<p>Hay un detalle irónico en todo esto: si los conservadores desplazan en 2010 a los maltrechos laboristas, Londres puede tentarse con abandonar la Unión Europea. Ello significaría volver al área nórdica de comercio. Vale decir Gran Bretaña –podría revivir la hoy marginal libra esterlina-, Islandia, Noruega y hasta Irlanda.<br />
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Al fin y al cabo, la UE (un grupo que tambalea desde haber incorporado tantas economías inmaduras en 2005) optó nuevamente por una salida de compromiso. En un sentido, Bruselas acaba de diluir la idea misma encarnada por el tratado de Lisboa, para entronizar a van Rompuy y la baronesa Ashton. Pero el objeto del nuevo poder ejecutivo era dar mayor peso internacional a la UE, no imponer un mínimo común denominador.<br />
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Borrada la candidatura de Massimo D’Alema, quedan dos puestos en el aire: Banco Central Europeo (donde el italiano Mario Draghi debiera reemplazar al resistido Jean-Claude Trichet) y Eurogrupo. En este caso, otro peninsular, Giulio Tremonti, podría sustituir a Jean-Claude Junker, que representa no un país sino un “offshore”, Luxemburgo. <br />
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“En Bruselas ha capitulado la idea fundacional del tratado y la propia UE”, coincidieron Bernard-Henri Lévy y Franco Venturini. ¿Los responsables? Pues “Francia y Alemania, que pactaron para bloquear a Italia, España y otros. Esencialmente –apunta Lévy- el objetivo real era que un británico no obtuviera cargos económicos o financieros”.<br />
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Dicho de otro modo y arriesgando de paso la integridad territorial belga (algo que París ha objetado desde 1831) Bruselas pierde una oportunidad de terciar en un nuevo contexto geopolítico. Esto es, el grupo de Dos (Estados Unidos, China), Rusia y los países emergentes, con India y Brasil al frente. “Europa unida ha dado un paso o dos hacia la irrelevancia”, sostenía Venturini. <br />
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UE: ahora dos don nadie y un sueño que se esfuma
Ni siquiera sus compatriotas están felices: temen que, sin Herman van Rompuy de primer ministro, Bélgica termine dividiéndose. El nuevo presidente de la UE y su canciller, la inglesa Catherine Ashton, son tachados de don nadie por varios medios.