Cirio: fiscales y jueces ponen a 44 personas en el banquillo
El tribunal que entiende en la bancarrota del principal grupo alimentario italiano ha reactivado uno de los escándalos del momento. Entre los procesados figura Cesare Geronzi, presidente de Capitalia, una de las mayores bancas del país.
Los investigadores del ministerio público han estado analizando complicidades y conductas presuntamente delictivas, que llevaron al colapso de la compañía. Ello ocurrió en 2002, a poco de desplomarse Parmalat, con el cual existen conexiones de varios tipos. Inclusive el pedido de quiebra era fraudulento y su intención fue ocultar una malversación de fondos. En algunos casos, se llega al latrocinio.
Cirio entró en cese de pagos por mil millones de euros en deuda titulizada. Esto causó un desastre entre miles de inversores minoristas. Como ocurrió con el cese selectivo argentino, muchos damnificados acusan a Capitalia y otros bancos de haberles vendido bonos sin explicar los verdaderos riesgos que corrían.
El ex accionista mayoritario de la firma, Sergio Cragnoli, está en una larga de lista de potenciales encausados. Un juez de primera instancia debe resolver, ahora, si acepta la presentación de los fiscales y da curso a los procesos. La fiscalía plantea iniciarles juicio a 44 de las 46 personas físicas y jurídicas investigadas e indagadas. Por el momento, se salvan la auditoría Deloitte & Touche y un ex director de Cirio, Sebastiano Baudo.
Junto con Geronzi –jefe del cuarto banco italiano- aparecen varios personajes del negocio financiero. Entre ellos, Rainiero Massera, ex presidente de SanPaolo IMI (otra banca grande) y su ex director ejecutivo, Luigi Maranzano. También está complicado en autos Giampiero Fiorani, que debió abandonar Banca Popolare Italiana (ex Lodi) por fraude y maniobras ilegales para apoderarse de Banca Antoniana Popolare Veneta. Casi todos estos implicaron se movían en el entorno del primer minsitro Sergio Berlusconi o del presidente de Banca d’Italia(central), el piadoso Antonio Fazio.
Los investigadores del ministerio público han estado analizando complicidades y conductas presuntamente delictivas, que llevaron al colapso de la compañía. Ello ocurrió en 2002, a poco de desplomarse Parmalat, con el cual existen conexiones de varios tipos. Inclusive el pedido de quiebra era fraudulento y su intención fue ocultar una malversación de fondos. En algunos casos, se llega al latrocinio.
Cirio entró en cese de pagos por mil millones de euros en deuda titulizada. Esto causó un desastre entre miles de inversores minoristas. Como ocurrió con el cese selectivo argentino, muchos damnificados acusan a Capitalia y otros bancos de haberles vendido bonos sin explicar los verdaderos riesgos que corrían.
El ex accionista mayoritario de la firma, Sergio Cragnoli, está en una larga de lista de potenciales encausados. Un juez de primera instancia debe resolver, ahora, si acepta la presentación de los fiscales y da curso a los procesos. La fiscalía plantea iniciarles juicio a 44 de las 46 personas físicas y jurídicas investigadas e indagadas. Por el momento, se salvan la auditoría Deloitte & Touche y un ex director de Cirio, Sebastiano Baudo.
Junto con Geronzi –jefe del cuarto banco italiano- aparecen varios personajes del negocio financiero. Entre ellos, Rainiero Massera, ex presidente de SanPaolo IMI (otra banca grande) y su ex director ejecutivo, Luigi Maranzano. También está complicado en autos Giampiero Fiorani, que debió abandonar Banca Popolare Italiana (ex Lodi) por fraude y maniobras ilegales para apoderarse de Banca Antoniana Popolare Veneta. Casi todos estos implicaron se movían en el entorno del primer minsitro Sergio Berlusconi o del presidente de Banca d’Italia(central), el piadoso Antonio Fazio.
