Uruguay sigue duro y la corte quixá postergue decisiones

Anticipando que su reclamo será aceptado por el tribunal internacional de La Haya, Montevideo da por terminada la mediación del rey. A su vez, Buenos Aires desconcoceesa decisipon,pero queda atada a bloqueos de rutas, ilegal en ambos países.

20 diciembre, 2006

El gobierno de Tabaré Vázquez suspendió la intervención del rey como “facilitador del diálogo”, en tanto Argentina “no levante los cortes que afectan el tránsito fronterizo”. Obviamente, los orientales optan por dar prioridad a un argumento que los errores de Néstor Kirchner, Jorge Taiana y otros funcionarios le han entregado en bandeja de plata.

Según señaló Héctor Gross Espiell, jefe de la delegación oriental ante la corte de La Haya (cuyo cometido original era el asunto de las dos pasteras), la misión real “ha terminado. No hay nada de lo cual conversar mientras sigan los bloqueos de puentes”. Aprovechando la falta de reflejos argentinos, el hábil diplomático margina los aspectos ecológicos.

El monarca y el gobierno argentino ya fueron informados al respecto. Por otra parte, el representante del rey, Juan Antonio Yáñez, ya estaba al tanto de la dura decisión. Ésta parecía inevitable, en una jornada de violentos cruces entre ambos grupos, donde se intercambiaron acusaciones de chantaje, injurias, coacción, falacias, etc. A juicio de observadores holandeses, los argentinos se dejaron llevar a ese terreno por falta de experiencia diplomática.

Por supuesto, la situación de Juan Carlos de Borbón es desairada, pues su intervención había sido pedida por Kirchner mismo. Entretanto, éste no hizo nada para levantar –mediante el uso legal de la fuerza, como en el caso de UBA- esos bloqueos estilo piquetero. Justamente, tampoco impidió que ayer los cartoneros cortasen puente Alsina.

Sin duda, Uruguay queda en posición favorable, pues ha elegido el punto más débil de los argentinos: la intransigencia de los asambleístas entrerrianos. Por otra parte, el propio Espiell no se escandaliza ante la mutua lluvia de insultos y la considera normal. Al contrario, la argentina Susana Ruiz Cerruti se declaraba “sorprendida por la agresividad uruguaya ante lo quince jueces del tribunal. No esperaba ciertos términos”.

El italiano Luigi Condorelli, del equipo oriental, prefiere esgrimir razones jurídicas. “Argentina sostiene que los cortes de rutas y puentes no son graves. Pero, si el rey español ofreció sus buenos oficios, no sería porque se tratase de bagatelas”. Sin trepidar, Uruguay recalca “el daño económico irreparable que los cortes generan”. En lo atinente a las pasteras y sus riesgos ecológico, Montevideo se apoya en el reciente informe del Banco Mundial, favorable a la finesa Botnia. Buenos Aires no dispone de nada de ese calibre.

Ahora, varios analistas creen que la Corte enfriará los ánimos postergando toda decisión hasta la segunda semana de enero. Algo asustado por la actitud oriental, en Gualeguachú tal vez abran una pausa de cortes mientras duren las fiestas.

El gobierno de Tabaré Vázquez suspendió la intervención del rey como “facilitador del diálogo”, en tanto Argentina “no levante los cortes que afectan el tránsito fronterizo”. Obviamente, los orientales optan por dar prioridad a un argumento que los errores de Néstor Kirchner, Jorge Taiana y otros funcionarios le han entregado en bandeja de plata.

Según señaló Héctor Gross Espiell, jefe de la delegación oriental ante la corte de La Haya (cuyo cometido original era el asunto de las dos pasteras), la misión real “ha terminado. No hay nada de lo cual conversar mientras sigan los bloqueos de puentes”. Aprovechando la falta de reflejos argentinos, el hábil diplomático margina los aspectos ecológicos.

El monarca y el gobierno argentino ya fueron informados al respecto. Por otra parte, el representante del rey, Juan Antonio Yáñez, ya estaba al tanto de la dura decisión. Ésta parecía inevitable, en una jornada de violentos cruces entre ambos grupos, donde se intercambiaron acusaciones de chantaje, injurias, coacción, falacias, etc. A juicio de observadores holandeses, los argentinos se dejaron llevar a ese terreno por falta de experiencia diplomática.

Por supuesto, la situación de Juan Carlos de Borbón es desairada, pues su intervención había sido pedida por Kirchner mismo. Entretanto, éste no hizo nada para levantar –mediante el uso legal de la fuerza, como en el caso de UBA- esos bloqueos estilo piquetero. Justamente, tampoco impidió que ayer los cartoneros cortasen puente Alsina.

Sin duda, Uruguay queda en posición favorable, pues ha elegido el punto más débil de los argentinos: la intransigencia de los asambleístas entrerrianos. Por otra parte, el propio Espiell no se escandaliza ante la mutua lluvia de insultos y la considera normal. Al contrario, la argentina Susana Ruiz Cerruti se declaraba “sorprendida por la agresividad uruguaya ante lo quince jueces del tribunal. No esperaba ciertos términos”.

El italiano Luigi Condorelli, del equipo oriental, prefiere esgrimir razones jurídicas. “Argentina sostiene que los cortes de rutas y puentes no son graves. Pero, si el rey español ofreció sus buenos oficios, no sería porque se tratase de bagatelas”. Sin trepidar, Uruguay recalca “el daño económico irreparable que los cortes generan”. En lo atinente a las pasteras y sus riesgos ecológico, Montevideo se apoya en el reciente informe del Banco Mundial, favorable a la finesa Botnia. Buenos Aires no dispone de nada de ese calibre.

Ahora, varios analistas creen que la Corte enfriará los ánimos postergando toda decisión hasta la segunda semana de enero. Algo asustado por la actitud oriental, en Gualeguachú tal vez abran una pausa de cortes mientras duren las fiestas.

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