Ahold llega a acuerdo con la SEC en Estados Unidos

Sin perjuicio de causas penales en EE.UU. y Holanda, el grupo Royal Ahold y dos ex directivos llegaron a arreglos con la Comisión Federal de Valores. Pero las cosas no acaban ahí, en un escándalo por miles de millones.

15 octubre, 2004

Semanas después a “aceptar” multas llamativamente exiguas (US$ 9.900.000) para eludir cargos penales en los Países Bajos –donde sólo falta privatizar la corona de Orange-, Ahold ofreció “total cooperación” para evitar más multas. En EE.UU. controla varias cadenas de supermercados, entre ellas Stop&Shop.

Una cláusula del convenio mueve a risas y revela la desmedida tolerancia de la SEC ante delitos de guante blanco: la compañía se compromete a no transgredir en el futuro las leyes norteamericanas. Es como si el mandamiento “no robar” debiera renovarse cada vez que alguna empresa cometiese fraude. Extraña situación, en un país gobernado por la ultraderecha religiosa.

Por supuesto, Ahold sigue indagada por el departamento federal de Justicia y afronta una demanda colectiva por parte de accionistas. En cuanto a la SEC, el cargo clave era emplear documentación fraudulenta para maquillar ventas y ganancias asentadas en balances.

La Securities & Exchange Commission sostiene que la firma había inflado ingresos en US$ 30.000 millones durante tres ejercicios contables. Sólo en US Foodservice –subsidiaria mayorista-, la cifra asciende a 800 millones en un trimestre. “No exageramos al hablar de fraudes en gran escala”, decía Thomas Newkirk, adjunto a la junta directiva de la SEC.

Cuatro ex altos funcionarios de Royal Ahold están involucrados en el sumario de la entidad y se llegó a arreglo con tres de ellos. La comisión aclaró, al respecto, que era un gesto de deferencia a los fiscales holandeses. Éstos habían radicado cargos penales contra ellos, inclusive un cuarto que la SEC continúa sumariando.

Dos de los acusados son Cees van der Hoeven (ex director gerente) y Michel Meurs (ex director financiero). Ambos están siendo procesados en Holanda por falsificar documentos, mentir a los accionistas y engañar a los auditores. Un par de joyas “corporativas” -como se usa decir-, exaltadas como estrellas y hasta magos por la prensa del mundillo ejecutivo.

Los acuerdos de la SEC con van der Hoeven y Meurs les vedan para siempre ocupar cargos jerárquicos o sentarse en directorios de compañías registradas en bolsas estadounidenses. Por lo común, esta “morte civile” suele extenderse a los principales mercados serios del mundo.

Llamado alguna vez “rey Cees” por medios como “Forbes”, “Financial Times” o “Fortune”, ven del Hoeven se jactaba de fusiones y adquisiciones por US$ 19.000 millones. Eso convirtió a Ahold en gigante minorista mundial, primero, y, ahora, en sinónimo de escándalo. Si lo sentencian, quizá marche preso. Aunque tal vez eluda ese destino por sus amistades en la familia real, donde nadie se fija en antecedentes.

Tanto los sumarios de la SEC como las causas en la justicia holandesa se centran en métodos empleados por Meurs para consolidar ventas y utilidades en los balances de varios emprendimientos conjuntos que, en apariencia, no controlaba. Inclusive ICA, líder minorista escandinavo.

Aparte de van del Hoeven y Meurs, dos personas que figuran en las investigaciones tienen o tenían vínculos con ICA. Jan Andreae, ex vicepresidente ejecutivo y director de Ahold, manejaba las operaciones europeas de la compañía. Roland Fahlin, ex miembro no ejecutivo del directorio en Ahold, había trabajado con ICA y seguirá investigado por la SEC.

Ahora, la nueva conducción de Royal Ahold afronta deudas tomadas durante el proceso de F&A. y se dedica febrilmente a vender activos alrededor del planeta. Eso abarca cadenas de supermercados como Bruno’s o Bi-LO en EE.UU., Disco en el Río de la Plata –que tiene sus propios problemas judiciales- y otras.

