Cerveza: una megafusión con demasiadas incógnitas

Interbrew y AmBev negocian dificultosamente una fusión que satisfaga a accionistas, mercados y autoridades regulatorias. Si lo logran, pasarán a ser el mayor conglomerado cervecero del mundo. Pero hay una campaña en contra.

5 marzo, 2004

Interbrew SA y Companhia de Bebidas das Américas (AmBev, por “Americas
Beverages Co.”) tratan de formar el grupo cervecero más grande del
planeta, al menos en volumen: 4,8% (Interbrew) más 4,2% (AmBev), o sea
9% del total mundial. Esto dejaría atrás al líder tradicional
(Anheuser-Busch, 8,7%), a SABMiller (7,3%) y a Heineken (5,2%).

Por ende, la hipotética alianza belgo-brasileña -cuyas respectivas
marcas insignias son Stella Artois y Skol- superaría a dos grupos norteamericanos
y un holandés. Los tres, con apreciable presencia en Latinoamérica.
También, con influencia en medios como el “Wall Street Jornal”
y otros, embarcados desde el miércoles en una campaña de prensa
tendiente a embarrar la cancha.

Según expertos bursátiles a ambos lados del Atlántico,
el obstáculo clave está en los accionistas minoritarios de AmBev.
Al parecer, no les gusta el alto precio que -se supone- pagarían por
los papeles de Interbrew. Ante ello, Interbrew aclaró esta semana que
cada compañía continuaría cotizando aparte en bolsa. Pero
sus propios accionistas minoritarios desconfían de los controlantes y
sus maniobras.

A su vez, la firma belga no descarta “un arreglo en escala internacional”
para satisfacer a los accionistas y no chocar con los reguladores de la Unión
Europea, EE.UU., Brasil y México. Hasta el momento, la operación
involucraría alrededor de € 9.200 millones en activos (dato algo
volátil: en cuatro jornadas, el euro ha caído de US$ 1,285 a 1,215
(-5,5%).

Los comunicados de ambas sociedades apuntan a una complicada mezcla de fusión
y canje de acciones. El resultado sería una “doble compañía”
vinculada a través de la estrategia operativa y la división de
mercados. “Si el asunto concluye ahí -señalaba el WSJ-, la
fusión no será completa y, por ende, el conglomerado no desplazará
de la punta a Anheuser-Busch”.

Además, Interbrew es todo un anacronismo para su tamaño, pues
el paquete está controlado por una alianza de tres familias flamencas:
Spoelbergh, Mevius y Van Damme (el karateca cinematográfico proviene
de ésta). En conjunto, tienen 63,7%. Una fusión “normal”
las dejaría con menos de la mitad del paquete resultante, algo que no
desean.

Para evitarlo, intercambiarían 20% de sus tenencias por 25% en AmBev.
Ello les permitiría retener 50% del futuro paquete. En una movida complementaria,
AmBev se quedaría con el negocio latinoamericano, incluyendo Labatt (Interbrew)
y los belgas con Eurasia.

“Semejante reparto causaría un sismo cervecero global. SABMiller
-presume un informe de Crédit Suisse First Boston, Londres-, Heineken
y Anheuser-Busch afrontarían dura competencia en todo el hemisferio occidental”.
Entre los perjudicados también aparece Grupo Empresarial Bavaria, (Colombia),
tercera cervecera latinoamericana.

Otra cuestión que preocupa a autoridades reguladores es el ingreso de
los belgas a Brasil. Este país es el cuarto consumidor mundial de la
bebida, superado sólo por China, EE.UU. y Alemania. La marca dominante
es Brahma (AmBev, a su vez formada por Fundação Zerrener-Antártica+Braco).
En el quinto mercado, México, Interbrew ya tiene 30% de Femsa Cerveza
(Dos Equis, Tecate), aunque sus relaciones con la controlante de FC (Fomento
Económico Mexicano) sean agrias: en 2003, FC logró que la justicia
norteamericana impidiese a Interbrew vender la marca alemana Beck vía
Labatt.

