Vuelve a cancelar vuelos Aerolíneas y se habla de renacionalización

La patronal española de Aerolíneas Argentinas sospecha que en la cancelación de dos vuelos internacionales reprogramados hay manos negras del gobierno que alientan una nacionalización, a través de una sociedad entre Lafsa y empresarios locales.

12 febrero, 2008

Los vuelos de Aerolíneas Argentinas a Barcelona y Sydney que habían
sido reprogramados para esta madrugada tampoco despegaron por falta de pilotos
para cubrirlos, lo cual reaviva el conflicto con la Asociación de Pilotos
de Líneas Aéreas (APLA), que estaba bajo tregua dictada por el Ministerio
de Trabajo para permitir negociaciones entre el gremio y el grupo empresario Marsans.

El gobierno nacional, que hasta ahora no ha tomado activa participación
en el diferendo entre la patronal y el sindicato de los comandantes, apura un
entendimiento entre las partes para que Aerolíneas Argentinas normalice
el servicio, y así la firma española cumpla con el compromiso
de renovar la flota que contrajera a mediados del 2006 en Madrid, con la presencia
de los jefes de Estado José Luis Rodríguez Zapatero y Néstor
Kirchner.

Ante el enojo que en su momento mostró la primera mandataria por los
escándalos diarios en los aeropuertos y las demoras y cancelaciones de
los vuelos de la compañía de bandera (por más que haya
sido privatizada y extranjerizada), corrió la versión de que había
ordenado una mediación a la CGT ante el gremio de los pilotos y que,
frente al fracaso de Hugo Moyano en esa gestión oficiosa, había
mencionado la posibilidad de una intervención y suspensión de
la personería.

Nada de ello sucedió hasta ahora y los ejecutivos españoles desconfían
de la verdadera vocación de las autoridades para arreglar el entuerto.
En fuentes próximas, hasta sugieren que hay prominentes funcionarios
que alientan a los pilotos y a los técnicos para hostigar a la empresa
y provocar, de ese modo, el retiro del grupo de la sociedad.

Las miradas apuntan al secretario de Transportes, Ricardo Jaime, un cordobés
que desembarcó en Buenos Aires de la mano de Domingo Cavallo y tiene
llegada directa al círculo íntimo del ex presidente Néstor
Kirchner.

Aunque en los mentideros lo viene dando por sentenciado a abandonar el cargo,
cuenta a su favor con haber efectuado personalmente el año pasado la
gestión directa ante Alstom, en Francia, para negociar la construcción
del tren bala que unirá Retiro-Rosario-Córdoba, y que ató
el paquete con financiación blanda del Banco Supervielle Societe Generale,
lo cual sirvió a la presidenta Cristina Kirchner para lanzar el anuncio.

Los combativos gremios que lideran a los siete que nuclea Aerolíneas
Argentinas reclaman hace tiempo que la compañía fue vaciada por
la privatización a Iberia, primero, y luego por la actual poseedora de
la mayoría accionaria (Marsans), que recibió del ente estatal
español SEPI 800 millones de euros para hacerse cargo y normalizarla,
pero no usó esos recursos en el cometido asignado.

Los empresarios españoles separaron del manejo de la compañía
a Antonio Mata como gesto pacificador para entrar en diálogo con el personal,
y luego el gobierno reemplazó al sindicalista Rodolfo Cirielli de la
Secretaría de Transporte durante el relevo gubernamental, a fin de mostrar
una apertura al arreglo que no consigue encarrilar.

Cogestión gremial

Pero el trasfondo del conflicto consiste en que los gremios más fuertes
quieren que el Estado se haga cargo de la parte española (como sucedió
con Aguas Argentinas) y cogestione con ellos.

Aducen que se aplica un presupuesto millonario a una compañía
aérea inventada que no vuela, Lafsa, y que al igual que se hizo con Enarsa
podría ser la que tome a su cargo el control de Aerolíneas.

