Empezando la semana, la comisión de derechos y seguridad (Parlamento Europeo, Estrasburgo) rechazó al católico ultramontano Buttiglione como próximo comisionado de Justicia. Esto dejó malparados a otros dos adalides de la derecha: José Manoel D.Barroso (portugués, presidente entrante de la UE) y Silvio Berlusconi, primer ministro italiano.
El legislativo regional también rechazó a Buttiglione como vicepresidente de la UE. “La nueva cúpula de la UE arranca muy mal. Ya teníamos dos conservadores (Barroso y Neelie Kroes, candidata holandesa para Competencia, procesada en su país por privilegiar intereses privados) y nos proponen un integrista digno de Marcel Lefèbvre”. Así señalaba la bancada socialdemócrata, el miércoles.
Un día antes, el Parlamento interpeló al propio Barroso, que venía defendiendo a capa y espada los dislates de Buttiglione. Por supuesto, Berlusconi y algunos aliados de la coalición derechista –no todos-adoptaban una posición aun más dura que el portugués. Pero ya los jefes de la izquierda y la centroizquierda (Hans-Gert Pöttering, Martin Schultz) cuestionaban las actitudes de Barroso.
Salvo Italia y Holanda –cuyo embajador en Buenos Aires, de paso, planteaba exigencias “ortodoxas” en el tratamiento a servicios privatizados-, “los 25” eludieron apoyar a Barroso. Eso así, salieron por Buttiglione San Marino, Andorra y el Vaticano (no están en la UE).
Pero el peculiar mecanismo para integrar la CE no ayuda a tirios ni troyanos. De los 24 comisionados (ministros) designados en esta oportunidad, diecinueve estaban propuestos por comisiones parlamentarias. De los cinco promovidos por el presidente entrante, dos fueron rechazados: Buttiglione –dos veces- y el húngaro László Kovács (energía y combustibles).
Pero hay tres casos que levantan sospechas de corrupción o vínculos con “lobbies”. Se trata de Kroes –competencia, tan luego-, la danesa Marianne Boels (agricultura) y la letona Ingrida Udre (presupuesto). Resulta curioso que, mientras Buttiglione quiere que las mujeres vuelvan al hogar, tres de ellas –también de derecha- sean cuestionadas por su escasa transparencia.
El caso italiano tiene ribetes de escándalo y puede acabar con la carrera de Barroso antes de empezar. En primer término, porque el propio Berlusconi sigue en proceso por corrupción y sólo lo salva una “inmunidad temporaria a medida”. Segundo, porque apareció otro desbocado, Mirko Tremaglia, ítalocroata, ministro de colectividades en el exterior. Salió a defender al “filósofo” (como en Argentina, hoy cualquiera pasa por tal) usando el término “culattone” –pulastrón- para aludir a homosexuales.
“Resulta irónico que Tremaglia limite el asunto a varones, empleando esa palabrota”. Así ironizaba Sophie t’Velde, una parlamentaria holandesa, a costa del personaje. De ahora a la semana próxima, legisladores, Barroso y dirigentes políticos tratan de negociar una salida más o menos elegante.
“Las sospechas sobre un húngaro, una letona, una holandesa y una danesa cuestionan el buen juicio de Barroso o de quienes hayan propuesto esos candidatos. Cabe preguntarse –señalaba el londinense ‘Daily Telegraph’- si no sería mejor barajar y dar de nuevo. Los 25 no pudieron haber empezado peor”. Mientras tanto, los medios rioplatenses no dicen palabra sobre la crisis.
Empezando la semana, la comisión de derechos y seguridad (Parlamento Europeo, Estrasburgo) rechazó al católico ultramontano Buttiglione como próximo comisionado de Justicia. Esto dejó malparados a otros dos adalides de la derecha: José Manoel D.Barroso (portugués, presidente entrante de la UE) y Silvio Berlusconi, primer ministro italiano.
El legislativo regional también rechazó a Buttiglione como vicepresidente de la UE. “La nueva cúpula de la UE arranca muy mal. Ya teníamos dos conservadores (Barroso y Neelie Kroes, candidata holandesa para Competencia, procesada en su país por privilegiar intereses privados) y nos proponen un integrista digno de Marcel Lefèbvre”. Así señalaba la bancada socialdemócrata, el miércoles.
Un día antes, el Parlamento interpeló al propio Barroso, que venía defendiendo a capa y espada los dislates de Buttiglione. Por supuesto, Berlusconi y algunos aliados de la coalición derechista –no todos-adoptaban una posición aun más dura que el portugués. Pero ya los jefes de la izquierda y la centroizquierda (Hans-Gert Pöttering, Martin Schultz) cuestionaban las actitudes de Barroso.
Salvo Italia y Holanda –cuyo embajador en Buenos Aires, de paso, planteaba exigencias “ortodoxas” en el tratamiento a servicios privatizados-, “los 25” eludieron apoyar a Barroso. Eso así, salieron por Buttiglione San Marino, Andorra y el Vaticano (no están en la UE).
Pero el peculiar mecanismo para integrar la CE no ayuda a tirios ni troyanos. De los 24 comisionados (ministros) designados en esta oportunidad, diecinueve estaban propuestos por comisiones parlamentarias. De los cinco promovidos por el presidente entrante, dos fueron rechazados: Buttiglione –dos veces- y el húngaro László Kovács (energía y combustibles).
Pero hay tres casos que levantan sospechas de corrupción o vínculos con “lobbies”. Se trata de Kroes –competencia, tan luego-, la danesa Marianne Boels (agricultura) y la letona Ingrida Udre (presupuesto). Resulta curioso que, mientras Buttiglione quiere que las mujeres vuelvan al hogar, tres de ellas –también de derecha- sean cuestionadas por su escasa transparencia.
El caso italiano tiene ribetes de escándalo y puede acabar con la carrera de Barroso antes de empezar. En primer término, porque el propio Berlusconi sigue en proceso por corrupción y sólo lo salva una “inmunidad temporaria a medida”. Segundo, porque apareció otro desbocado, Mirko Tremaglia, ítalocroata, ministro de colectividades en el exterior. Salió a defender al “filósofo” (como en Argentina, hoy cualquiera pasa por tal) usando el término “culattone” –pulastrón- para aludir a homosexuales.
“Resulta irónico que Tremaglia limite el asunto a varones, empleando esa palabrota”. Así ironizaba Sophie t’Velde, una parlamentaria holandesa, a costa del personaje. De ahora a la semana próxima, legisladores, Barroso y dirigentes políticos tratan de negociar una salida más o menos elegante.
“Las sospechas sobre un húngaro, una letona, una holandesa y una danesa cuestionan el buen juicio de Barroso o de quienes hayan propuesto esos candidatos. Cabe preguntarse –señalaba el londinense ‘Daily Telegraph’- si no sería mejor barajar y dar de nuevo. Los 25 no pudieron haber empezado peor”. Mientras tanto, los medios rioplatenses no dicen palabra sobre la crisis.