Al cabo de un proceso difícil, Coca-Cola consiguió CEO
Finalmente, Ernest Neville Isdell un jubilado de la firma- asumirá dentro de casi dos meses presidencia y dirección ejecutiva de Coca-Cola. A la mayor compañía mundial de gaseosas le costó bastante llenar el cargo que deja Douglas Daft.
La empresa cerró el primer trimestre con 35% de aumento en utilidades, pero sufrió un fracaso -el agua mineral Dasani, en la Unión Europea- y tiene problemas con autoridades bursátiles, por irregularidades contables. Las investigaciones de la Comisión Federal de Valores trabaron la sucesión, pues ocho candidatos declinaron el cargo a raíz del asunto.
Por eso, fue preciso sacar de retiro a Isdell, después de dos meses tormentosos. Al fin, la junta directiva logró persuadir a Isdell, quien había ingresado (1966) en la filial de Zambia, África central. En 1998, pasó a Coca-Cola Beverages y, en 2000, negoció la fusión de CCB con Hellenic Bottling Company, que generó Coca-Cola HBC, la segunda embotelladora de la marca en el mundo.
Isdell se jubiló en 2001. Entretanto, otra dificultad –que explica la renuencia de algunos candidatos- fue no tener en cuenta al “heredero aparente” de Daft, Steven Heyer. Éste sigue siendo número dos en la jerarquía y su postergación no les cayó bien a varios accionistas importantes ni a ciertas firmas de valores (no, como dicen algunos, “inversores”).
“Prefirieron no cambiar y ahora pusieron a otro Daft”, señalaba Douglas Lane, que posee 400.000 acciones de la empresa. En otras palabras, la imagen del ex CEO como manager no era buena en Wall Street.
Por supuesto, Isdell deberá afrontar las investigaciones de la Securities & Exchange Commission (SEC) y las de fiscales federales. Ambas instancias han detectado irregularidades contables, por las que ya cayeron varios ejecutivos superiores. Otro cuestión es la desaceleración de ventas en plazas como Estados Unidos o Japón, por falta de productos nuevos o más atractivos. Así, Coca-Cola promedia 2,3% de crecimiento anual en el trienio, contra 3,8% de su clásica rival, PepsiCo.
La empresa cerró el primer trimestre con 35% de aumento en utilidades, pero sufrió un fracaso -el agua mineral Dasani, en la Unión Europea- y tiene problemas con autoridades bursátiles, por irregularidades contables. Las investigaciones de la Comisión Federal de Valores trabaron la sucesión, pues ocho candidatos declinaron el cargo a raíz del asunto.
Por eso, fue preciso sacar de retiro a Isdell, después de dos meses tormentosos. Al fin, la junta directiva logró persuadir a Isdell, quien había ingresado (1966) en la filial de Zambia, África central. En 1998, pasó a Coca-Cola Beverages y, en 2000, negoció la fusión de CCB con Hellenic Bottling Company, que generó Coca-Cola HBC, la segunda embotelladora de la marca en el mundo.
Isdell se jubiló en 2001. Entretanto, otra dificultad –que explica la renuencia de algunos candidatos- fue no tener en cuenta al “heredero aparente” de Daft, Steven Heyer. Éste sigue siendo número dos en la jerarquía y su postergación no les cayó bien a varios accionistas importantes ni a ciertas firmas de valores (no, como dicen algunos, “inversores”).
“Prefirieron no cambiar y ahora pusieron a otro Daft”, señalaba Douglas Lane, que posee 400.000 acciones de la empresa. En otras palabras, la imagen del ex CEO como manager no era buena en Wall Street.
Por supuesto, Isdell deberá afrontar las investigaciones de la Securities & Exchange Commission (SEC) y las de fiscales federales. Ambas instancias han detectado irregularidades contables, por las que ya cayeron varios ejecutivos superiores. Otro cuestión es la desaceleración de ventas en plazas como Estados Unidos o Japón, por falta de productos nuevos o más atractivos. Así, Coca-Cola promedia 2,3% de crecimiento anual en el trienio, contra 3,8% de su clásica rival, PepsiCo.
