Boeing busca consolidar su futuro

El primer gran cambio que realizarán antes de fin de año es el traslado de su sede central desde Seattle a Chicago, Dallas o Denver. Esto supone el abandono de una ciudad que ha sido su símbolo durante 85 años.

29 abril, 2001

(EFE).- El mayor fabricante aeroespacial, Boeing, busca consolidar su primacía a través de la creación de nuevos productos y de aparecer en todos los sectores que pueden tener algo que ver con los aviones y el espacio, como es Internet, la defensa militar o los cohetes de lanzamiento de satélites.

El presidente de Boeing, Phil Condit, lo ha anunciado así en la reunión International Media Tour, que ha permitido a casi un centenar de representantes de medios de comunicación de todo el mundo recorrer durante una semana las instalaciones de esta compañía en Los Ángeles, Seattle y San Luis, con una simple frase: “vamos a aprovechar nuestra experiencia tecnológica”.

Antes de fin de año la empresa piensa mudar su sede central desde Seattle a Chicago, Dallas o Denver, lo que supone abandonar una ciudad de la que ha sido símbolo durante 85 años.

Fuentes del sector aéreo estadounidense consideran que la ciudad mejor posicionada es Dallas, ya que el actual presidente de Estados Unidos, George W. Bush, es de esa localidad texana y, además, ha ofrecido unas amplias ventajas fiscales que no han sido igualadas por Chicago o Denver.

Condit explicó que es preciso tener la sede en un lugar más neutral que permita que “nuestras subsidiarias operen con más independencia”, y además “perdemos demasiado tiempo en desplazamientos al estar tan lejos de los principales centros de decisión y negocio, casi 600 horas de media al año”.

Las divisiones de negocio también van a ser remodeladas, pasando de tres a cinco, y posiblemente a ocho, ya que los directivos de la empresa quieren que se descentralice la gran participación que tiene la parte comercial, 60%, y que sean otros sectores los que crezcan y proporcionen valor añadido a la sociedad.

Esta apertura de nuevas direcciones y el cambio de sede puede suponer una regulación de empleo, sólo en Seattle trabajan más de 78.000 personas, aunque Condit fue tajante al afirmar que “Boeing va a crecer 15% anual, y para ese crecimiento necesitamos que crezca el número de trabajadores, aunque no será a ese mismo ritmo”.

El negocio tradicional de Boeing, aviación comercial y militar, está embarcado en el desarrollo de nuevos proyectos, aunque ha sufrido un pequeño varapalo, que no ha querido ser reconocido por ninguno de directivos de la firma, al tener que abandonar su proyecto 747X (ampliación del Jumbo) por la nula respuesta de sus clientes.

La firma norteamericana tenía previsto desarrollar un avión de gran tamaño para competir con el Airbus 380, que está construyendo el consorcio aeroespacial europeo y que contará con una capacidad para 800 pasajeros, pero la escasa aceptación de la idea ha hecho desistir a Boeing, y es que, como afirman sus directivos, “el mercado es el que manda”.

De esta forma se ha cambiado la capacidad por la rapidez y así Boeing ha presentado el Sonic Cruiser, cuyo primer prototipo estará listo a mediados de enero de 2002, avión que, con una capacidad para entre 100 y 300 pasajeros, podrá alcanzar una velocidad de 0,95 mach (un mach es la velocidad del sonido) y rebajar las grandes distancias, por ejemplo Los Ángeles-Sidney en cerca de dos horas.

El negocio militar está pendiente de la decisión que adopte el gobierno de Estados Unidos, que ha convocado un concurso para dotar a su Departamento de Defensa de un caza bombardero de nueva generación, capaz de despegar y aterrizar tanto de forma tradicional como en vertical, en pistas cortas y sobre portaaviones, con el fin de renovar sus F-16, F-18 y Harriett.

A este concurso, que se fallará a finales de este año o principios del próximo, se han presentado dos constructores de aviones militares norteamericanos, Boeing, con su X-32, y Lockheed Martin con un modelo semejante, conocido como X-35.

Tras la compra, en los últimos cinco años, de McDonnell Douglas, Hughs Electronics y Rockwell International, Boeing se ha lanzado al negocio del espacio, con una amplia colaboración con la Nasa y el desarrollo de un sistema propio para colocar satélites en órbita, gracias al proyecto Sea Launch, iniciado en octubre de 1999 y que ya ha lanzado, desde una plataforma en alta mar, cinco cohetes de comunicaciones particulares.

Esta unidad de negocio mueve alrededor de US$ 10.000 millones al año, y se trata de una explotación realizada por la firma conjunta (joint venture) de Boeing (40%), la noruega Kvaerner (20%), la rusa RSC Energía (25%) y la ucraniana KB Yuzhoye (15%).
Asimismo, la empresa norteamericana se ha lanzado a un nuevo tipo de actividad, “para aprovechar los conocimientos tecnológicos en comunicaciones que tenemos”, ha señalado el presidente de Boeing, como es Internet.

Boeing ha diseñado un sistema de transmisión que permite, a través de la banda ancha, mejorar la información que entra y sale de los aviones, permitiendo a los pasajeros acceder a Internet durante el vuelo, añadiendo esta opción al fax y al teléfono móvil.

La empresa estadounidense, que facturó el último año por encima de los US$ 53.000 millones, ha alcanzado en el primer trimestre de 2001 los US$ 13.290 millones, lo que supone un incremento de 34% frente a los US$ 9.910 obtenidos hace un año.

Condit y su equipo directivo, que no quieren perder el primer puesto de la industria aeroespacial, son conscientes de que la competencia viene apretando y, aunque dicen que el consorcio europeo Airbus “no nos preocupa lo más mínimo”, sí afirman que “nos interesa lo que hace”.

