Washington: ¿un tsar para hacer la guerra o conducir la retirada?

Como se sabe, los tejanos gustan de dinastías y otros condimentos monárquicos. George W.Bush, pues, ha nombrado “tsar de guerra” al teniente general Douglas Lute, tras el rechazo de otros tres militares de igual grado, pero más escépticos.

16 mayo, 2007

En tanto los candidatos iniciales eran retirados, Lute (laúd, en inglés) forma parte del estado mayor. En otras palabras, no podía negarse a cumplir la curiosa carga sin arriesgar insubordinación y perder un jugoso haber jubilatorio. En adelante, el “tsar” supervisará operaciones en Irak y Afganistán.

El decreto presidencial lo designa asesor principal del presidente para seguridad y políticas bélicas en ambos países. Se trata de funciones que, en teoría, ya llenaban dos departamentos (defensa, estado), la agencia nacional de seguridad y el propio Pentágono. Resta ver si el senado confirma un nombramiento tan peregrino.

Hasta ahora, Lute es director de operaciones en defensa. Si la designación prospera, el “tsar” (césar, en ruso) no lo será tanto, pues dependerá al mismo tiempo de Bush y de Stephen Hadley, consejero de seguridad nacional, un ultraconservador supérstite.

Su cometido formal también puede crear roces internos, ya que podrá “dar instrucciones” a Condoleezza Rice y Robert Gates. Justamente, la primera está tratando que un “tsar” en serio, Vladyímir Putin, digiera el “escudo nuclear” que la OTAN pretende apuntar a Europa oriental.

Resulta irónico que Lute aparezca mientras el gobierno norteamericano busca dos objetivos contradictorios. Uno, aumentar la cantidad de tropas en Bagdad y alrededores. Otro, generar sosiego y promover el diálogo político con Irán y otros vecinos de Irak. Probablemente, la divergencia entre ambas metas explique que los “cuatro estrellas” John Sheehan, Jacob Keane y Joseph Ralston no quisieran el puesto entregado a Lute.

Tanto la opinión pública como los militares en general cuestionan la guerra iraquí y su prosecución. En cuanto a la de Afganistán, que desborda sobre Pakistán, lleva más tiempo que la de Irak sin mejores perspectivas. Mientras tanto, tres soldados estadounidenses fueron tomados en rehenes por al Qa’eda cerca de Bagdad. Interesa recordar que esta organización sunní es aliada de los talibán afganos y enemiga de los shiitas iraníes.

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En tanto los candidatos iniciales eran retirados, Lute (laúd, en inglés) forma parte del estado mayor. En otras palabras, no podía negarse a cumplir la curiosa carga sin arriesgar insubordinación y perder un jugoso haber jubilatorio. En adelante, el “tsar” supervisará operaciones en Irak y Afganistán.

El decreto presidencial lo designa asesor principal del presidente para seguridad y políticas bélicas en ambos países. Se trata de funciones que, en teoría, ya llenaban dos departamentos (defensa, estado), la agencia nacional de seguridad y el propio Pentágono. Resta ver si el senado confirma un nombramiento tan peregrino.

Hasta ahora, Lute es director de operaciones en defensa. Si la designación prospera, el “tsar” (césar, en ruso) no lo será tanto, pues dependerá al mismo tiempo de Bush y de Stephen Hadley, consejero de seguridad nacional, un ultraconservador supérstite.

Su cometido formal también puede crear roces internos, ya que podrá “dar instrucciones” a Condoleezza Rice y Robert Gates. Justamente, la primera está tratando que un “tsar” en serio, Vladyímir Putin, digiera el “escudo nuclear” que la OTAN pretende apuntar a Europa oriental.

Resulta irónico que Lute aparezca mientras el gobierno norteamericano busca dos objetivos contradictorios. Uno, aumentar la cantidad de tropas en Bagdad y alrededores. Otro, generar sosiego y promover el diálogo político con Irán y otros vecinos de Irak. Probablemente, la divergencia entre ambas metas explique que los “cuatro estrellas” John Sheehan, Jacob Keane y Joseph Ralston no quisieran el puesto entregado a Lute.

Tanto la opinión pública como los militares en general cuestionan la guerra iraquí y su prosecución. En cuanto a la de Afganistán, que desborda sobre Pakistán, lleva más tiempo que la de Irak sin mejores perspectivas. Mientras tanto, tres soldados estadounidenses fueron tomados en rehenes por al Qa’eda cerca de Bagdad. Interesa recordar que esta organización sunní es aliada de los talibán afganos y enemiga de los shiitas iraníes.

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