<p>Justamente cuando Hungría es presidente de turno en la Unión Europea, el partido oficialista Fidesz (Fe), del primer ministro Viktor Orban, pasó en el parlamento una constitución casi medieval. Lo hizo merced a los dos tercios de bancas (262) que le permiten este tipo de abusos.<br />
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La flamante carta hace explícitas referencias al catolicismo romano, la familia paternalista y “el papel del orgullo nacional en la milenaria historia magyar”. Pero, al ir más allá de países como Polonia –sus católicos militantes son minoría-, despierta viejos fantasmas expansionistas. Cabe recordar que, antes y después de la ocupación otomana (1526/1683), Hungría controlaba las actuales Eslovenia, Croacia, Dalmacia y parte de Rumania. <br />
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Resulta curioso que un partido aún más derechista, Jobbik (“los mejores”), haya votado en contra porque considera que Fidesz no reivindica los “territorios históricos del rey Esteban”. En tanto, los socialistas (MSZP) y los verdes (LMP) se retiraron antes de la votación. Ya en enero, Orban irritó a Bruselas por aprobar una ley de medios que limitaba la libertad de expresión y reinstauraba la censura eclesiástica Las presiones en la UE obligaron a moderar el texto final, pero hoy la constitución recoge varios aspectos de aquél.<br />
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“Tenemos nuevamente una carta magna católica y patriótica, digna de la antigua corona magyar”, proclamó el miércoles Laszlo Köver, presidente de la cámara baja. Aludía al recorte de derechos sociales que figuraban en la reforma de 1989 y modificaban la constitución comunista de 1949. En realidad, Fidesz pone en práctica una teoría (1986) del sociólogo norteamericano de origen húngaro Paul Demeny. Según él, “no puede privarse de derechos civiles a ningún menor de dieciocho años”. Esta postura ha sido incorporada a otro proyecto, ahora de József Szájer, diputado oficialista.<br />
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Mientras el poder ejecutivo limita de 270 a 90 días los subsidios por desempleo, el 25 de este mes el presidente Pál Schmitt firmará la constitución, que entrará en vigencia el próximo enero. Dos politicólogos, Andras Mink y Gabor Török, la han denunciado “como golpe institucional”.</p>
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Una ultraconservadora constitución en Hungría
La carta aprobada en Budapest impone el catolicismo y la familia convencional, en tanto rechaza uniones homosexuales. En varios aspectos, es más autoritaria que las propuestas circulantes en Francia o Finlandia. Su lema: Dios, patria y hogar.