(EFE).- El mayor fabricante aeroespacial, Boeing, busca consolidar su primacía a través de la creación de nuevos productos y de aparecer en todos los sectores que pueden tener algo que ver con los aviones y el espacio, como es Internet, la defensa militar o los cohetes de lanzamiento de satélites.

El presidente de Boeing, Phil Condit, lo ha anunciado así en la reunión International Media Tour, que ha permitido a casi un centenar de representantes de medios de comunicación de todo el mundo recorrer durante una semana las instalaciones de esta compañía en Los Ángeles, Seattle y San Luis, con una simple frase: “vamos a aprovechar nuestra experiencia tecnológica”.

Antes de fin de año la empresa piensa mudar su sede central desde Seattle a Chicago, Dallas o Denver, lo que supone abandonar una ciudad de la que ha sido símbolo durante 85 años.

Fuentes del sector aéreo estadounidense consideran que la ciudad mejor posicionada es Dallas, ya que el actual presidente de Estados Unidos, George W. Bush, es de esa localidad texana y, además, ha ofrecido unas amplias ventajas fiscales que no han sido igualadas por Chicago o Denver.

Condit explicó que es preciso tener la sede en un lugar más neutral que permita que “nuestras subsidiarias operen con más independencia”, y además “perdemos demasiado tiempo en desplazamientos al estar tan lejos de los principales centros de decisión y negocio, casi 600 horas de media al año”.

Las divisiones de negocio también van a ser remodeladas, pasando de tres a cinco, y posiblemente a ocho, ya que los directivos de la empresa quieren que se descentralice la gran participación que tiene la parte comercial, 60%, y que sean otros sectores los que crezcan y proporcionen valor añadido a la sociedad.

Esta apertura de nuevas direcciones y el cambio de sede puede suponer una regulación de empleo, sólo en Seattle trabajan más de 78.000 personas, aunque Condit fue tajante al afirmar que “Boeing va a crecer 15% anual, y para ese crecimiento necesitamos que crezca el número de trabajadores, aunque no será a ese mismo ritmo”.

El negocio tradicional de Boeing, aviación comercial y militar, está embarcado en el desarrollo de nuevos proyectos, aunque ha sufrido un pequeño varapalo, que no ha querido ser reconocido por ninguno de directivos de la firma, al tener que abandonar su proyecto 747X (ampliación del Jumbo) por la nula respuesta de sus clientes.

La firma norteamericana tenía previsto desarrollar un avión de gran tamaño para competir con el Airbus 380, que está construyendo el consorcio aeroespacial europeo y que contará con una capacidad para 800 pasajeros, pero la escasa aceptación de la idea ha hecho desistir a Boeing, y es que, como afirman sus directivos, “el mercado es el que manda”.

De esta forma se ha cambiado la capacidad por la rapidez y así Boeing ha presentado el Sonic Cruiser, cuyo primer prototipo estará listo a mediados de enero de 2002, avión que, con una capacidad para entre 100 y 300 pasajeros, podrá alcanzar una velocidad de 0,95 mach (un mach es la velocidad del sonido) y rebajar las grandes distancias, por ejemplo Los Ángeles-Sidney en cerca de dos horas.

El negocio militar está pendiente de la decisión que adopte el gobierno de Estados Unidos, que ha convocado un concurso para dotar a su Departamento de Defensa de un caza bombardero de nueva generación, capaz de despegar y aterrizar tanto de forma tradicional como en vertical, en pistas cortas y sobre portaaviones, con el fin de renovar sus F-16, F-18 y Harriett.

A este concurso, que se fallará a finales de este año o principios del próximo, se han presentado dos constructores de aviones militares norteamericanos, Boeing, con su X-32, y Lockheed Martin con un modelo semejante, conocido como X-35.

Tras la compra, en los últimos cinco años, de McDonnell Douglas, Hughs Electronics y Rockwell International, Boeing se ha lanzado al negocio del espacio, con una amplia colaboración con la Nasa y el desarrollo de un sistema propio para colocar satélites en órbita, gracias al proyecto Sea Launch, iniciado en octubre de 1999 y que ya ha lanzado, desde una plataforma en alta mar, cinco cohetes de comunicaciones particulares.

Esta unidad de negocio mueve alrededor de US$ 10.000 millones al año, y se trata de una explotación realizada por la firma conjunta (joint venture) de Boeing (40%), la noruega Kvaerner (20%), la rusa RSC Energía (25%) y la ucraniana KB Yuzhoye (15%).
Asimismo, la empresa norteamericana se ha lanzado a un nuevo tipo de actividad, “para aprovechar los conocimientos tecnológicos en comunicaciones que tenemos”, ha señalado el presidente de Boeing, como es Internet.

Boeing ha diseñado un sistema de transmisión que permite, a través de la banda ancha, mejorar la información que entra y sale de los aviones, permitiendo a los pasajeros acceder a Internet durante el vuelo, añadiendo esta opción al fax y al teléfono móvil.

La empresa estadounidense, que facturó el último año por encima de los US$ 53.000 millones, ha alcanzado en el primer trimestre de 2001 los US$ 13.290 millones, lo que supone un incremento de 34% frente a los US$ 9.910 obtenidos hace un año.

Condit y su equipo directivo, que no quieren perder el primer puesto de la industria aeroespacial, son conscientes de que la competencia viene apretando y, aunque dicen que el consorcio europeo Airbus “no nos preocupa lo más mínimo”, sí afirman que “nos interesa lo que hace”.

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