No cree que el planeta esté amenazado, no cree en el calentamiento, no cree que los hielos del Ãrtico se estén derritiendo, no cree que las emisiones de CO2 estén agrandando el agujero de ozono. Y como no cree en nada de eso ni se molesta en estudiar un poco para ver si hay algo de cierto. Según él todo está bien bajo el sol y por lo tanto va a alentar la generación de energía a carbón y el uso de los combustibles fósiles.
Si es cierto lo que advierten muchos científicos, que no alcanza con detener el crecimiento de las emisiones sino que hay que reducirlas de manera significativa para aventar el peligro de más catástrofes climáticas, este salto atrás del país que hasta ahora lideraba el mundo puede ser de una gravedad insondable.
En resumen, hoy Trump anuló el Plan de Energía Limpia de Obama (CPP según siglas inglesas) per tal vez ni siquiera eso alcance para revivir la industria del carbón como prometió (y crear miles de puestos de trabajo). Ni siquiera los barones del carbón creen que eso sea posible. En todo el mundo la tendencia va inexorablemente hacia la reducción de la dependencia del carbón. Es muy improbable que las empresas inviertan millones para apostar al carbón. Más aún, ahora que están cayendo a pique los precios de la energía solar y eólica (85% y 66% respectivamente) muchos estados y ciudades de la Unión ven un futuro de energía limpia.
Trump ya tuvo dos fiascos: salud e inmigración. Comienza a darse cuenta que hacer es más difícil que tuitear. Si bien con su actitud y sus decisiones no condena al mundo al calentamiento global ciertamente su falta de cooperación va a dificultar la lucha contra el calentamiento.