Según la información que se maneja en el comando madrileño,
Jaime habría dado vía libre a los sindicatos para actuar: “hagan
como les parezca”, le atribuyen haberlos despedido de su despacho en el
último encuentro.

Suena raro que el secretario de Transporte, de quien se sabe está íntimamente
vinculado a algunos directivos locales en el directorio de Aerolíneas,
haya autorizado el nuevo embate gremial en estas circunstancias, pero en España
insisten con ello.

Luego de que el año pasado la empresa concretara un aporte para la campaña
presidencial de Cristina Kirchner, sus directivos están desorientados
frente a la ambigua posición oficial en torno del conflicto.

Mañana al mediodía, en la cartera laboral, está pautada
una reunión entre funcionarios del Ministerio de Trabajo, representantes
de Aerolíneas Argentinas y el Grupo Marsans y APLA.

La última edición semanal de “Código Aéreo”,
una newsletter que refleja la posición empresaria, ya había planteado
que las negociaciones que conducen Carlos Tomada y Norma Rial en la cartera
laboral estaban a un paso de fracasar.

El jueves pasado –agrega la publicación-, Pablo Biró, vicepresidente
de APLA, había explicado que el gremio estaba en “estado de alerta
y movilización” dado que “seguramente van a volver las demoras
y reprogramaciones de vuelos, pero como fruto de la inoperancia de la empresa,
que todavía ni nos depositó los sueldos en tiempo y forma”.

Recuerda que las declaraciones realizadas por el gremialista se realizaban
en el mismo momento que se acreditaba el dinero en las cuentas de los pilotos
y que las “demoras y reprogramaciones de vuelos” son algo común
en una aerolínea que tiene más de 100 vuelos diarios.

Y prosigue: como excusa de la medida de fuerza tomada desde ayer, Biró
reiteraba la semana pasada, viejas denuncias: “hay flotas donde la mitad
de los pilotos no tienen auriculares, que son obligatorios y básico para
poder volar”, algo que fue desmentido por la empresa.

Vaciamiento

También alertó sobre un “vaciamiento” que la compañía
realiza, dado que “se usan los recursos de Aerolíneas (Argentinas),
en beneficio de Austral”. Justo en esa semana, refresca la newsletter,
ingresó un nuevo Boeing 737-500 a la compañía y se espera,
en pocas horas más, la llegada del primer A 320 de Aerolíneas
Argentinas.

Biró no dejó ninguna puerta abierta para una solución
de corto o largo plazo. En declaraciones a la agencia Noticias Argentinas, aseguró
que “no queda ninguna posibilidad de encontrar una solución al conflicto”
y sentenció: “se acabaron las instancias de conciliación
voluntaria”.

Aclaró que los pilotos mantienen “un muy buen diálogo con
el gobierno”, pero “el conflicto es con la empresa”. A comienzo
de la semana pasada, el titular de APLA, Jorge Pérez Tamayo, había
asegurado que “el diálogo siempre ha existido, pero no vamos a permitir
que Aerolíneas Argentinas no sea la línea aérea que tiene
que ser. Vamos a exigir que nos den todo lo que la empresa ha firmado y homologado
en Trabajo”-

En cuanto a la cancelación de los dos vuelos anoche, desde la compañía
aérea lo atribuyeron a que no se presentaron sus tripulantes a trabajar
ante el “status voluntario” que rige para que los pilotos opten por
la toma o no de los vuelos que son reprogramados.

El propio número dos de Apla, Biró, ratificó que “no
había pilotos previstos para esos vuelos, y queremos dejar en claro que
esto no obedece a una medida de fuerza”, pero deslizó que “estos
serán los primeros de muchos vuelos que se van a cancelar por la forma
de operar de la empresa, sumado a la falta de inversión”.

