El presidente norteamericano Donald Trump dijo el viernes 18 que algunos autos extranjeros (autopartes) son una amenaza para la seguridad nacional. Sin embargo demoró por seis meses su decisión de imponerles aranceles para dar más tiempo a las conversaciones comerciales con la Unión Europea y Japón.
No obstante, el viernes Trump reanudó su retórica de ataque a las importaciones automotrices de la Unión Europea: “Ellos tienen barreras comerciales. No quieren nuestros productos agrícolas. Nos mandan Mercedes Benz aquí como si fueran bizcochitos y nosotros casi no los gravamos”.
El documento, que da a entender que exigiría a los socios comerciales de Estados Unidos cuotas voluntarias de exportación, indignó a automotrices y gobiernos extranjeros.
Cecilia Malstroem, comisionada comercial de la Unión Europea, dijo textualmente: “rechazamos rotundamente que nuestras exportaciones de autos sean una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. La Unión Europea está dispuesta a negociar un acuerdo comercial limitado (que incluya autos) pero la Organización Mundial del Comercio prohibe limitar voluntariamente las exportaciones y las Unión Europea ha dicho en repetidas oportunidades que no acepta cuotas en exportación de automóviles.
Toyota, por su parte, critió la decisión de Trump diciendo que envía un mensaje claro de que la automotriz más grande de Japón no es bienvenida en Estados Unidos. Toyota tiene 10 fábricas en Estados Unidos, unas 1500 concesionarias, unas inmensa cadena de suministro y emplea, directa e indirectamente, a 475.000 personas en el país.