Diputados en EE.UU. tratan de recortar incentivos petroleros

Con idea de revocar miles de millones en regalos del gobierno a las compañías de hidrocarburos, la cámara baja pasó una medida para obligarlas a negociar más de mil arriendos en el golfo de Méjico. La votaron legisladores de ambos partidos.

22 mayo, 2006

En efecto, 252 apoyaron la reformas, contra sólo 165 en favor. Muchos republicanos desoyeron recomendaciones de sus propios líderes, muy influidos por el cabildeo de las grandes empresas y sus gestores en Washington. En esencia, el vicepresidente Richard Cheney.

El objeto de la nueva medida es impedir que las compañías eludan no menos de US$ 7.000 millones anuales en pagos al gobierno federal durante el quinquenio fiscal 2007/11. Se trata de regalías sobre petróleo o gas extraídos en aguas de propiedad pública en el litoral de Tejas y Luisiana.

Docenas de republicanos, ya presionados por sus votantes en relación con los altos precios de la nafta, se sumaron a los demócratas. Obviamente, en año de elecciones parlamentarias, muchos legisladores no quieren perder bancas. Por ende, 85 oficialistas sostuvieron una cláusula que debe añadirse a los presupuestos futuros para el departamento de Interior. Ésta pasa ahora al senado, donde los “lobbies” pesan menos.

Naturalmente, las empresas armarán una dura oposición, para lo cual dinero les sobra. Pero los demócratas demostraron, en la cámara de representantes, que el negocio se queda con fondos de los contribuyentes pero, al mismo tiempo, les cobra precios astronómicos por combustibles. Sus utilidades de 2005 y el primer trimestre de 2006 no cesan de batir récords y, por ende, mal pueden seguir reclamando incentivos para producir.

Casi sin argumentos, los jefes de la bancada republicana sólo atinaron a recordar que el gobierno no tiene derecho a replantear arriendos firmados, hace varios años –cuando los precios eran bajos-, sobre explotaciones mar afuera. Pero varios diputadores les recordaron que una cantidad apreciable de ex legisladores de ambos estados costeros se retiraron millonarios, merced a la generosidad de las compañías.

Los malos momentos para el negocio no acabaron ahí. En otra votación, 279 contra 141 rechazaron una cláusula que habría levantado la veda de veinticinco años sobre operaciones en aguas fuera del golfo. Una tercera votación (217 versus 203) permitió prolongar la prohibición de explotar gas natural en los litorales atlántico y pacífico. Las tres derrotas sorprendieron a los congresistas allegados el “lobby” petrolero y todas resultan de una sensacional denuncia publicada hace tres meses en el “New York times”: en los próximos cinco años, las empresas dejarán de pagar US$ 65.000 millones en regalías por todas sus explotaciones en el golfo de Méjico.

Esa bonanza deriva en parte de un tremendo error de cálculo (algunos lo
definen en términos menos elegantes) atinente a ese millar de arriendos, cometido en 1998-9, cuando el presidente era William Clinton. Luego, George W.Bush amplió los beneficios. En teoría, los incentivos debieron dejarse de pagar una vez que los crudos tejanos intermedios hubiesen pasado de US$ 34 el barril y el gas natural de cuatro dólares por cada mil metros cúbicos. Por motivos hoy bajo investigación, Interior omitió hacerlo sobre aquellos arriendos, en tanto ofrecía otra rebaja de regalías para pozos muy hondos en aguas de escasa profundidad.

En efecto, 252 apoyaron la reformas, contra sólo 165 en favor. Muchos republicanos desoyeron recomendaciones de sus propios líderes, muy influidos por el cabildeo de las grandes empresas y sus gestores en Washington. En esencia, el vicepresidente Richard Cheney.

El objeto de la nueva medida es impedir que las compañías eludan no menos de US$ 7.000 millones anuales en pagos al gobierno federal durante el quinquenio fiscal 2007/11. Se trata de regalías sobre petróleo o gas extraídos en aguas de propiedad pública en el litoral de Tejas y Luisiana.

Docenas de republicanos, ya presionados por sus votantes en relación con los altos precios de la nafta, se sumaron a los demócratas. Obviamente, en año de elecciones parlamentarias, muchos legisladores no quieren perder bancas. Por ende, 85 oficialistas sostuvieron una cláusula que debe añadirse a los presupuestos futuros para el departamento de Interior. Ésta pasa ahora al senado, donde los “lobbies” pesan menos.

Naturalmente, las empresas armarán una dura oposición, para lo cual dinero les sobra. Pero los demócratas demostraron, en la cámara de representantes, que el negocio se queda con fondos de los contribuyentes pero, al mismo tiempo, les cobra precios astronómicos por combustibles. Sus utilidades de 2005 y el primer trimestre de 2006 no cesan de batir récords y, por ende, mal pueden seguir reclamando incentivos para producir.

Casi sin argumentos, los jefes de la bancada republicana sólo atinaron a recordar que el gobierno no tiene derecho a replantear arriendos firmados, hace varios años –cuando los precios eran bajos-, sobre explotaciones mar afuera. Pero varios diputadores les recordaron que una cantidad apreciable de ex legisladores de ambos estados costeros se retiraron millonarios, merced a la generosidad de las compañías.

Los malos momentos para el negocio no acabaron ahí. En otra votación, 279 contra 141 rechazaron una cláusula que habría levantado la veda de veinticinco años sobre operaciones en aguas fuera del golfo. Una tercera votación (217 versus 203) permitió prolongar la prohibición de explotar gas natural en los litorales atlántico y pacífico. Las tres derrotas sorprendieron a los congresistas allegados el “lobby” petrolero y todas resultan de una sensacional denuncia publicada hace tres meses en el “New York times”: en los próximos cinco años, las empresas dejarán de pagar US$ 65.000 millones en regalías por todas sus explotaciones en el golfo de Méjico.

Esa bonanza deriva en parte de un tremendo error de cálculo (algunos lo
definen en términos menos elegantes) atinente a ese millar de arriendos, cometido en 1998-9, cuando el presidente era William Clinton. Luego, George W.Bush amplió los beneficios. En teoría, los incentivos debieron dejarse de pagar una vez que los crudos tejanos intermedios hubiesen pasado de US$ 34 el barril y el gas natural de cuatro dólares por cada mil metros cúbicos. Por motivos hoy bajo investigación, Interior omitió hacerlo sobre aquellos arriendos, en tanto ofrecía otra rebaja de regalías para pozos muy hondos en aguas de escasa profundidad.

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