El presidente Xi Jinping prometió a las empresas extranjeras mayor acceso a sus sectores manufacturero y financiero. Y prometió continuar con la liberalización de su economía. Esto, en medio de la creciente tensión por los aranceles recíprocos que se prometen con Estados Unidos. Lo hizo durante la reunión del Boao Forum de Asia, considerado por muchos el Davos asiático.
No habló en forma explícita sobre el actual juego de toma y daca de aranceles con Estados unidos, pero dijo que aquellos que ignoran la tendencia de los tiempos hacia la apertura quedarán olvidados en “el tacho de basura de la historia”. “Las ideas de la guerra fría y de la suma cero están fuera de lugar en el mundo actual”, añadió.
Continuó diciendo que la arrogancia, o el pensamiento concentrado solamente en los propios intereses no conduce a nada bueno y que sólo la cooperación y el desarrollo pacífico pueden generar soluciones donde todos ganen.
Pero simultáneamente con la advertencia anunció, en tono conciliados, que China bajará los aranceles a la importación de vehículos, alentará las importaciones y reforzará la protección a la propiedad intelectual. Los mercados financieros interpretaron esto como una señal de que tanto China como Estados Unidos bajarán el tono de la retórica belicista.