Mientras se sigue afectado el servicio con el enfrentamiento entre Marsans y
los pilotos, después de varios meses de negociaciones, el gobierno y
Aerolíneas acordaron que el Estado volverá a tener el 5% de las
acciones de la empresa, y así conseguir un mayor control en el directorio.

La consecuencia es que se vienen cambios en algunas gerencias estratégicas.

No se sabe aún cómo se instrumentará, ya que hay un proyecto
para que el Estado aumente su participación un 3,5%, en principio, para
terminar en un 5%. La condición es que el gobierno retire las impugnaciones
judiciales contra Aerolíneas.

Antecedentes

Hace dos años, los titulares de Marsans, Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz,
con la colaboración de Miguel Sebastián, jefe de asesores económicos
de Rodríguez Zapatero, y de Alberto Fernández, Jefe del Gabinete
de Ministros de Néstor Kirchner, habían promovido que compañía
española cediera un porcentaje de sus acciones en Aerolíneas Argentinas
al Estado argentino, a cambio de la aprobación de sus balances y la liberación
por parte del gobierno español de los US$ 300 millones que Marsans aún
reclamaba al Estado español, por la compra de dicha aerolínea.

Los gremios aeronáuticos que persisten en la actitud beligerante ante
la patronal española pretenden una decidida intervención estatal,
sea a través de Lafsa o con la base de los recursos presupuestarios asignados
al sello creado para absorber al personal de dos aerolíneas privadas,
Lapa y Dinar, que habían dejado de volar. La alianza con Southern Winds
(SW), que cubriría las rutas de la empresa pública además
de las propias, determinó el naufragio del proyecto a partir del escándalo
de las narcovalijas a España.

Lafsa cedía a SW la mitad de su personal y solventaba el combustible.
El gobierno la liquidó, y acordó con la chilena LAN no dejar a
los trabajadores cesantes.

Líneas Aéreas Federales emplea a 66 personas que todavía
esperan ser reubicadas en otras empresas. Sin embargo, según el último
presupuesto, le fueron asignados 3.000.000 de pesos, aportados por el Tesoro,
a los que se sumarán otros 600.000 que pagará LAN Argentina por
el alquiler de hangares estatales.

Los vuelos de Aerolíneas Argentinas a Barcelona y Sydney que habían
sido reprogramados para esta madrugada tampoco despegaron por falta de pilotos
para cubrirlos, lo cual reaviva el conflicto con la Asociación de Pilotos
de Líneas Aéreas (APLA), que estaba bajo tregua dictada por el Ministerio
de Trabajo para permitir negociaciones entre el gremio y el grupo empresario Marsans.

El gobierno nacional, que hasta ahora no ha tomado activa participación
en el diferendo entre la patronal y el sindicato de los comandantes, apura un
entendimiento entre las partes para que Aerolíneas Argentinas normalice
el servicio, y así la firma española cumpla con el compromiso
de renovar la flota que contrajera a mediados del 2006 en Madrid, con la presencia
de los jefes de Estado José Luis Rodríguez Zapatero y Néstor
Kirchner.

Ante el enojo que en su momento mostró la primera mandataria por los
escándalos diarios en los aeropuertos y las demoras y cancelaciones de
los vuelos de la compañía de bandera (por más que haya
sido privatizada y extranjerizada), corrió la versión de que había
ordenado una mediación a la CGT ante el gremio de los pilotos y que,
frente al fracaso de Hugo Moyano en esa gestión oficiosa, había
mencionado la posibilidad de una intervención y suspensión de
la personería.

Nada de ello sucedió hasta ahora y los ejecutivos españoles desconfían
de la verdadera vocación de las autoridades para arreglar el entuerto.
En fuentes próximas, hasta sugieren que hay prominentes funcionarios
que alientan a los pilotos y a los técnicos para hostigar a la empresa
y provocar, de ese modo, el retiro del grupo de la sociedad.

