Tonificada por Obama, Turquía mantiene sus metas europeas

Para el presidente norteamericano, Angora y sus vínculos con Bruselas –hoy semicongelados- son prioritarios, como reiteró el viernes en Washington. Por su parte, el canciller Ahmet Davutöglü replicó que el ingreso a la UE es política de estado.

11 julio, 2010

<p>Volviendo a Angora, la reacción positiva a las manifestaciones de Washington no afecta su actitud geopolítica hacia las repúblicas de Asia central. Como en la Eurozona, pero con ingredientes más violentos, tres de las cinco se debaten entre guerras étnicas y corrupción rampante. Se trata de situaciones que desvelan también a Rusia -la ex Unión Soviética, inició en 1975 una “quinta guerra afgana” que no cesa- y EE.UU., heredero del conflicto hoy ampliado a Pakistán, otro aliado tradicional de Turquía. <br />
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Hasta la caída de la monarquía persa (1979), existía en efecto una alianza del sudoeste asiático cuyos pivotes eran EE.UU., Gran Bretaña, Turquía, Irán y Pakistán. Provenía de 1952, tras la liquidación del primer ministro socialdemócrata iraní, Mohamed Mosadegh, a manos de militares afines a la Anglo-Persian (luego British Petroleum). Curiosamente, un régimen más conservador –Riyadh- estatizó a fines de los 70 la Saudi-American Oil. A través de estos acontecimientos, Turquía mantuvo su perfil moderado y sus nexos con EE.UU., pero las relaciones con la Unión Europea nunca han sido tan cristalinas. Otro dato: la doble crisis de precios petroleros (1973/5, 1979/81) mutó Asia occidental en Levante o Medio oriente y Asia oriental en “Asia” a secas.</p>

<p>Por supuesto, el vuelco de Recep Tayyib Erd&ouml;gan hacia las rep&uacute;blicas isl&aacute;micas de habla turca (Asia central, C&aacute;ucaso) y el acuerdo nuclear con Ir&aacute;n molestan en el consejo de seguridad (Naciones Unidas) y la organizaci&oacute;n del tratado noratl&aacute;ntico (OTAN). Pero no impiden que Estados Unidos siga apoyando los planteos de Angora a la Uni&oacute;n Europea, m&aacute;xime con Polonia abandonando su perfil pro Vaticano, que la hac&iacute;a operar activamente contra el eventual ingreso de 70 millones de musulmanes en la entidad.<br />
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&ldquo;No corremos el riesgo de perder a Turqu&iacute;a, aunque muchos lo crean&rdquo;, sostuvo Barack Obama dos veces en tres d&iacute;as. &ldquo;Se trata de un pa&iacute;s de relevancia estrat&eacute;gica clave, un nexo entre este y oeste, miembro de la OTAN, cuya econom&iacute;a se halla en expansi&oacute;n. Por otra parte, agregaba el mandatario, es un r&eacute;gimen democr&aacute;tico nada frecuente en el Islam&rdquo;.<br />
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Obama, como sus antecesores en la Casa Blanca, comparte una pol&iacute;tica proturca inspirada en la &ldquo;geograf&iacute;a pragm&aacute;tica&rdquo; de Henry Kissinger, que data de hace tres decenios. Pero, por cierto, existen riesgos de que Angora no retome la iniciativa respecto de Bruselas, dej&aacute;ndola en manos de una UE castigada por una crisis de endeudamiento externo, una moneda vol&aacute;til y dificultades sociopol&iacute;ticas de dos tipos.<br />
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Uno, los efectos contraproducentes de ajustes ortodoxos en Grecia &ndash;un objetor de Turqu&iacute;a en la UE-, Portugal y Espa&ntilde;a. Dos, gobiernos tambaleantes en este &uacute;ltimo pa&iacute;s, Francia e Italia, donde aumentan presiones contra sus respectivos jefes.<br />
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