<p>Síntomas no faltan. Vaclav Klaus, presidente checo, explicaba que su país “no debe entregar aportes al Fondo Monetario Internacional para sacar de apuros a economías de la Eurozona”. Justo lo contrario de los compromisos adoptados en la XVI cumbre de la Unión Europea.</p>
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<p>Praga es un factor clave, pues el paquete de Bruselas exige pasar por ese parlamento y otros. Como se sabe, la postura checa es apenas menos dura que la británica. Por supuesto, no es el único gobierno que se aferra al poder legislativo. En cuanto a Klaus, ya había puesto en peligro el tratado de Lisboa (2006).<br />
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Por su parte, también la canciller alemana Angela Merkel afronta hoy al Bundestag. Su cometido no es fácil: debe lograr el respaldo al paquete de la cumbre en un país dividido por el euroescepticismo. Tras imponer manu militari sus objetivos en la cumbre, afronta un ámbito mucho más difícil, donde este año ha perdido seis de siete elecciones provinciales.<br />
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A primera vista, Bruselas fue una “arrolladora victoria”, en palabras de Nicolas Sarkozy (que no se veía muy eufórico). Pero los posteriores comentarios de Durão Barroso aguaron la fiesta. Por cierto, la jefa del gabinete no parece haber inclinado en su favor a los votantes y legisladores alemanes. Un sector relevante de ellos se sentirían más cómodos fuera de la Eurozona, al igual que polacos, checos, austríacos y holandeses.<br />
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El último sondeo del instituto demográfico Infratest-Dimap, difundido este miércoles por la cadena televisiva ARD revela que apenas 35% de teutones cree en las medidas de la cumbre, contra 56% de escépticos respecto de sus efectos en los mercados especulativos. Sin duda, el doble papel asumido por Merkel, ante Berlín y ante Bruselas, la obliga a caminar por una cuerda floja.<br />
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Esta misma semana, allegados a la canciller reiteraron su rechazo a aumentar el Fondo Europeo pro Estabilidad Financiera (FEEF), el instrumento para rescates. En este plano, Herman van Rompuy (presidente del Consejo Europeo) insistió en revisar el FEEF y ubicarlo en € 500.000 millones.</p>
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Un euro a US$ 1,303 pone dudas en Bruselas
Seamos francos: no construiremos un futuro sólo con más disciplina y sanciones. Eso sostiene Manuel Durão Barroso, el portugués que preside la Comisión Europea. Necesitamos crecimiento. Ni siquiera un suave repunte bursátil mejoró el clima.