Contra Mittal, Arcelor acepta a Syevershtal. Los hindúes resisten

La mayor pelea en la siderurgia mundial amenaza constituir el próximo frente geopolítico para las ambiciones rusas de dominar el abasto de insumos primarios. La culpa será de una compañía luxemburguesa. Pero los hindúes no se rinden.

29 mayo, 2006

Con la idea de frustrar los planes de Lakshmí Mittal –maneja desde Amsterdam la mayor acería del globo-, Arcelor (en Argentina controla Acíndar) reveló haber convenido incorporar la mayoría de OAO Syevershtal, la siderúrgica más grande Rusia. Dos días después, repuesta de la sorpresa, Mittal Steel planea una “guerra de guerrillas”.

La decisión de Arcelor implicará entregar a Alyexyéi Mordashov (dueño ostensible de la firma) casi un tercio del paquete. Ocurre que este magnate es , casi un testaferro del presidente Vladyímir Putin. Mordashov -que tiene 89,6% de la empresa rusa y parte de la italiana Lucchioni- pagará además € 1.250 millones (US$ 1.600 millones) a cambio de 32% de Arcelor. El pacto cotiza en € 44 la acción de Arcelor, o sea una prima de 37% sobre el precio de cierre al viernes 26, algo menos que la ofrecida por Mittal (38,8%).

El presidente Joseph Kinsch y el director ejecutivo Guy Dolle, arietes contra Mittal, retendrán los cargos. A su vez, Mordashov pasará a ser presidente de junta, con derecho a nombrar seis de sus dieciocho vocales. La futura Arcelor será primera en el mundo, con € 46.000 millones (US$ 57.500 millones) en entradas anuales y 70 millones de toneladas métricas de producción. Quedará a la cabeza en Europa occidental, Rusia y Sudamérica más una buena posición en Norteamérica.

Si la batalla involucra tres contendientes, su desenlace será diverso. Hasta el momento, la líder mundial es Mittal Steel, con 60 millones de toneladas métricas anuales. Siguen Arcelor (53 millones), Nippon Steel (33 millones), Posco, JFE Steel (30 millones cada una) y Baosteel (23 millones). Si los hindúes ganasen la luxemburguesa, continuarían al frente con 113 millones de toneladas. Si, por el contrario, Arcelor se sale con la suya, su unión con Syevershtal representaría bastante menos: 70 millones.

Por supuesto, Aditya Mittal –hijo de Lakshmí y director financiero de la firma- criticó la movida de Arcelor “Servirá intereses personales del management –sostuvo-, no los de los accionistas e inversores”. Los Mittal no están solos: algunos gobiernos de la Unión Europea ven mal la opción. Algunos puntualizan el racismo mostrado por los directivos de Arcelor. Otros van más allá: “Corren el riesgo de promover una Gazprom en el sector siderúrgico”, sostenían altos funcionarios alemanes, checos y escandinavos.

En realidad, tras consultar reservadamente con Bruselas (Comisión Europea) y tres miembros de la Unión Europea, los Mittal se han lanzado a armar la resistencia junto con accionistas independientes de Arcelor. Su instrumento es nadie menos que Goldman Sachs, que acaba de distribuir entre ese grupo el borrador de una carta, exigiendo una asamblea extraordinaria, para que todos los accionistas –no sólo los “oficialistas”- opinen al respecto de la opción rusa.

El lunes, aún no había convencido al 20% requerido para convocar esa asamblea. “La decisión de firmar con los rusos, a menos que se opongan los accionistas, no es correcta si no se llama a asamblea general extraordinaria”, sostiene el documento. Propone, en cambio, “un proceso de aprobación basada en mayoría absoluta, es decir dos tercios de los presentes o los representados” (según es norma en la UE). Por su parte, Syevershtal obtuvo la autorización del gobierno moscovita para seguir adelante con la fusión.

Con la idea de frustrar los planes de Lakshmí Mittal –maneja desde Amsterdam la mayor acería del globo-, Arcelor (en Argentina controla Acíndar) reveló haber convenido incorporar la mayoría de OAO Syevershtal, la siderúrgica más grande Rusia. Dos días después, repuesta de la sorpresa, Mittal Steel planea una “guerra de guerrillas”.

La decisión de Arcelor implicará entregar a Alyexyéi Mordashov (dueño ostensible de la firma) casi un tercio del paquete. Ocurre que este magnate es , casi un testaferro del presidente Vladyímir Putin. Mordashov -que tiene 89,6% de la empresa rusa y parte de la italiana Lucchioni- pagará además € 1.250 millones (US$ 1.600 millones) a cambio de 32% de Arcelor. El pacto cotiza en € 44 la acción de Arcelor, o sea una prima de 37% sobre el precio de cierre al viernes 26, algo menos que la ofrecida por Mittal (38,8%).

El presidente Joseph Kinsch y el director ejecutivo Guy Dolle, arietes contra Mittal, retendrán los cargos. A su vez, Mordashov pasará a ser presidente de junta, con derecho a nombrar seis de sus dieciocho vocales. La futura Arcelor será primera en el mundo, con € 46.000 millones (US$ 57.500 millones) en entradas anuales y 70 millones de toneladas métricas de producción. Quedará a la cabeza en Europa occidental, Rusia y Sudamérica más una buena posición en Norteamérica.

Si la batalla involucra tres contendientes, su desenlace será diverso. Hasta el momento, la líder mundial es Mittal Steel, con 60 millones de toneladas métricas anuales. Siguen Arcelor (53 millones), Nippon Steel (33 millones), Posco, JFE Steel (30 millones cada una) y Baosteel (23 millones). Si los hindúes ganasen la luxemburguesa, continuarían al frente con 113 millones de toneladas. Si, por el contrario, Arcelor se sale con la suya, su unión con Syevershtal representaría bastante menos: 70 millones.

Por supuesto, Aditya Mittal –hijo de Lakshmí y director financiero de la firma- criticó la movida de Arcelor “Servirá intereses personales del management –sostuvo-, no los de los accionistas e inversores”. Los Mittal no están solos: algunos gobiernos de la Unión Europea ven mal la opción. Algunos puntualizan el racismo mostrado por los directivos de Arcelor. Otros van más allá: “Corren el riesgo de promover una Gazprom en el sector siderúrgico”, sostenían altos funcionarios alemanes, checos y escandinavos.

En realidad, tras consultar reservadamente con Bruselas (Comisión Europea) y tres miembros de la Unión Europea, los Mittal se han lanzado a armar la resistencia junto con accionistas independientes de Arcelor. Su instrumento es nadie menos que Goldman Sachs, que acaba de distribuir entre ese grupo el borrador de una carta, exigiendo una asamblea extraordinaria, para que todos los accionistas –no sólo los “oficialistas”- opinen al respecto de la opción rusa.

El lunes, aún no había convencido al 20% requerido para convocar esa asamblea. “La decisión de firmar con los rusos, a menos que se opongan los accionistas, no es correcta si no se llama a asamblea general extraordinaria”, sostiene el documento. Propone, en cambio, “un proceso de aprobación basada en mayoría absoluta, es decir dos tercios de los presentes o los representados” (según es norma en la UE). Por su parte, Syevershtal obtuvo la autorización del gobierno moscovita para seguir adelante con la fusión.

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