Tropas sauditas ocupan Bahrein
Paraguas aéreo a la ONU y saudíes en Bahrein. Increíble: el grupo de los 8 devuelve el tema zona de exclusión al Consejo de Seguridad por disidencias internas. Entretanto, tropas de Riyadh ocupan Manama, la oposición shiíta denuncia actos de guerra contra el emirato insular e Irak se inquieta.
15 marzo, 2011
<p>En Libia, el gobierno disidente consigue frenar la ofensiva de Trípoli y Muammar Ghadafi empieza a mandar barcos repletos de refugiados a Lampedusa que quedan varados entre aguas de Trípoli y la sexta flota norteamericana. Inesperadamente, Alemania se une a Rusia y China en una postura ambigua.<br />
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Al mismo tiempo, la propuesta francesa y británica –bloqueo de vuelos militares- tampoco logra un consenso aceptable entre ambos países, Italia, España y la propia Unión Europea. En tono ominoso, algunos medios estadounidenses sostienen que la Libia actual se parece a un futuro mundo sin liderazgo de Washington. El Wall Street Journal, del grupo News Corp. (Rupert Murdoch, activista de ultraderecha) llama a eso “doctrina Obama”.<br />
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Mientras tanto, el Consejo de Seguridad se reunirá esta semana para considerar el pedido de la Liga Árabe, también vinculado al paraguas aéreo. Pero la súbita decisión de Saudiarabia –ocupar Bahrein para “poner orden”- complica el panorama. Ello establece nexos entre la guerra civil libia y la ola de manifestaciones en la isla, Yemen, Jordania, Omán o Egipto mismo.<br />
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“No habíamos sido advertidos de antemano sobre el envío de tropas saudíes a Manama”, confesó el Pentágono, dejando al descubierto la capitis diminutio de Estados Unidos como potencia en la península arábiga y el Magreb. Indirectamente, deteriora la relevancia regional de la Organización del Tratado Noratlántico (OTAN, dirigida por un “holandés ausente”) y del Consejo de Seguridad.<br />
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La intervención saudí apela a otro paraguas, el consejo de cooperación del golfo Pérsico, integrado por Riyadh, Kuwait, Qatar, Bahrein, Omán y la Unión de Emiratos Árabes. No obstante, la fuerza ocupante es exclusivamente saudita. Se sabe que los estados más “democráticos” del área (Kuwait, Qatar) se sienten incómodos. Empero, señalaba Anwar Gargash, canciller de la UEA, “nos unimos ante el peligro común”.<br />
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Algunos analistas escépticos en Beirut, Tel Aviv y Londres creen que “no los mueve otra cosa que el petróleo”. Por cierto, las claves en este campo no son tanto los emiratos, sino el este árabe. Ahí coexisten los mayores yacimientos fuera de la Confederación de Estados Independientes, o sea Rusia, y una población shiita. Ya sus correligionarios de Bahrein presionan para derribar la dinastía al-Jalifa, usurpadora del trono de las Perlas en 1783, con apoyo de Gran Bretaña.<br />
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El foco insurgente de Bahrein está, por otro lado, demasiado cerca de Irak, donde la mayoría es también shiita y mantiene buenas relaciones con Irán. Igual perfil ofrecen los emiratos. Llamativamente, Teherán se aferra al bajo perfil, es decir al “acuerdo tácito” con Saudiarabia, los emiratos y Omán. Pero también hay excelentes relaciones con la laica Siria.</p>
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