Después del asalto al Capitolio del 6 de enero, incitado por el entonces presidente Donald Trump, circularon muchas versiones en Internet acerca de la posibilidad de que perdiera el derecho a percibir los beneficios brindados a los expresidentes.
Pero no va a ser así, informa esta semana Reuters, gracias a la Ley de Expresidentes, una ley de 1958 que brinda beneficios de por vida a las personas que presidieron la nación. Les garantiza un lugar adecuado para mantener una oficina, protección del Servicio de Seguridad, unos US$ 100.000 por año para cubrir los costos de personal y mantenimiento y una pensión vitalicia que ronda los US$ 220.000 anuales. Para Trump el valor actual de esos beneficios será de alrededor de US$ 1 millón.
Un presidente puede ser privado de esos beneficios solo si es retirado de su cargo durante la presidencia, explica un profesor de leyes. Ser sometido a impeachment (juicio político) por la Casa de Representantes no tiene influencia alguna sobre los beneficios. Si bien muchos legisladores reclamaron que se lo retirara del cargo, eso no ocurrió. De modo que los beneficios quedan…. A menos que se cambie la ley.
Esa ley fue promulgada para brindar ayuda financiera al ex presidente Harry Truman, quien terminó su mandato en 1953 con deudas por negocios desafortunados contraídas antes de ser elegido presidente. Hoy los contribuyentes norteamericanos gastan US$ 4 millones para brindar beneficios a los cuatro expresidentes vivientes, informa Reuters citando cifras de la National Taxpayers Union Foundation.
En 2016, cuando Obama terminaba ya su segundo mandato, los republicanos presentaron un proyecto para limitar los alcances de esa ley. Obama lo vetó diciendo que si bien la reforma es necesaria, tal como estaba el proyecto resultaría en un carga onerosa e innecesaria para las oficinas de los expresidentes.
