sostener a Raffarin, tal vez un futuro gabinete caiga en manos socialistas, más remisas a “desnacionalizaciones”.

Según comunicado de Novartis, “la junta directiva ha resuelto aceptar la invitación de su equivalente en Aventis a tratar condiciones para una potencial fusión de sus negocios. Resulta prematuro –apunta el texto- hablar de los términos de un eventual acuerdo”.

Esta movida aumenta presiones sobre Sanofi-Synthélabo, un grupo francoalemán más pequeño que Aventis, para elevar su propia oferta. Entretanto, algunos analistas en Londres creen que Novartis podría aumentar la suma tentativa (alrededor de € 53 millones), dado que es más grande y una fusión le significará importantes recortes de costos.

La decisión de los hélvetas se da en un marco político complejo. El gobierno francés admite que no puede bloquear por decreto la operación, pues se lo impiden leyes de la Unión Europea. Pero cabildea en favor de Sanofi y, se teme, llegaría inclusive a “subsidiarle” una nueva oferta, más alta.

Novartis había puesto como condición que París se mantuviera neutral, algo que dos ministros del nuevo gabinete estaban dispuestos a hacer. Pero, esta misma semana, otros dos decían que eso era imposible. Jean-Pierre Raffarin, el “premier” que sigue en el cargo tras el desastre electoral de la derecha, se apoya en una ley nacional (seguridad y salud) que ampara a las vacunas de Aventis.

Los suizos no descartan que el gobierno acuda a la justicia para frustrar una eventual fusión que crearía el segundo grupo del mundo (después de la norteamericana Pfizer). Por supuesto, Novartis cuenta con el “argumento europeo” para defenderse. Sin embargo, Suiza no está en la UE y esa es buena arma para los franceses. De un modo u otro, la suerte de cualquier recurso jurídico dependerá de la Comisión y la Corte europeas.

Aventis le dio la bienvenida a Novartis, mientras profundizaba su propio “lobby” político. En cuanto a Sanofi, no ha querido formular comentarios, aunque la fusión N-A podría dejarla expuesta a una toma por parte de terceros. Al respecto, la firma nunca negó que su oferta hostil sobre Aventis era una reacción preventiva, para evitar que Pfizer o GlaxoSmithKilne (Gran Bretaña) la copen. Por fin, queda otra clave política: si Jacques Chirac no puede sostener a Raffarin, tal vez un futuro gabinete caiga en manos socialistas, más remisas a “desnacionalizaciones”.

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