Delta Air Lines, una mala señal para todo el negocio
La aerolínea reveló pérdidas trimestrales netas superiores a las esperadas: US$ 1.960 millones. Esto deriva de una rebaja tarifaria, el alza de combustibles e, irónicamente, el aumento de pasajeros. Tres factores compartidos con otras firmas.
Un tráfico que logró los mejores niveles desde mediados de 2000 no logró compensar resultados financieros poco tranquilizadores. Por supuesto, el aumento de combustibles (54% durante el primer semestre) fue clave, al combinarse con la mayor actividad de la flota.
No obstante, la compañía aclaró que contaba con US$ 2.300 millones en caja y seguía identificando áreas aptas para recortar costos. Aun teniendo en cuenta un cargo –no en efectivo-, la diferencia con el II trimestre de 2003 (había dado US$ 184 millones de ganancia, en parte por una ayuda financiera federal con carácter extraordinario) es considerable.
Aquel cargo contable asciende a US$ 1.650 millones, de los cuales 1.530 millones por pagos diferidos. “Estos resultados confirman la urgente necesidad de una nueva transformación y, ahora, los accionistas deben participar”, señaló Gerald Grinstein, director ejecutivo de la empresa. Lo malo de todo esto es que hace prever un III trimestre poco favorable para las mayores aerolíneas norteamericanas.
Según un informe de Union des Banques Suisses, el sector podría cerrar el lapso julio-septiembre con US$ 550 millones de pérdida conjunta. Hace justo un año, eran US$ 1.200 y la culpa se les endilgó a la guerra en Irak y el síndrome respiratorio agudo (SRS). El otro factor es que, este año, no se prevén aportes de la Tesorería para sacar de apuros al negocio.
Delta afronta desde hace un tiempo más competencia en la costa oriental de Estados Unidos. Las transportadoras a descuento y gigantes como American Airlines (AMR) y United Airlines (UAL) han ingresado a un terreno que Delta solía dominar. Sea como fuere, este año ni siquiera las aerolíneas de tarifa baja eludirán números adversos en su contabilidad.
La proyección para todo 2004 de JP Morgan prevé pérdidas totales próximas a los US$ 3.000 millones. Eso representaría 76,5% sobre la estimación anterior.
Un tráfico que logró los mejores niveles desde mediados de 2000 no logró compensar resultados financieros poco tranquilizadores. Por supuesto, el aumento de combustibles (54% durante el primer semestre) fue clave, al combinarse con la mayor actividad de la flota.
No obstante, la compañía aclaró que contaba con US$ 2.300 millones en caja y seguía identificando áreas aptas para recortar costos. Aun teniendo en cuenta un cargo –no en efectivo-, la diferencia con el II trimestre de 2003 (había dado US$ 184 millones de ganancia, en parte por una ayuda financiera federal con carácter extraordinario) es considerable.
Aquel cargo contable asciende a US$ 1.650 millones, de los cuales 1.530 millones por pagos diferidos. “Estos resultados confirman la urgente necesidad de una nueva transformación y, ahora, los accionistas deben participar”, señaló Gerald Grinstein, director ejecutivo de la empresa. Lo malo de todo esto es que hace prever un III trimestre poco favorable para las mayores aerolíneas norteamericanas.
Según un informe de Union des Banques Suisses, el sector podría cerrar el lapso julio-septiembre con US$ 550 millones de pérdida conjunta. Hace justo un año, eran US$ 1.200 y la culpa se les endilgó a la guerra en Irak y el síndrome respiratorio agudo (SRS). El otro factor es que, este año, no se prevén aportes de la Tesorería para sacar de apuros al negocio.
Delta afronta desde hace un tiempo más competencia en la costa oriental de Estados Unidos. Las transportadoras a descuento y gigantes como American Airlines (AMR) y United Airlines (UAL) han ingresado a un terreno que Delta solía dominar. Sea como fuere, este año ni siquiera las aerolíneas de tarifa baja eludirán números adversos en su contabilidad.
La proyección para todo 2004 de JP Morgan prevé pérdidas totales próximas a los US$ 3.000 millones. Eso representaría 76,5% sobre la estimación anterior.