Otro problema espinoso es que, no hace mucho, AmBev copó el control
de Labatt a un precio astronómico: US$ 7.330 millones. Justamente por
no llegar tan alto, Anheuser-Busch perdió en 2002 la oportunidad de consolidar
su propio liderazgo mundial.

Interbrew SA y Companhia de Bebidas das Américas (AmBev, por “Americas
Beverages Co.”) tratan de formar el grupo cervecero más grande del
planeta, al menos en volumen: 4,8% (Interbrew) más 4,2% (AmBev), o sea
9% del total mundial. Esto dejaría atrás al líder tradicional
(Anheuser-Busch, 8,7%), a SABMiller (7,3%) y a Heineken (5,2%).

Por ende, la hipotética alianza belgo-brasileña -cuyas respectivas
marcas insignias son Stella Artois y Skol- superaría a dos grupos norteamericanos
y un holandés. Los tres, con apreciable presencia en Latinoamérica.
También, con influencia en medios como el “Wall Street Jornal”
y otros, embarcados desde el miércoles en una campaña de prensa
tendiente a embarrar la cancha.

Según expertos bursátiles a ambos lados del Atlántico,
el obstáculo clave está en los accionistas minoritarios de AmBev.
Al parecer, no les gusta el alto precio que -se supone- pagarían por
los papeles de Interbrew. Ante ello, Interbrew aclaró esta semana que
cada compañía continuaría cotizando aparte en bolsa. Pero
sus propios accionistas minoritarios desconfían de los controlantes y
sus maniobras.

A su vez, la firma belga no descarta “un arreglo en escala internacional”
para satisfacer a los accionistas y no chocar con los reguladores de la Unión
Europea, EE.UU., Brasil y México. Hasta el momento, la operación
involucraría alrededor de € 9.200 millones en activos (dato algo
volátil: en cuatro jornadas, el euro ha caído de US$ 1,285 a 1,215
(-5,5%).

Los comunicados de ambas sociedades apuntan a una complicada mezcla de fusión
y canje de acciones. El resultado sería una “doble compañía”
vinculada a través de la estrategia operativa y la división de
mercados. “Si el asunto concluye ahí -señalaba el WSJ-, la
fusión no será completa y, por ende, el conglomerado no desplazará
de la punta a Anheuser-Busch”.

Además, Interbrew es todo un anacronismo para su tamaño, pues
el paquete está controlado por una alianza de tres familias flamencas:
Spoelbergh, Mevius y Van Damme (el karateca cinematográfico proviene
de ésta). En conjunto, tienen 63,7%. Una fusión “normal”
las dejaría con menos de la mitad del paquete resultante, algo que no
desean.

Para evitarlo, intercambiarían 20% de sus tenencias por 25% en AmBev.
Ello les permitiría retener 50% del futuro paquete. En una movida complementaria,
AmBev se quedaría con el negocio latinoamericano, incluyendo Labatt (Interbrew)
y los belgas con Eurasia.

“Semejante reparto causaría un sismo cervecero global. SABMiller
-presume un informe de Crédit Suisse First Boston, Londres-, Heineken
y Anheuser-Busch afrontarían dura competencia en todo el hemisferio occidental”.
Entre los perjudicados también aparece Grupo Empresarial Bavaria, (Colombia),
tercera cervecera latinoamericana.

Otra cuestión que preocupa a autoridades reguladores es el ingreso de
los belgas a Brasil. Este país es el cuarto consumidor mundial de la
bebida, superado sólo por China, EE.UU. y Alemania. La marca dominante
es Brahma (AmBev, a su vez formada por Fundação Zerrener-Antártica+Braco).
En el quinto mercado, México, Interbrew ya tiene 30% de Femsa Cerveza
(Dos Equis, Tecate), aunque sus relaciones con la controlante de FC (Fomento
Económico Mexicano) sean agrias: en 2003, FC logró que la justicia
norteamericana impidiese a Interbrew vender la marca alemana Beck vía
Labatt.

Otro problema espinoso es que, no hace mucho, AmBev copó el control
de Labatt a un precio astronómico: US$ 7.330 millones. Justamente por
no llegar tan alto, Anheuser-Busch perdió en 2002 la oportunidad de consolidar
su propio liderazgo mundial.

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