Valerie Plame demanda a Cheney, Libby y Rove

Mientras la justicia cajonea una causa poco grata para el predicador fundamentalista Karl Rove –mentor de George W.Bush-, una ex agente de la CIA radica pleitos contra él, el vicepresidente Richard Cheney y su ex asesor jefe, Lewis Libby.

14 julio, 2006

En 2003, la identidad de la agente encubierta –un secreto de seguridad- fue filtrada al “New York times” por Libby, actuando por instrucciones de Cheney y con conocimiento de Rove y Bush mismo. El objeto era arruinar a Plame ya su esposo, Joseph Wilson.

Wilson, ex diplomático de carrera, denuncio en julio de aquel año, vía el NYT, que el gobierno había fraguado datos de inteligencia sobre un presunto arsenal nuclear en manos de Saddam Huséin. Eso dio excusas para la invasión y llevó al actual empantanamiento bélico y político. Las armas no existían.

La infidencia sobre Plame fue, como reconocería a los fiscales en 2005 Libby (único chivo emisario en el escándalo), idea de Cheney para vengarse de Wilson. En la Casa Blanca de Bush, este tipo de móviles suele pesar más que la prudencia o en buen tino.

Días después de la denuncia del ex diplomático, Richard Novak –un operador periodístico allegado a Rove- puso en evidencia a Plame. Esto hizo caer los fiscales sobre Libby, en el fondo un amanuense de Cheney. Por esa época, un experto británico que también había puesto en duda la existencia de armas atómicas en Bagdad fue hallado muerto y el MI5 cubrió las investigaciones con una manto de silencio.

La presentación de Valerie Plane sostiene que la infidencia intencional puso en peligro su vida, la de Wilson y las de sus tres hijos. Amén de Cheney, Rove –todavía es funcionario en la Casa Blanca- y Libby (cobra un jugoso subsidio otorgado en forma reservada), también Novak figura en la demanda del matrimonio.

En 2003, la identidad de la agente encubierta –un secreto de seguridad- fue filtrada al “New York times” por Libby, actuando por instrucciones de Cheney y con conocimiento de Rove y Bush mismo. El objeto era arruinar a Plame ya su esposo, Joseph Wilson.

Wilson, ex diplomático de carrera, denuncio en julio de aquel año, vía el NYT, que el gobierno había fraguado datos de inteligencia sobre un presunto arsenal nuclear en manos de Saddam Huséin. Eso dio excusas para la invasión y llevó al actual empantanamiento bélico y político. Las armas no existían.

La infidencia sobre Plame fue, como reconocería a los fiscales en 2005 Libby (único chivo emisario en el escándalo), idea de Cheney para vengarse de Wilson. En la Casa Blanca de Bush, este tipo de móviles suele pesar más que la prudencia o en buen tino.

Días después de la denuncia del ex diplomático, Richard Novak –un operador periodístico allegado a Rove- puso en evidencia a Plame. Esto hizo caer los fiscales sobre Libby, en el fondo un amanuense de Cheney. Por esa época, un experto británico que también había puesto en duda la existencia de armas atómicas en Bagdad fue hallado muerto y el MI5 cubrió las investigaciones con una manto de silencio.

La presentación de Valerie Plane sostiene que la infidencia intencional puso en peligro su vida, la de Wilson y las de sus tres hijos. Amén de Cheney, Rove –todavía es funcionario en la Casa Blanca- y Libby (cobra un jugoso subsidio otorgado en forma reservada), también Novak figura en la demanda del matrimonio.

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