Semanas después a “aceptar” multas llamativamente exiguas (US$ 9.900.000) para eludir cargos penales en los Países Bajos –donde sólo falta privatizar la corona de Orange-, Ahold ofreció “total cooperación” para evitar más multas. En EE.UU. controla varias cadenas de supermercados, entre ellas Stop&Shop.

Una cláusula del convenio mueve a risas y revela la desmedida tolerancia de la SEC ante delitos de guante blanco: la compañía se compromete a no transgredir en el futuro las leyes norteamericanas. Es como si el mandamiento “no robar” debiera renovarse cada vez que alguna empresa cometiese fraude. Extraña situación, en un país gobernado por la ultraderecha religiosa.

Por supuesto, Ahold sigue indagada por el departamento federal de Justicia y afronta una demanda colectiva por parte de accionistas. En cuanto a la SEC, el cargo clave era emplear documentación fraudulenta para maquillar ventas y ganancias asentadas en balances.

La Securities & Exchange Commission sostiene que la firma había inflado ingresos en US$ 30.000 millones durante tres ejercicios contables. Sólo en US Foodservice –subsidiaria mayorista-, la cifra asciende a 800 millones en un trimestre. “No exageramos al hablar de fraudes en gran escala”, decía Thomas Newkirk, adjunto a la junta directiva de la SEC.

Cuatro ex altos funcionarios de Royal Ahold están involucrados en el sumario de la entidad y se llegó a arreglo con tres de ellos. La comisión aclaró, al respecto, que era un gesto de deferencia a los fiscales holandeses. Éstos habían radicado cargos penales contra ellos, inclusive un cuarto que la SEC continúa sumariando.

Dos de los acusados son Cees van der Hoeven (ex director gerente) y Michel Meurs (ex director financiero). Ambos están siendo procesados en Holanda por falsificar documentos, mentir a los accionistas y engañar a los auditores. Un par de joyas “corporativas” -como se usa decir-, exaltadas como estrellas y hasta magos por la prensa del mundillo ejecutivo.

Los acuerdos de la SEC con van der Hoeven y Meurs les vedan para siempre ocupar cargos jerárquicos o sentarse en directorios de compañías registradas en bolsas estadounidenses. Por lo común, esta “morte civile” suele extenderse a los principales mercados serios del mundo.

Llamado alguna vez “rey Cees” por medios como “Forbes”, “Financial Times” o “Fortune”, ven del Hoeven se jactaba de fusiones y adquisiciones por US$ 19.000 millones. Eso convirtió a Ahold en gigante minorista mundial, primero, y, ahora, en sinónimo de escándalo. Si lo sentencian, quizá marche preso. Aunque tal vez eluda ese destino por sus amistades en la familia real, donde nadie se fija en antecedentes.

Tanto los sumarios de la SEC como las causas en la justicia holandesa se centran en métodos empleados por Meurs para consolidar ventas y utilidades en los balances de varios emprendimientos conjuntos que, en apariencia, no controlaba. Inclusive ICA, líder minorista escandinavo.

Aparte de van del Hoeven y Meurs, dos personas que figuran en las investigaciones tienen o tenían vínculos con ICA. Jan Andreae, ex vicepresidente ejecutivo y director de Ahold, manejaba las operaciones europeas de la compañía. Roland Fahlin, ex miembro no ejecutivo del directorio en Ahold, había trabajado con ICA y seguirá investigado por la SEC.

Ahora, la nueva conducción de Royal Ahold afronta deudas tomadas durante el proceso de F&A. y se dedica febrilmente a vender activos alrededor del planeta. Eso abarca cadenas de supermercados como Bruno’s o Bi-LO en EE.UU., Disco en el Río de la Plata –que tiene sus propios problemas judiciales- y otras.

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