Cadbury abandona las gaseosas en Europa occidental

El grupo británico Cadbury Schweppes anunció que revenderá la división bebidas en Europa occidental. El precio se estima en alrededor de US$ 2.100 millones. Quizás haga lo mismo en América anglosajona.

6 septiembre, 2005

El comunicado del grupo indica que el objeto es centrarse en los negocios tradicionales (chocolates y otras golosinas) en Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Goldman Sachas queda a cargo de la operación, un paquete que abarca marcas como Schweppes, Orangina y Oasis.

Por supuesto, el verdadero motivo de la venta es una deuda superior a los US$ 8.000 millones, la falta de masa crítica en Europa occidental y el fracaso de dos marcas (la francesa Orangina, la española La Casera). Tampoco han ido bien las cosas bien con Cadbury, en particular porque sus chocolates ya no tienen la textura ni el sabor de los originales ingleses (igual ocurre en el Río de la Plata).

La situación del máximo fabricante de golosinas (título que también reivindican Nestlé y Kraft’s) es inestable desde 199. Ese año, las instancias reguladores de la Unión Europea frustraron la venta a Coca-Cola de todos sus negocios de bebidas fuera de EE.UU. En esa oportunidad, ambas firmas fueron obligadas a excluir la mayor parte de la UE (cuando ésta se componía de quince miembros).

Tiempo después, en 2003, el grupo británico absorbió la norteamericana Adams. Eso le permitió declararse el mayor productor de golosinas, algo que sus rivales no aceptan. En la situación actual, casi la mitad de las ganancias sigue originándose en dos gaseosas populares en EE.UU., 7UP y Dr Pepper. “Si el endeudamiento promueve un intento de compra hostil, será por intersados en esas marcas y los chocolates”, opinaba el “Wall Street Journal”.

El comunicado del grupo indica que el objeto es centrarse en los negocios tradicionales (chocolates y otras golosinas) en Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Goldman Sachas queda a cargo de la operación, un paquete que abarca marcas como Schweppes, Orangina y Oasis.

Por supuesto, el verdadero motivo de la venta es una deuda superior a los US$ 8.000 millones, la falta de masa crítica en Europa occidental y el fracaso de dos marcas (la francesa Orangina, la española La Casera). Tampoco han ido bien las cosas bien con Cadbury, en particular porque sus chocolates ya no tienen la textura ni el sabor de los originales ingleses (igual ocurre en el Río de la Plata).

La situación del máximo fabricante de golosinas (título que también reivindican Nestlé y Kraft’s) es inestable desde 199. Ese año, las instancias reguladores de la Unión Europea frustraron la venta a Coca-Cola de todos sus negocios de bebidas fuera de EE.UU. En esa oportunidad, ambas firmas fueron obligadas a excluir la mayor parte de la UE (cuando ésta se componía de quince miembros).

Tiempo después, en 2003, el grupo británico absorbió la norteamericana Adams. Eso le permitió declararse el mayor productor de golosinas, algo que sus rivales no aceptan. En la situación actual, casi la mitad de las ganancias sigue originándose en dos gaseosas populares en EE.UU., 7UP y Dr Pepper. “Si el endeudamiento promueve un intento de compra hostil, será por intersados en esas marcas y los chocolates”, opinaba el “Wall Street Journal”.

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