El presidente de Royal/Dutch Shell forzado a renunciar
A menos de dos meses del anuncio de una fuerte reducción (20%) de las reservas, los accionistas del grupo petrolero anglo-holandés obtuvieron la renuncia del presidente, Philip Watts y del jefe de la unidad de exploración y producción.
La sobrevaloración de las reservas costó el puesto a Philip Watts
y Walter van de Vivier, quienes en el día de ayer hicieron públicas
sus renuncias. Watts (58) había prometido mantenerse en la presidencia
hasta el momento de su jubilación, en junio de 2005, y se había
negado reiteradamente a abandonar el cargo pese a la presión de los accionistas.
Pero el empujón final vino de una comisión de auditoría interna
que aconsejó cambios en la administración del directorio.
El sucesor de Watts será un holandés por primera vez desde 1997.
Se trata de Jeroen van der Veer, de 57 años, jefe de la rama holandesa
de la compañía.
Los accionistas reclamaban la renuncia de Watts desde enero, cuando la compañía
anunció que había sobrevaluado sus reservas de crudo y gas en 3.900
millones de barriles, 20% del total estimado originalmente. La noticia provocó
el desplome de las acciones y una pérdida de 12.000 millones de euros de
capitalización bursátil.
Los analistas señalaron ayer que la dimisión de Watts era una decisión
lógica tras la crisis desatada por el error en la estimación en
las reservas que afecta a los yacimientos de Nigeria y Australia, Kazajstán,
Noruega y Omán y que ha abierto serias dudas sobre la gestión de
la tercera petrolera del mundo.
El ahora ex presidente entró en Shell en 1969 y estuvo a cargo de la unidad
exploración y producción entre 1997 y 2001 cuando se establecieron
algunas de las reservas ahora revisadas a la baja.
Durante la gestión de Watts, Shell no logró sus objetivos de crecimiento
y las acciones han perdido posiciones con respecto a las de sus competidores BP
y Exxon Mobil. El ex presidente fue responsable asimismo de multimillonarios contratos
para asegurarse futuros suministros. En 2003 decidió gastar € 4.800
millones en una planta de gas natural en Qatar. También el año pasado,
Shell y su socio Total se convirtieron en las únicas firmas occidentales
en lograr un acuerdo con Arabia Saudita para buscar gas en ese país, que
es el mayor exportador de crudo.
Shell anunció recientemente sus resultados para la totalidad de su ejercicio
fiscal 2003 en el que logró un beneficio neto de US$ 11.701 millones, €
9.320 millones, 27% más que el año anterior. El aumento récord
se debió en gran parte a los altos precios del petróleo durante
el pasado año. En el cuarto trimestre Shell sufrió una caída
de 33% en sus beneficios (€ 1.520 millones), tras una carga extraordinaria
de € 800 millones por venta de activos. La compañía dijo que
la producción de gas y petróleo se mantendrá estable este
año y que se reducirá 2% en 2005.
El mercado reaccionó positivamente a la noticia de las renuncias y las
acciones de Shell subieron ayer 3%. Sin embargo, algunos inversores señalaron
que la mejora podría no durar porque subsisten las dudas sobre la gestión
de Shell y la forma en que la compañía ha manejado la crisis.
La sobrevaloración de las reservas costó el puesto a Philip Watts
y Walter van de Vivier, quienes en el día de ayer hicieron públicas
sus renuncias. Watts (58) había prometido mantenerse en la presidencia
hasta el momento de su jubilación, en junio de 2005, y se había
negado reiteradamente a abandonar el cargo pese a la presión de los accionistas.
Pero el empujón final vino de una comisión de auditoría interna
que aconsejó cambios en la administración del directorio.
El sucesor de Watts será un holandés por primera vez desde 1997.
Se trata de Jeroen van der Veer, de 57 años, jefe de la rama holandesa
de la compañía.
Los accionistas reclamaban la renuncia de Watts desde enero, cuando la compañía
anunció que había sobrevaluado sus reservas de crudo y gas en 3.900
millones de barriles, 20% del total estimado originalmente. La noticia provocó
el desplome de las acciones y una pérdida de 12.000 millones de euros de
capitalización bursátil.
Los analistas señalaron ayer que la dimisión de Watts era una decisión
lógica tras la crisis desatada por el error en la estimación en
las reservas que afecta a los yacimientos de Nigeria y Australia, Kazajstán,
Noruega y Omán y que ha abierto serias dudas sobre la gestión de
la tercera petrolera del mundo.
El ahora ex presidente entró en Shell en 1969 y estuvo a cargo de la unidad
exploración y producción entre 1997 y 2001 cuando se establecieron
algunas de las reservas ahora revisadas a la baja.
Durante la gestión de Watts, Shell no logró sus objetivos de crecimiento
y las acciones han perdido posiciones con respecto a las de sus competidores BP
y Exxon Mobil. El ex presidente fue responsable asimismo de multimillonarios contratos
para asegurarse futuros suministros. En 2003 decidió gastar € 4.800
millones en una planta de gas natural en Qatar. También el año pasado,
Shell y su socio Total se convirtieron en las únicas firmas occidentales
en lograr un acuerdo con Arabia Saudita para buscar gas en ese país, que
es el mayor exportador de crudo.
Shell anunció recientemente sus resultados para la totalidad de su ejercicio
fiscal 2003 en el que logró un beneficio neto de US$ 11.701 millones, €
9.320 millones, 27% más que el año anterior. El aumento récord
se debió en gran parte a los altos precios del petróleo durante
el pasado año. En el cuarto trimestre Shell sufrió una caída
de 33% en sus beneficios (€ 1.520 millones), tras una carga extraordinaria
de € 800 millones por venta de activos. La compañía dijo que
la producción de gas y petróleo se mantendrá estable este
año y que se reducirá 2% en 2005.
El mercado reaccionó positivamente a la noticia de las renuncias y las
acciones de Shell subieron ayer 3%. Sin embargo, algunos inversores señalaron
que la mejora podría no durar porque subsisten las dudas sobre la gestión
de Shell y la forma en que la compañía ha manejado la crisis.
