Trump en guerra, por ahora, contra aliados

Conflicto con tres de sus principales socios: la Unión Europea, México y Canadá.

1 junio, 2018

El partido central era –y lo sigue siendo- contra China. Después de la clara, enérgica, aunque prudente respuesta de Beijing, la amenaza de guerra comercial quedó en suspenso. Aunque puede ser que por corto tiempo. Hay dos líneas negociadoras en la Casa Blanca: una que persigue lograr acuerdos de muy largo plazo que contribuyan, de modo pausado, a reducir gradualmente el gran déficit comercial de EE.UU con su rival asiático. La otra quiere todo y ya. Obligar a China a eliminar hasta US$ 200 mil millones apenas un año, tal vez en dos.

Pero mientras la atención se concentraba en esas negociaciones de cuyo resultado podría derivar una guerra comercial a vasta escala, Donald Trump volvió a sorprender con su original método de negociación.

Sin anestesia anunció que los proyectados aranceles a la entrada de acero y aluminio a Canadá, México y la Unión Europea, entraban ya en vigencia. Con amigos como éste, quién necesita enemigos, piensan los afectados, tres socios comerciales de gran relevancia.

México y Canadá, socios en el NAFTA, el acuerdo de libre comercio en América del Norte. La Unión Europea, la sólida y antigua alianza transatlántica que modeló el mundo desde la posguerra en la segunda mitad del siglo pasado.

Los nuevos aranceles están ya vigentes. Bruselas advirtió que impondrá la misma cifra que resulte del 25% al acero y 10% al aluminio establecido por EE.UU, a productos usualmente importados de este país, como el bourbon, los jeans y la mantequilla de maní, entre otros. Los gravámenes estadounidenses a los europeos afectan a US$ 7.500 millones de exportaciones de la UE.

Pero tras la respuesta europea puede haber una réplica inmediata de Washington, lo que puede acelerar el escenario de una guerra comercial total.

Entretanto México y Canadá, contestarán de la misma manera que Europa, como ya lo anunciaron.

Una guerra que era inimaginable y que ahora va en camino de ser realidad. Algo que puede retrotraer a Estados Unidos al aislamiento en el que estaba en 1929, única circunstancia histórica semejante a lo que puede acontecer a partir de ahora.

Lo más sugerente fue la reacción en contra de las organizaciones empresariales más importantes de Estados Unidos. Especialmente entre los fabricantes de productos de acero y aluminio. Afirman que estas medidas pueden trastornar el sistema comercial global, reducir la inversión y generar pérdida de empleos dentro del país.

Para todos los observadores es ininteligible la estrategia de la Casa Blanca, y advierten del impacto económico estas decisiones sobre todo el mundo, pero también dentro de Estados Unidos y de su economía. Señalan que las bases sobre las cuales se basaba la hegemonía y liderazgo mundial de EE.UU se está evaporando a gran velocidad.

 

 

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