<p>En suma, Michetti pudo defenderse holgadamente de Fernando Solanas, que fue segundo. Pero el otro candidato de derecha, Alfonso Prat-Gay, quedó tercero. Pese a resultados como los de Córdoba y Santa Cruz (perdió el kirchnerismo), no fue el “golpe definitivo al matrimonio” que proclama Elisa Carrió. Fue, en cambio, un balde de agua fría al triunfalismo.</p>
<p>Tampoco fue la consagración de de Narváez como heredero del “peronismo prolijo”. Por ejemplo, en el caso de los diputados bonaerenses, la diferencia fue mayor en votos que en diputados nacionales. Ahora, el congreso queda con 115 oficilialistas o aliados y 142 opositores.</p>
<p>No obstante, este bloque se compone de facciones peronistas disidentes (once), derecha pura (Unión Pro) y UCR-Coalición (el mayor grupo, con 78 bancas). Como Julio Cobos se levantó en Mendoza con 48%, los radicales pueden arbitrar en escala nacional, situación que no habían vivido en años.</p>
<p>En cuanto al senado, es otra cosa. El kirchnerismo retiene 37 escaños contra 33 de la coalición opositora y dos en duda. También en la cámara alta los radicales tienen posibilidades de liderar: son dieciciete contra nueve peronistas y siete provinciales. A partir de ahora, el gobierno federal deberá pulir el modelo, tirar al agua obra muerta –los piqueteros, por ejemplo- y aprovechar que la oposición precisa tiempo para reunirse en torno de ua plataforma consistente (¿Mauricio Macri podrá?).<br />
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Un balde de agua fría al triunfalismo
No fue un plesbiscito por ni contra el modelo. En Buenos Aires, Fernando de Narváez le ganó al ex presidente por 34,5 a 32,2%. En Santa Fe, Carlos Reutemann sacó 41% contra 40% de Rubén Giustiniani. En cierto sentido, Julio Cobos emerge con vistas a 2011.