Un senado complaciente le otorga US$ 150.000 millones al gobierno

Los que ambos precandidatos opositores llaman “demócratas por George W.Bush” aportaron votos para aprobar los estímulos propuestos por Henry Paulson, secretario de hacienda. Esto acentúa los rasgos ultraconservadores de la gestión actual.

8 febrero, 2008

En realidad, parece un intento de frenar la caída de Wall Street asegurando a los estamentos más prósperos –clase alta y media alta, inversores bursátiles, empresas- una inyección vía reembolsos y rebajas tributarias. Es otra fase del ofertismo ensayado, en los años 80 y sin resultados, por Ronald Reagan.

No obstante, las primeras reacciones del mercado fueron módicas porque, si es cierto que hay riesgos de estanflación o recesión, ese paquete de US$ 150.000 millones no será suficiente. La propuesta presidencial pasò por 81 votos a dieciséis, con escasas modificaciones. Exactamente, la misma actitud parlamentaria que cuando se trata de gastar más en dos guerra sin salida.

El plan contempla una masiva de impuestos (US$ 600 a 1.200 por cabeza) a los sectores que más ganan y apenas 300 para las clases baja y media baja. Esto puede tener una contrapartida poco grata a Wall Street: Richard Fisher, el director más ortodoxo de la Reserva Federal, sugirió que cesen las rebajas de tasas cortas, pues “estos estímulos pueden ser inflacionarios”.

Fisher cree que no existen riesgos estanflacionarios ni recesivos. “A lo sumo –sostuvo-, el producto bruto quedará bajo 1% anual un par de trimestres”. Pero la mentalidad bursátil, en esencia impaciente, no resistirá seis meses a ese ritmo y puede provocar derrumbes que acaben afectando a indicadores reales.

En realidad, parece un intento de frenar la caída de Wall Street asegurando a los estamentos más prósperos –clase alta y media alta, inversores bursátiles, empresas- una inyección vía reembolsos y rebajas tributarias. Es otra fase del ofertismo ensayado, en los años 80 y sin resultados, por Ronald Reagan.

No obstante, las primeras reacciones del mercado fueron módicas porque, si es cierto que hay riesgos de estanflación o recesión, ese paquete de US$ 150.000 millones no será suficiente. La propuesta presidencial pasò por 81 votos a dieciséis, con escasas modificaciones. Exactamente, la misma actitud parlamentaria que cuando se trata de gastar más en dos guerra sin salida.

El plan contempla una masiva de impuestos (US$ 600 a 1.200 por cabeza) a los sectores que más ganan y apenas 300 para las clases baja y media baja. Esto puede tener una contrapartida poco grata a Wall Street: Richard Fisher, el director más ortodoxo de la Reserva Federal, sugirió que cesen las rebajas de tasas cortas, pues “estos estímulos pueden ser inflacionarios”.

Fisher cree que no existen riesgos estanflacionarios ni recesivos. “A lo sumo –sostuvo-, el producto bruto quedará bajo 1% anual un par de trimestres”. Pero la mentalidad bursátil, en esencia impaciente, no resistirá seis meses a ese ritmo y puede provocar derrumbes que acaben afectando a indicadores reales.

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