Créditos por US$ 17.400 millones a automotrices, con la parte del león para GM
Antes de lo supuesto, se anunció que Detroit será auxiliada por préstamos de emergencia. No US$ 15.000, sino 17.400 millones (13.400 millones a General Motors). Pero deberán restructurar pasivos y bajar salarios durante el curso de 2009.
20 diciembre, 2008
No es la “bancarrota gestionada” que muchos analistas preveían. Pero si el planteo de los cinco senadores republicanos que formaron un bloque antiindustrial y hundieron días atrás el esquema aprobado por los diputados demócratas. Ahora, la Casa Blanca sostiene que este “minipaquete” (menos de un tercio de lo inyectado a Citibank) pretende mantener en operaciones la actividad, mientras pasa la recesión en Estados Unidos y otras economías centrales.
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<p>Los republicanos duros impusieron su plan porque una inminente crisis de caja amenazaba con quebrar a GM y Chrysler (Cerberus Capital Management). A su vez, resultado de graves errores estratégicos cometidos por ambas conducciones y, en parte, también la de Ford Motor. De hecho, podría rodar la cabeza de Richard Wagoner, director ejecutivo de GM. </p>
<p>Como se sabía, los fondos provendrán del programa para encarar activos en problemas (TARP en inglés). Se trata del megarrescate por US$ 694.000 millones originalmente destinados a bancos en apuros. En primera instancia, se inyectará US$ 13.400 millones en GM. Un adicional de US$ 4.000 millones estará disponible en febrero –se supone que para Chrysler), según marchen los ajustes a iniciarse el lunes. Por supuesto, las decisiones quedarán en órbita del próximo gobierno (y el nuevo congreso). </p>
<p>Si bien Bush no nombrará un árbitro para supervisar las empresas, como querían los senadores duros, habrá tragos amargos. Uno, la anulación de convenios y la rebaja de escalas salariales, para competir en el país con Toyota –líder mundial- y otras compañías que actúan en zonas sin cobertura gremial. </p>
<p>A fin de 2009, los costos laborales de ambos grupos deberán haberse compatibilizado con los ajenos a Detroit. Esto puede significar la disolución de la hasta hoy poderosa Union of Auto Workers. El otro punto difícil es que las compañìas sean de nuevo financieramente viables y puedan restituir esas sumas al estado. Ello las forzará a renegociar deudas y otros compromisos pendientes. </p>
<p>Naturalmente, las reacciones sindicales y políticas son tempestuosas. Por de pronto, gente de la UAW proyecta reunirse con legisladores demócratas afines. Su idea es simple: esperar el recambio de autoridades ejecutivas y legislativas para replantear los aspectos más conflictivos y antisociales de un paquete atado con apuro por Henry Paulson, secretario de hacienda muy poco afín a la industria. Por oro costado, los ecologistas critican ya la eliminación del tema combustibles fósiles en la propuesta de Washington. </p>