Entre ellos, algunos muy acuciantes, que no son solamente privilegio de Francia. También han aparecido en Estados Unidos, en Gran Bretaña y en varios lugares de Europa.
El primero de ellos es el sentimiento de indignación, de rencor y de ansiedad que provoca en amplios sectores de la población la percepción de que han sido abandonados por el proceso industrializador, por las reglas económicas y por la falta de políticas de los gobiernos.
Precisamente en ese sector obtuvo Marina Le Pen la mayoría de sus votos que, por primera vez, permitió a la ultraderecha superar el 30% de los sufragios. Especialmente en varias zonas del norte del país.
Alto nivel de desempleo y creciente índice de pobreza en muchas de esas regiones se tradujeron en menos votos. En muchas de estas ciudades y pueblos, Macron obtuvo menos votos que los ganados como promedio nacional. En áreas con más de 10% de desempleo, el candidato del centro derecha obtuvo 15% menos de sufragios que en las otras regiones del país.
El segundo gran tema a abordar, es el desafío que plantean los enclaves de inmigrantes y refugiados, especialmente por el temor de sus vinculaciones con el terrorismo. Es una realidad vigente en los suburbios de ciudades como París y Lyon. Lo normal es que estos núcleos de población vivan en total aislamiento, tanto en el plano geográfico, como desde las dimensiones de la educación y de las oportunidades de empleo. Lo que conduce a altas concentraciones de población pobre y resentida por su situación.
La población musulmana se espera que crezca en 8,3% para 2020. Un índice importante, pero alejado de las exageraciones de Le Pen y sus seguidores.
Prueba de la conflictiva situación es que el índice de votación en Siene-Saint Denis, un distrito al norte de París alcanzó a 32%, 8% menos que el promedio nacional.
Finalmente, el tercer desafío. Las zonas metropolitanas, de las grandes urbes, tienen los mismos problemas que las grandes ciudades del planeta. La falta de vivienda, la enorme congestión de tránsito, el tiempo prolongado de los viajes interurbanos, y la preocupación por el clima y el ambiente.
Macron tuvo casi 90% de todos los votos en París. Harán falta políticas inteligentes y eficaces para atacar estos problemas. Y mucha colaboración entre las autoridades nacionales y las locales. Lo alentador es que ya hubo algunos éxitos en este proceso, como el resurgimiento de Lyon, la tercer ciudad de Francia.