Bruselas deja en paz a Intel

Las autoridades reguladoras de la Unión Europea han dejado sin efecto una investigación sobre maniobras restrictivas de mercado atribuidas a Intel Corporation.

6 febrero, 2002

Bruselas se tomó un año para decidir que la empresa no había abusado de su posición dominante –como productora de microcircuitos- para trabar el acceso de rivales.

Entretanto, se retiró una de las dos denuncias inicialmente radicadas por firmas privadas ante la Comisión Europea (el Poder Ejecutivo de la Unión Europea). Concretamente, ante uno de sus vocales –Mario Monti-, a cargo de defensa de la competencia.

Tras investigar la otra presentación, Monti llegó a una conclusión preliminar: las acusaciones carecían de fundamentos verificables. En poco tiempo más, sin no hay novedades, la CE cerrará el caso.

Un portavoz de Intel en Santa Clara, California, señaló que la compañía aún no había sido notificada formalmente, razón por la cual no se formulaban comentarios. En privado, un ejecutivo reflexionó: “Bruselas prolongó actuaciones por una causa equivalente a otras por las que, en Estados Unidos, la Comisión Federal de Comercio (CFC) ya había decidido en septiembre de 2000 que no merecían actuación”.

Intel controla más de 80% del mercado mundial para microprocesadores destinados a computadoras personales. En el caso de la CFC, no se identificaron y sólo se aclaró que uno era estadounidense. Objetivamente, los principales competidores de la empresa en el planeta son Advanced Micro Devices (AMD, también de California) y Via Technologies (Taiwán).

Respecto de las quejas en sí, Intel ha negado que su marketing –inclusive descuentos por fidelidad y compra exclusiva- fuese injusto o ilegal.

Volviendo a los problemas europeos, la dura actitud de la CE al bloquear la fusión General Electric-Honeywell (que EE.UU. había aprobado) hizo pensar a muchos consultores jurídicos que Bruselas daba demasiado crédito a acusaciones de rivales cada vez que consideraba casos de este tipo.

No obstante, hace pocos días la misma CE dio luz verde a otra megafusión, ahora entre dos firmas estadounidenses: Hewlett-Packard y Compaq Computer. Esta vez, sin exigir que liquidasen intereses colaterales, aunque por lo menos un competidor europeo había protestado.

Bruselas se tomó un año para decidir que la empresa no había abusado de su posición dominante –como productora de microcircuitos- para trabar el acceso de rivales.

Entretanto, se retiró una de las dos denuncias inicialmente radicadas por firmas privadas ante la Comisión Europea (el Poder Ejecutivo de la Unión Europea). Concretamente, ante uno de sus vocales –Mario Monti-, a cargo de defensa de la competencia.

Tras investigar la otra presentación, Monti llegó a una conclusión preliminar: las acusaciones carecían de fundamentos verificables. En poco tiempo más, sin no hay novedades, la CE cerrará el caso.

Un portavoz de Intel en Santa Clara, California, señaló que la compañía aún no había sido notificada formalmente, razón por la cual no se formulaban comentarios. En privado, un ejecutivo reflexionó: “Bruselas prolongó actuaciones por una causa equivalente a otras por las que, en Estados Unidos, la Comisión Federal de Comercio (CFC) ya había decidido en septiembre de 2000 que no merecían actuación”.

Intel controla más de 80% del mercado mundial para microprocesadores destinados a computadoras personales. En el caso de la CFC, no se identificaron y sólo se aclaró que uno era estadounidense. Objetivamente, los principales competidores de la empresa en el planeta son Advanced Micro Devices (AMD, también de California) y Via Technologies (Taiwán).

Respecto de las quejas en sí, Intel ha negado que su marketing –inclusive descuentos por fidelidad y compra exclusiva- fuese injusto o ilegal.

Volviendo a los problemas europeos, la dura actitud de la CE al bloquear la fusión General Electric-Honeywell (que EE.UU. había aprobado) hizo pensar a muchos consultores jurídicos que Bruselas daba demasiado crédito a acusaciones de rivales cada vez que consideraba casos de este tipo.

No obstante, hace pocos días la misma CE dio luz verde a otra megafusión, ahora entre dos firmas estadounidenses: Hewlett-Packard y Compaq Computer. Esta vez, sin exigir que liquidasen intereses colaterales, aunque por lo menos un competidor europeo había protestado.

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