<p>Alrededor de Timothy Geithner (secretario del Tesoro) o Lawrence Summers (asesor principal de Barack Obama), prefieren aguardar hasta ver los primeros resultados concretos del programa lanzado en febrero. Aparte, se acercan tres grandes batallas legislativas: reforma en salud pública, ley sobre efecto invernadero y nuevo sistema de supervisión financiera.</p>
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<p>Los temas uno y tres molestan a un Wall Street que pesa cada vez menos en las decisiones federales. No obstante, el poder ejecutivo no desea abrir un cuarto frente, por ahora. Pero el debate ya está en marcha.<br />
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La jefa del consejo de asesores económicos presidenciales, Cristina Römer, y otro allegado a Obama, Jared Bernstein, quisieran olvidar sus pronósticos de hace cinco meses. A su juicio, un paquete inicial de US$ 800.000 millones (resultó siendo 787.000 millones), bajaría el desempleo a 7% de la población. Sin eso, la cifra sería 9%. Pero, ya en junio, ese guarismo trepaba a 9,5%.<br />
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Estas discrepancias permitieron a los republicanos redoblar críticas al gobierno, olvidando que ellos se habían opuesto de plano a todo tipo de estímulos. Por su parte, Römer y Bernstein recordaron que sus proyecciones databan de enero, cuando aún se ignoraba la hondura de la crisis laboral. No obstante, el alza de la desocupación pone en tela de juicio las presunciones al elaborar el presupuesto 2009/10.<br />
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Su déficit se estimó en US$ 1,8 billones, presuponiendo un desempleo de 8,1% como promedio entre octubre y septiembre venideros. Con el indicador ya en 9,5%, y un rojo tal vez mayor en el próximo ejercicio, aumentarán los gastos en seguridad social. Pero hacienda señala que, a fines de junio, sólo se habían erogado US$ 55.000 millones en estímulos, lo cual dejaba 732.000 millones (93%) para completar los dos años calendarios del programa. Estos números explican la renuencia a abrir un debate sobre otro paquete.</p>
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Un desempleo pertinaz plantea nuevos debates
En realidad, es una discusión que varios altos funcionarios no quieren promover, al menos hasta septiembre u octubre. Pero una desocupación de 9,5%, con posibilidades de rozar 10%, crea un clima político proclive a otro paquete sistémico.