Ya es la hora de Macron para encarar reformas

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Logró una mayoría sustancial en la Asamblea Nacional con su partido “La República en Marcha”. Los tradicionales partidos, conservadores y socialistas quedaron diezmados. Ahora, con este respaldo puede iniciar las reformas prometidas, pro Unión Europea y mejor clima de negocios.

Como estaba previsto, el escenario político francés ha sido rediseñado íntegramente en esta segunda ronda dominical de comicios legislativos. La nueva agrupación de centro que formó el propio Presidente, acumuló una victoria decisiva y humilló a todos sus contendientes, que mantenían posiciones desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Los resultados sólo admiten comparación con los que obtuvo De Gaulle en 1958.

 

El nuevo partido se queda con 355 a 365 bancas del total de 577 que son el total del cuerpo legislativo.

El principal opositor serán los conservadores republicanos y sus aliados, que contarán con un bloque de 125 a 130 bancas. Los socialistas en cambio, fueron demolidos. Tendrán menos de 50 escaños.

Lo único que enturbia la alegría de los ganadores, es que la afluencia de votantes fue escasa. Apenas 42%. Lo que implica que las reformas de fondo que proponga el gobierno pueden encontrar una resistencia hoy inesperada en un país con poderosos sindicatos y una larga historia de multitudes opositoras en las calles.

De cualquier modo, Macron está en situación privilegiada para intentar los cambios, visto el poder que exhibe frente al que tuvieron sus antecesores. El mandato es claro: una reformulación de la economía, buscando el crecimiento y en un clima pro negocios.

Hay que ver que hará el nuevo mandatario con esta “luna de miel”. La forma en que revolucionó el contexto político, hace que muchos analistas le den crédito en la posibilidad de terminar con el status quo en lo económico y en lo social. Hay en el poder una nueva coalición de fuerzas de centro.

Pero la gran reforma prometida es laboral. Crear condiciones que permitan desempeñarse mejor a las empresas. Los sindicatos nos serán espectadores mudos, pero por lo menos por ahora les será difícil desconocer lo rotundo del mandato recibido por Macron.

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