Autos: el mundo no precisa tantas marcas ni modelos

Como lo sostenían no hace mucho Carlos Ghosn (Nissan-Renault) o la consultoría CSM Worldwide, la capacidad automotriz en escala global desborda la demanda y seguirá haciéndolo. Tanto en las economías centrales cuanto en varias emergentes.

24 diciembre, 2009

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En 2008, se colocaron alrededor de 68 millones de unidades, pero se hab&iacute;an fabricado 86 millones. Por ende, ese a&ntilde;o hubo un exceso de dieciocho millones en inventario (26,5%). En 2009, las cifras proyectadas son 82 millones producidos, 53 millones vendidos y 29 millones de brecha negativa (35,4%). <br />
Despu&eacute;s, la diferencia hacia 2015 podr&aacute; achicarse a 90 millones fabricados y 80 colocados. Como se ve, las proyecciones de CSM prev&eacute;n un alza paulatina de ventas, pero no de producci&oacute;n. Ya el exceso de este a&ntilde;o equivale a 122 f&aacute;bricas operando a pleno. Eso sin tener en cuenta que, en el plano mundial, la industria se ha reestructurado &ndash;a veces tan traum&aacute;ticamente como en Detroit- solo para utilizar apenas 65% de capacidad instalada. <br />
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A su vez, expertos de Europa occidental estiman que, al cabo del quinquenio 2010-14, el sector estar&aacute; empleando reci&eacute;n 85% de su potencial. &ldquo;La prolongada crisis iniciada en 2006 debe aprovecharse para eliminar marcas y modelos, tanto en las econom&iacute;as principales como en las emergentes. Especialmente (se&ntilde;ala Mark Fulthorpe, de CSM) en pa&iacute;ses proclives a fabricar, armar o importar veh&iacute;culos de precio relativo muy alto, especialmente en Latinoam&eacute;rica&rdquo;. <br />
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Pero, afirma el consultor, &ldquo;las empresas se limitan a cambiar las cosas de lugar y no operan cambios relevantes en la estructura de oferta. Cada una espera que los otros toman la iniciativa y, por consiguiente, se crean situaciones tan absurdas como las fracasadas ventas de Opel-Vauxhall a Magna-Gaz-Sbyerank y el cierre de Saab&rdquo;. <br />
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A la inversa, actividades como computaci&oacute;n o electr&oacute;nica de uso final han encarado fusiones y adquisiciones para adaptarse a los cambios en cada mercado, preservando rentabilidad. Por el contrario, la mayor&iacute;a de automotrices mantienen presi&oacute;n sobre los m&aacute;rgenes de utilidad, debidos a la sobreoferta de modelos y marcas. Un ejemplo ya cl&aacute;sico fue insistir a&ntilde;os en ofrecer camionetas traganafta &ndash;llamadas &ldquo;utilitarios deportivos&rdquo;- a un p&uacute;blico que las rechazaba. Eso llev&oacute; a las bancarrotas de General Motors y Chrysler.</p>
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