Las miradas apuntan al secretario de Transportes, Ricardo Jaime, un cordobés
que desembarcó en Buenos Aires de la mano de Domingo Cavallo y tiene
llegada directa al círculo íntimo del ex presidente Néstor
Kirchner.

Aunque en los mentideros lo viene dando por sentenciado a abandonar el cargo,
cuenta a su favor con haber efectuado personalmente el año pasado la
gestión directa ante Alstom, en Francia, para negociar la construcción
del tren bala que unirá Retiro-Rosario-Córdoba, y que ató
el paquete con financiación blanda del Banco Supervielle Societe Generale,
lo cual sirvió a la presidenta Cristina Kirchner para lanzar el anuncio.

Los combativos gremios que lideran a los siete que nuclea Aerolíneas
Argentinas reclaman hace tiempo que la compañía fue vaciada por
la privatización a Iberia, primero, y luego por la actual poseedora de
la mayoría accionaria (Marsans), que recibió del ente estatal
español SEPI 800 millones de euros para hacerse cargo y normalizarla,
pero no usó esos recursos en el cometido asignado.

Los empresarios españoles separaron del manejo de la compañía
a Antonio Mata como gesto pacificador para entrar en diálogo con el personal,
y luego el gobierno reemplazó al sindicalista Rodolfo Cirielli de la
Secretaría de Transporte durante el relevo gubernamental, a fin de mostrar
una apertura al arreglo que no consigue encarrilar.

Cogestión gremial

Pero el trasfondo del conflicto consiste en que los gremios más fuertes
quieren que el Estado se haga cargo de la parte española (como sucedió
con Aguas Argentinas) y cogestione con ellos.

Aducen que se aplica un presupuesto millonario a una compañía
aérea inventada que no vuela, Lafsa, y que al igual que se hizo con Enarsa
podría ser la que tome a su cargo el control de Aerolíneas.

Según la información que se maneja en el comando madrileño,
Jaime habría dado vía libre a los sindicatos para actuar: “hagan
como les parezca”, le atribuyen haberlos despedido de su despacho en el
último encuentro.

Suena raro que el secretario de Transporte, de quien se sabe está íntimamente
vinculado a algunos directivos locales en el directorio de Aerolíneas,
haya autorizado el nuevo embate gremial en estas circunstancias, pero en España
insisten con ello.

Luego de que el año pasado la empresa concretara un aporte para la campaña
presidencial de Cristina Kirchner, sus directivos están desorientados
frente a la ambigua posición oficial en torno del conflicto.

Mañana al mediodía, en la cartera laboral, está pautada
una reunión entre funcionarios del Ministerio de Trabajo, representantes
de Aerolíneas Argentinas y el Grupo Marsans y APLA.

La última edición semanal de “Código Aéreo”,
una newsletter que refleja la posición empresaria, ya había planteado
que las negociaciones que conducen Carlos Tomada y Norma Rial en la cartera
laboral estaban a un paso de fracasar.

El jueves pasado –agrega la publicación-, Pablo Biró, vicepresidente
de APLA, había explicado que el gremio estaba en “estado de alerta
y movilización” dado que “seguramente van a volver las demoras
y reprogramaciones de vuelos, pero como fruto de la inoperancia de la empresa,
que todavía ni nos depositó los sueldos en tiempo y forma”.

Recuerda que las declaraciones realizadas por el gremialista se realizaban
en el mismo momento que se acreditaba el dinero en las cuentas de los pilotos
y que las “demoras y reprogramaciones de vuelos” son algo común
en una aerolínea que tiene más de 100 vuelos diarios.

Y prosigue: como excusa de la medida de fuerza tomada desde ayer, Biró
reiteraba la semana pasada, viejas denuncias: “hay flotas donde la mitad
de los pilotos no tienen auriculares, que son obligatorios y básico para
poder volar”, algo que fue desmentido por la empresa.

