Naturalmente, los 320 escaños reunidos le dan al presidente de origen húngaro Nicolas Sarkozy cinco años de relativa tranquilidad. Salvo que la coalición llamada ahora “nuevo centro” (eufemismo por “nueva derecha”, usual también en Italia) se resquebraje antes de tiempo o repita los errores de la semana pasada.
El oficialismo perdió votos de clase media, a última hora, por un paso en falso a cargo de Jean-Louis Borloo (ministro de hacienda) y el “premier” François Fillon. Casi al mismo tiempo, admitieron que el déficit del sistema nacional de seguridad social será financiado aumentando cinco puntos el IVA. Apretado por Laurent Fabius, ex primer ministro socialista, Borloo cometió ese error político días antes del segundo comicio y, luego, Fillon lo agravó al confirmarlo.
Algunos sondeos a medida de la Union pour une majorité populaire (UMP, el sello de Sarkozy) anticipaban quinientas bancas para la coalición. Pero el asunto de IVA pinchó ilusiones y hasta dejó fuera de la asamblea nacional al otrora viceprimer ministro degolista Alain Juppé, que perdió su bastión (Burdeos) y renunció como nuevo ministro de ecología. Ahora, la situación de Fillon y Borloo, dos inventos de Sarkozy, dista de ser cómoda.
Una maniobra de último momento por parte del comando oficialista tampoco marchó bien. La idea era poner en primer plano la ruptura sentimental entre Ségolène Royal (cabeza de la coalición izquierdista) y François Hollande, secretario general socialista. Pero el asunto puso a primer plano la virtual separación entre Sarkozy –un verdadero don Juan- y su segunda esposa. Sea como fuere, es la primera vez desde que Charles de Gaulle fundó la quinta república (1958) que los triunfadores en elecciones presidenciales y primer turno de legislativas pierden tanto terreno en segunda vuelta.
Naturalmente, los 320 escaños reunidos le dan al presidente de origen húngaro Nicolas Sarkozy cinco años de relativa tranquilidad. Salvo que la coalición llamada ahora “nuevo centro” (eufemismo por “nueva derecha”, usual también en Italia) se resquebraje antes de tiempo o repita los errores de la semana pasada.
El oficialismo perdió votos de clase media, a última hora, por un paso en falso a cargo de Jean-Louis Borloo (ministro de hacienda) y el “premier” François Fillon. Casi al mismo tiempo, admitieron que el déficit del sistema nacional de seguridad social será financiado aumentando cinco puntos el IVA. Apretado por Laurent Fabius, ex primer ministro socialista, Borloo cometió ese error político días antes del segundo comicio y, luego, Fillon lo agravó al confirmarlo.
Algunos sondeos a medida de la Union pour une majorité populaire (UMP, el sello de Sarkozy) anticipaban quinientas bancas para la coalición. Pero el asunto de IVA pinchó ilusiones y hasta dejó fuera de la asamblea nacional al otrora viceprimer ministro degolista Alain Juppé, que perdió su bastión (Burdeos) y renunció como nuevo ministro de ecología. Ahora, la situación de Fillon y Borloo, dos inventos de Sarkozy, dista de ser cómoda.
Una maniobra de último momento por parte del comando oficialista tampoco marchó bien. La idea era poner en primer plano la ruptura sentimental entre Ségolène Royal (cabeza de la coalición izquierdista) y François Hollande, secretario general socialista. Pero el asunto puso a primer plano la virtual separación entre Sarkozy –un verdadero don Juan- y su segunda esposa. Sea como fuere, es la primera vez desde que Charles de Gaulle fundó la quinta república (1958) que los triunfadores en elecciones presidenciales y primer turno de legislativas pierden tanto terreno en segunda vuelta.