Apenas instalado en la Casa Blanca anunció que EE.UU se retiraba de la Asociación del Tratado del Pacífico (TPP por su sigla inglesa). Comenzaba así su política de cuestionamiento al sistema comercial global.
La iniciativa, impulsada por el Presidente Obama con la clara intención de contener la expansión de China, se quedaba sin liderazgo de un día para otro. De los doce, el club quedaba con once países, y perdía el socio fundador y el que más aportaba. Tardaron como un año en recuperarse, y finalmente los demás miembros del foro acordaron firmar un tratado perfectible y más modesto que el proyecto original, hace poco más de un mes.
Mientras tanto China, convertida en campeona del liberalismo comercial seguía avanzando en la región, a pesar de las suspicacias de sus vecinos que bien la conocen.
En el medio, Trump sugirió otro esquema de trabajar juntos, que los once, respetuosamente se abstuvieron de calificar, pero que no movió un centímetro la dirección tomada.
Ahora, intempestivamente, en esos giros que cada vez sorprenden menos, sugirió que estaba abierto a reingresar al TPP si se le ofrecían mejores condiciones. Uno de esos tweets que se convierten en titulares de los medios.
Tal vez la incertidumbre sobre una guerra comercial con China, que ninguno de los dos grandes actores parece dispuesto a detener, le indicó dar este paso que, por lo menos, aporta más confusión. Los funcionarios de la Casa blanca, especializados en temas de comercio, estudian con atención las chances de mejorar el acuerdo original que había definido Obama.
De modo que ahora hay que lidiar en esta materia con China, con Canadá y México por el NAFTA, con Sudcorea, y con los otros once.
El nuevo TPP, suscripto hace pocas semanas en Santiago de Chile, representa 13% de la economía global e involucra a 500 millones de personas.
Por ahora, los signatarios del acuerdo del Pacífico, observan un cuidadoso silencio. Podría haber disenso interno. Canadá y México, dos socios conspicuos del club, están en negociaciones con Estados Unidos por el futuro del NAFTA. Si apoyan a Washington puede obtener alguna ventaja en la negociación de América del Norte. En todo caso, puede haber dilaciones para todos los actores.