DaimlerChrysler y el inconstante Dieter Zetsche

En septiembre, Chrysler Group era intocable. A mediados de enero, la venta ya no se descartaba en forma tajante. Ahora, parece, Zetsche quiere sacarse de encima el fallido socio y volver a Daimler-Benz. Pero ¿sobrevivirá como ejecutivo?

20 febrero, 2007

Hace poco más de cinco meses, en efecto, DC confesó que las utilidades del año cederían. En aquel momento, algunos analistas le preguntaron a Zetsche si pensaba vender Chrysler Group y el ex ingeniero de Mercedes replicó: “simplemente, no”. En enero, cuando ya se esperaban pérdidas anuales, ese terminante no pasó a “quizás”.

Ahora, la compañía alemana contempla una venta o, si no, una alianza. Aunque con un socio que padece problemas propios, General Motors, y no sea recomendado por nadie en el mundillo especializado dentro o fuera de Detroit.

Daimler, por cierto, prepara junto a banqueros los detalles instrumentales y operativos de una venta. Entre ellos, el precio de activos que, en 1998 (cuando se celebró el malhadado casamiento) valían US$ 36.000 millones y hoy no pasan de 6.000 millones. En síntesis, aumentan las posibilidades de que Chrysler Group sea subastado en cuestión de meses (o semanas).

La empresa ha recibido manifestaciones de interés desde varias partes del globo, aunque no quiere identificarlas. Seguramente -presume “Automotive news”- porque Zesche y el director de CG, Tommaso LaSorda, quieren negociar por lo menos buenos paquetes jubilatorios. “Saben que no tienen futuro y los accionistas alemanes les caerán encima con todo”, señala la publicación sectorial.

Pero el valor de CG dista de estar claro. Tomando la capitalización bursátil al viernes 16, rondaría US$ 6.400 millones, nivel que alrededor de Zetsche fijan en una cota desmedida, 13.000 millones. Este precio surge no de datos reales sino del propio presidente ejecutivo, prendado de su labor al frente de CG (2000/5), cuando echó 40.000 personas y transformó la compañía, aunque en forma efímera. En otras palabras, Zetsche y sus exagerados bigotes miran al pasado.

Mientras tanto, directivos de Daimler en Stuttgart están persuadidos de que es preciso vender Chrysler o transpasarla como división independiente a sus propios accionistas. Se ignora si éstos aceptarían pero, de cualquier manera, Daimler ya no puede intentar otra restructuración (Zetsche quiere cerrar plantas y despedir 13.000 personas). Hasta no hace mucho, el CEO y LaSorda se aferraban a sus propias convicciones sobre potencial a largo plazo de Chrysler. “Vamos en la dirección correcta”, insistían en junio, septiembre y diciembre. Los números decían otra cosa, aun sin llegar a los extremos de GM en 2005 ni Ford en 2006.

Al cabo, el cuarto trimestre deparó US$ 1.575 millones en rojo. “Es una cifra absolutamente inaceptable”, dijo Zetsche, como si no tuviera que ver con ella, tal vez apostando a que LaSorda cargase con las culpas. Hasta que, a principios de febrero, el director financiero Bodo Über –tras largo silencio- no quiso negar las versiones sobre venta de CG.

Ya cerca de marzo, el panorama sigue confuso. La opciòn de GM presenta contradicciones difíciles de salvar. Carece de sentido asociarse para diseñar nuevos utilitarios deportivos, categoría de alto precio cuyo fracaso golpeó a GM en 2005 y a Ford en 2006. No sólo en Estados Unidos-Canadá.

Hace poco más de cinco meses, en efecto, DC confesó que las utilidades del año cederían. En aquel momento, algunos analistas le preguntaron a Zetsche si pensaba vender Chrysler Group y el ex ingeniero de Mercedes replicó: “simplemente, no”. En enero, cuando ya se esperaban pérdidas anuales, ese terminante no pasó a “quizás”.

Ahora, la compañía alemana contempla una venta o, si no, una alianza. Aunque con un socio que padece problemas propios, General Motors, y no sea recomendado por nadie en el mundillo especializado dentro o fuera de Detroit.

Daimler, por cierto, prepara junto a banqueros los detalles instrumentales y operativos de una venta. Entre ellos, el precio de activos que, en 1998 (cuando se celebró el malhadado casamiento) valían US$ 36.000 millones y hoy no pasan de 6.000 millones. En síntesis, aumentan las posibilidades de que Chrysler Group sea subastado en cuestión de meses (o semanas).

La empresa ha recibido manifestaciones de interés desde varias partes del globo, aunque no quiere identificarlas. Seguramente -presume “Automotive news”- porque Zesche y el director de CG, Tommaso LaSorda, quieren negociar por lo menos buenos paquetes jubilatorios. “Saben que no tienen futuro y los accionistas alemanes les caerán encima con todo”, señala la publicación sectorial.

Pero el valor de CG dista de estar claro. Tomando la capitalización bursátil al viernes 16, rondaría US$ 6.400 millones, nivel que alrededor de Zetsche fijan en una cota desmedida, 13.000 millones. Este precio surge no de datos reales sino del propio presidente ejecutivo, prendado de su labor al frente de CG (2000/5), cuando echó 40.000 personas y transformó la compañía, aunque en forma efímera. En otras palabras, Zetsche y sus exagerados bigotes miran al pasado.

Mientras tanto, directivos de Daimler en Stuttgart están persuadidos de que es preciso vender Chrysler o transpasarla como división independiente a sus propios accionistas. Se ignora si éstos aceptarían pero, de cualquier manera, Daimler ya no puede intentar otra restructuración (Zetsche quiere cerrar plantas y despedir 13.000 personas). Hasta no hace mucho, el CEO y LaSorda se aferraban a sus propias convicciones sobre potencial a largo plazo de Chrysler. “Vamos en la dirección correcta”, insistían en junio, septiembre y diciembre. Los números decían otra cosa, aun sin llegar a los extremos de GM en 2005 ni Ford en 2006.

Al cabo, el cuarto trimestre deparó US$ 1.575 millones en rojo. “Es una cifra absolutamente inaceptable”, dijo Zetsche, como si no tuviera que ver con ella, tal vez apostando a que LaSorda cargase con las culpas. Hasta que, a principios de febrero, el director financiero Bodo Über –tras largo silencio- no quiso negar las versiones sobre venta de CG.

Ya cerca de marzo, el panorama sigue confuso. La opciòn de GM presenta contradicciones difíciles de salvar. Carece de sentido asociarse para diseñar nuevos utilitarios deportivos, categoría de alto precio cuyo fracaso golpeó a GM en 2005 y a Ford en 2006. No sólo en Estados Unidos-Canadá.

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