ZTE, la gigantesca compañía que produce equipos de telecomunicaciones y teléfonos en todo el mundo, anunció la semana pasada que cesaba sus operaciones a consecuencia de la prohibición decidida por la administración Trump de que las empresas norteamericanas la proveyerabn de componentes vitales.
Pero ayer Trump sorprendió a propios y extraños con un tweet donde dice textualmente: “El presidente Xi de China y yo estamos trabajando juntos para dar a ZTE, la gigantesca compañía telefónica china una forma de volver a operar. Demasiados puestos de trabajo perdidos. El Departamento de Comercio ha recibido instrucciones para poner en práctica esta decisión”.
No hubo respuesta inmediata del Departamento de Comercio.
El mes pasado, por orden de Trump, el Departamento de Comercio prohibió por 7 años que ZTE comprara componentes en Estados Unidos luego de que ésta admitiera haber vendido en forma ilegal a Irán y Norcorea equipamiento que incluía partes norteamericanas. En aquel momento, Wilbur Ross, Secretario de Comercio, decía que la conducta de ZTE era indignante y no podía ser pasado por alto.
El gobierno chino celebró la decisión.
Los problemas de ZTE son considerados como la consecuencia más visible de la tensa situación comercial entre Estados Unidos y China. La compañía emplea a 75.000 personas. Es el cuarto proveedor de smartphones en Estados Unidos.