Vaciamiento

También alertó sobre un “vaciamiento” que la compañía
realiza, dado que “se usan los recursos de Aerolíneas (Argentinas),
en beneficio de Austral”. Justo en esa semana, refresca la newsletter,
ingresó un nuevo Boeing 737-500 a la compañía y se espera,
en pocas horas más, la llegada del primer A 320 de Aerolíneas
Argentinas.

Biró no dejó ninguna puerta abierta para una solución
de corto o largo plazo. En declaraciones a la agencia Noticias Argentinas, aseguró
que “no queda ninguna posibilidad de encontrar una solución al conflicto”
y sentenció: “se acabaron las instancias de conciliación
voluntaria”.

Aclaró que los pilotos mantienen “un muy buen diálogo con
el gobierno”, pero “el conflicto es con la empresa”. A comienzo
de la semana pasada, el titular de APLA, Jorge Pérez Tamayo, había
asegurado que “el diálogo siempre ha existido, pero no vamos a permitir
que Aerolíneas Argentinas no sea la línea aérea que tiene
que ser. Vamos a exigir que nos den todo lo que la empresa ha firmado y homologado
en Trabajo”-

En cuanto a la cancelación de los dos vuelos anoche, desde la compañía
aérea lo atribuyeron a que no se presentaron sus tripulantes a trabajar
ante el “status voluntario” que rige para que los pilotos opten por
la toma o no de los vuelos que son reprogramados.

El propio número dos de Apla, Biró, ratificó que “no
había pilotos previstos para esos vuelos, y queremos dejar en claro que
esto no obedece a una medida de fuerza”, pero deslizó que “estos
serán los primeros de muchos vuelos que se van a cancelar por la forma
de operar de la empresa, sumado a la falta de inversión”.

Mientras se sigue afectado el servicio con el enfrentamiento entre Marsans y
los pilotos, después de varios meses de negociaciones, el gobierno y
Aerolíneas acordaron que el Estado volverá a tener el 5% de las
acciones de la empresa, y así conseguir un mayor control en el directorio.

La consecuencia es que se vienen cambios en algunas gerencias estratégicas.

No se sabe aún cómo se instrumentará, ya que hay un proyecto
para que el Estado aumente su participación un 3,5%, en principio, para
terminar en un 5%. La condición es que el gobierno retire las impugnaciones
judiciales contra Aerolíneas.

Antecedentes

Hace dos años, los titulares de Marsans, Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz,
con la colaboración de Miguel Sebastián, jefe de asesores económicos
de Rodríguez Zapatero, y de Alberto Fernández, Jefe del Gabinete
de Ministros de Néstor Kirchner, habían promovido que compañía
española cediera un porcentaje de sus acciones en Aerolíneas Argentinas
al Estado argentino, a cambio de la aprobación de sus balances y la liberación
por parte del gobierno español de los US$ 300 millones que Marsans aún
reclamaba al Estado español, por la compra de dicha aerolínea.

Los gremios aeronáuticos que persisten en la actitud beligerante ante
la patronal española pretenden una decidida intervención estatal,
sea a través de Lafsa o con la base de los recursos presupuestarios asignados
al sello creado para absorber al personal de dos aerolíneas privadas,
Lapa y Dinar, que habían dejado de volar. La alianza con Southern Winds
(SW), que cubriría las rutas de la empresa pública además
de las propias, determinó el naufragio del proyecto a partir del escándalo
de las narcovalijas a España.

Lafsa cedía a SW la mitad de su personal y solventaba el combustible.
El gobierno la liquidó, y acordó con la chilena LAN no dejar a
los trabajadores cesantes.

Líneas Aéreas Federales emplea a 66 personas que todavía
esperan ser reubicadas en otras empresas. Sin embargo, según el último
presupuesto, le fueron asignados 3.000.000 de pesos, aportados por el Tesoro,
a los que se sumarán otros 600.000 que pagará LAN Argentina por
el alquiler de hangares estatales.

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