Coca-Cola no quiere que los fiscales se metan con ella

Con el prestigio de un símbolo nacional, pero sin el poder que tiene en países periféricos, Coca-Cola trata de resistir a la justicia en Estados Unidos. Pero los fiscales ya investigan la denuncia de un ex ejecutivo contable.

15 julio, 2003

Este fin de semana el gigante mundial de las gaseosas admitió que la justicia federal norteamericana ha abierto actuaciones basadas en cargos concretos. A su vez, éstos derivan de denuncias radicadas por Matthew Whitley, ex director financiero (chief financial officer) de la empresa. El profesional afirma que Coca-Cola infló estados financieros aumentando ingresos en alrededor de US$ 750 millones anuales. Cuidadosamente eludida hasta ahora por varios medios anglosajones, la novedad aparece vía agencias noticiosas no especializadas y, por ello, no está claro si el maquillaje contable afecta a ingresos brutos, ingresos netos o utilidades.

Pero, en junio, la firma reconoció irregularidades y adoptó medidas contra ciertas personas. Lo curioso es que éstas hubiesen participado, en 2001, de un plan orientado a disimular la escasa venta de Frozen Coke, una bebida congelada para locales de comidas rápidas. Este episodio poco tratado en la gran prensa en EE.UU. tampocoi se mencionó en Latinoamérica, donde la influencia de Coca-Cola es muy amplia, máxime en países donde la publicidad no abunda.

Por supuesto, la empresa niega otras acusaciones de Whitley. Entre ellas, arreglar con fabricantes de expendedoras sobreprecios en bebidas comunes y descuentos en las que se deseaba promover. El denunciante había sido despedido en marzo, arguyendo una reestructuración, a poco de transmitir sus sospechas a la junta directivas. Ahora, exige US$ 44 millones de indemnización, casi el doble de la concedida a Jean-Marie Messier (ex Vivendi) por un tribunal arbitral neoyorquino hoy cuestionado.

Este fin de semana el gigante mundial de las gaseosas admitió que la justicia federal norteamericana ha abierto actuaciones basadas en cargos concretos. A su vez, éstos derivan de denuncias radicadas por Matthew Whitley, ex director financiero (chief financial officer) de la empresa. El profesional afirma que Coca-Cola infló estados financieros aumentando ingresos en alrededor de US$ 750 millones anuales. Cuidadosamente eludida hasta ahora por varios medios anglosajones, la novedad aparece vía agencias noticiosas no especializadas y, por ello, no está claro si el maquillaje contable afecta a ingresos brutos, ingresos netos o utilidades.

Pero, en junio, la firma reconoció irregularidades y adoptó medidas contra ciertas personas. Lo curioso es que éstas hubiesen participado, en 2001, de un plan orientado a disimular la escasa venta de Frozen Coke, una bebida congelada para locales de comidas rápidas. Este episodio poco tratado en la gran prensa en EE.UU. tampocoi se mencionó en Latinoamérica, donde la influencia de Coca-Cola es muy amplia, máxime en países donde la publicidad no abunda.

Por supuesto, la empresa niega otras acusaciones de Whitley. Entre ellas, arreglar con fabricantes de expendedoras sobreprecios en bebidas comunes y descuentos en las que se deseaba promover. El denunciante había sido despedido en marzo, arguyendo una reestructuración, a poco de transmitir sus sospechas a la junta directivas. Ahora, exige US$ 44 millones de indemnización, casi el doble de la concedida a Jean-Marie Messier (ex Vivendi) por un tribunal arbitral neoyorquino hoy cuestionado.

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