Arcelor trata de defenderse ante el ataque del grupo Mittal Steel

La siderúrgica Arcelor ha anunciado una estrategia para repeler la oferta hostil por US$ 23.000 millones hecha, desde Londres, por el mayor grupo mundial del ramo. Mittal es una firma familiar hindú, que crea resistencias racistas en Francia.

6 abril, 2006

Formalmente, Arcelor –en Argentina se llama Acíndar- no es francesa, sino luxemburguesa. Así como su eventual captadora es británica, no india. Ahora, la compañía bajo ataque presentó a los accionistas algo que define como “el arma más efectiva contra esa familia hindú”, cuya ofensiva data de enero.

Es un recurso financiero: la empresa elevará en más de 50% los dividendos a distribuir y, aparte, reconocerá a los accionistas € 5.000 millones (US$ 6.200 millones) en el curso de doce meses. Eso parece una “píldora envenenada” al revés. Paralelamente, transferirá Dofasco (una acería canadiense adquirida en enero) a una fundación con sede en Holanda, lo cual congelará cinco años todo intento de compra o venta.

Esto es un cambio de táctica por parte de los franceses, operadores reales del grupo. Hasta ahora, la pelea con Mittal pasaba por el racismo más desembozado, con apoyo político y gremial de tipo “nacionalista”. Los hindúes ni se mosquearon. En rigor, su grupo tiene sede social en Londres y sede financiera en Amsterdam. Pero el fundador Lakshmí Mittal y su clan son de la India septentrional.

Dofasco era pieza clave para Mittel, que pensaba financiar la toma de Arcelor revendiendo la firma canadiense a ThyssenKrupp, el grupo alemán. También proyectaba desprenderse de algunos activos menores de Arcelor en otras parte del mundo. Resulta irónico que el instrumento elegido para que Dofasco no caiga en manos de Mittal, ulteriormente de ThyssenKrupp, sea un truco inventado por los holandeses en la II guerra para impedir que sus activos fueses fagocitados por empresas del III Reich (Thysen y Krupp, entre ellas).

Entretanto, los Mittal señalan que el plan de Arcelor “va contra los intereses de sus accionistas. Nuestra oferta no depende de vender Dofasco a terceros. Por tanto, ninguno de estos anuncios afecta nuestra capacidad de seguir adelante con la propuesta”. En realidad, Arcelor puede empapelar de efectivo a sus accionistas. La firma proyecta elevar dividendos de € 1,20 a 1,85% por acción (54,2%).

En cuanto a Mittal, replica que cualquier dividendo superior a 80 centavos por acción “será un anticipo sobre la parte en efectivo de nuestra propia oferta y podría incidir disminuyendo el pago final”. Respecto de los € 5.000 millones adicionales que promete Arcelor, es probable que salgan de caja en forma de recompra de acciones.

Tales desembolsos podrían dejar a Arcelor sin caja en casos de emergencia ni para solventar otros negocios. Volviendo al caso Dofasco, expertos en fusiones y adquisiciones, no vinculados a las partes, se manifestaron sorprendidos por los anuncios de Arcelor. En particular, el tocante a Dofasco y su pase a una fundación.

Algunos fondos de riesgo, que habían elevado de 20 a 40% de sus carteras las tenencias de acciones Arcelor -previendo la fusión- ponen mala cara. A su juicio, la estrategia para tornar Arcelor menos atractiva pata Mittal podría, de paso, deteriorar su valor a los ojos de accionistas e inversores. No obstante, este sector cree que la fusión es inevitables. Entre otras causas, porque nada obstará para que Mittal transfiera eventualmente las utilidades de la “fundación” Dofasco a un holding controlado por ThyssenKrupp. Esta factores explican que aun algunos ejecutivos de Arcelor no crean factible detener a Mittal.

Formalmente, Arcelor –en Argentina se llama Acíndar- no es francesa, sino luxemburguesa. Así como su eventual captadora es británica, no india. Ahora, la compañía bajo ataque presentó a los accionistas algo que define como “el arma más efectiva contra esa familia hindú”, cuya ofensiva data de enero.

Es un recurso financiero: la empresa elevará en más de 50% los dividendos a distribuir y, aparte, reconocerá a los accionistas € 5.000 millones (US$ 6.200 millones) en el curso de doce meses. Eso parece una “píldora envenenada” al revés. Paralelamente, transferirá Dofasco (una acería canadiense adquirida en enero) a una fundación con sede en Holanda, lo cual congelará cinco años todo intento de compra o venta.

Esto es un cambio de táctica por parte de los franceses, operadores reales del grupo. Hasta ahora, la pelea con Mittal pasaba por el racismo más desembozado, con apoyo político y gremial de tipo “nacionalista”. Los hindúes ni se mosquearon. En rigor, su grupo tiene sede social en Londres y sede financiera en Amsterdam. Pero el fundador Lakshmí Mittal y su clan son de la India septentrional.

Dofasco era pieza clave para Mittel, que pensaba financiar la toma de Arcelor revendiendo la firma canadiense a ThyssenKrupp, el grupo alemán. También proyectaba desprenderse de algunos activos menores de Arcelor en otras parte del mundo. Resulta irónico que el instrumento elegido para que Dofasco no caiga en manos de Mittal, ulteriormente de ThyssenKrupp, sea un truco inventado por los holandeses en la II guerra para impedir que sus activos fueses fagocitados por empresas del III Reich (Thysen y Krupp, entre ellas).

Entretanto, los Mittal señalan que el plan de Arcelor “va contra los intereses de sus accionistas. Nuestra oferta no depende de vender Dofasco a terceros. Por tanto, ninguno de estos anuncios afecta nuestra capacidad de seguir adelante con la propuesta”. En realidad, Arcelor puede empapelar de efectivo a sus accionistas. La firma proyecta elevar dividendos de € 1,20 a 1,85% por acción (54,2%).

En cuanto a Mittal, replica que cualquier dividendo superior a 80 centavos por acción “será un anticipo sobre la parte en efectivo de nuestra propia oferta y podría incidir disminuyendo el pago final”. Respecto de los € 5.000 millones adicionales que promete Arcelor, es probable que salgan de caja en forma de recompra de acciones.

Tales desembolsos podrían dejar a Arcelor sin caja en casos de emergencia ni para solventar otros negocios. Volviendo al caso Dofasco, expertos en fusiones y adquisiciones, no vinculados a las partes, se manifestaron sorprendidos por los anuncios de Arcelor. En particular, el tocante a Dofasco y su pase a una fundación.

Algunos fondos de riesgo, que habían elevado de 20 a 40% de sus carteras las tenencias de acciones Arcelor -previendo la fusión- ponen mala cara. A su juicio, la estrategia para tornar Arcelor menos atractiva pata Mittal podría, de paso, deteriorar su valor a los ojos de accionistas e inversores. No obstante, este sector cree que la fusión es inevitables. Entre otras causas, porque nada obstará para que Mittal transfiera eventualmente las utilidades de la “fundación” Dofasco a un holding controlado por ThyssenKrupp. Esta factores explican que aun algunos ejecutivos de Arcelor no crean factible detener a Mittal.

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