También Wall Street ocultó la verdad sobre Argentina

Según el “Washington Post”, Wall Street disimuló déficit y endeudamiento argentino durante los 90. Esto redituó unos US$ 1.000 millones en comisiones a bancas y firmas del mercado. Imitaron al Fondo Monetario, pero sacando ganancias.

4 agosto, 2003

El cese de pagos y el colapso de Argentina acumulan responsables. Hasta ayer,
eran algunas "entidades multilaterales (con el FMI a la cabeza) y el gobierno.
Ahora, surge Wall Street", sostiene un artículo publicado por el influyente
"Washington Post", diario liberal en el sentido anglosajón.

En tapa, el periódico califica a "grandes bancas de inversión
y firmas de valores como cómplices en el mayor derrumbe económico
de la historia argentina". En la duodécada 1990-2001, "los
grandes agentes de Wall Street embolsaron comisiones por casi US$ 1.000 millones
por empapelar el mundo con bonos argentinos, potencialmente chatarra".

El diario sindica a "Nicholas Brady y David Mulford, ex funcionarios federales
luego condecorados en Buenos Aires" como claves del negocio. "Con
honorarios por US$ 161.800.000, el banco Crédit Suisse First Boston
encabeza la nómina, merced a Mulford, amigo personal del ex ministro
Domingo Cavallo y ex subsecretario de Hacienda bajo Bush padre. Segundo figura
Deutsche Bank, con 121.700.000 y tercero está JP Morgan, con 119.300.000".

El autor del trabajo, Paul Blustein, indaga ahora en la relación entre
Buenos Aires, funcionarios de gobierno, Washington y el Fondo. A su criterio,
compartido por Guillermo Nielsen (actual secretario argentino de Finanzas),
"hubo conflictos de intereses similares a los que, en 2002, llevaron a
un arreglo por US$ 1.400 millones entre la Comisión Federal de Valores
y las doce principales firmas de Wall Street".

El caso de CSFB fue el más grave. Pero el "Post" denuncia
también a Salomon Smith Barney (Citigroup), una de las
mayores colocadoras de deuda. Mucho antes de la crisis, Desmond Lachman -analista
jefe en SSB- formulaba pronósticos negativos sobre Argentina, "pero
no llegaban a los clientes ni a los inversores. Citigroup silenciaba
al experto".

No es casual que, cuando aún era Citicorp, ese banco fuese tan
influyente en Buenos Aires. Su entonces CEO, John Reed, y dos allegados (a cargo
de los negocios locales) llegaron a instrumentar el plan Brady en provecho propio.
De hecho, su nexo con el gobierno de Carlos Menem -Raúl Moneta- se armó
un imperio financiero y mediático. La clave era Citicorp Equity Investments
(CEI), como se desprende de una completísima investigación
publicada por entonces en el "New York Times".

El cese de pagos y el colapso de Argentina acumulan responsables. Hasta ayer,
eran algunas "entidades multilaterales (con el FMI a la cabeza) y el gobierno.
Ahora, surge Wall Street", sostiene un artículo publicado por el influyente
"Washington Post", diario liberal en el sentido anglosajón.

En tapa, el periódico califica a "grandes bancas de inversión
y firmas de valores como cómplices en el mayor derrumbe económico
de la historia argentina". En la duodécada 1990-2001, "los
grandes agentes de Wall Street embolsaron comisiones por casi US$ 1.000 millones
por empapelar el mundo con bonos argentinos, potencialmente chatarra".

El diario sindica a "Nicholas Brady y David Mulford, ex funcionarios federales
luego condecorados en Buenos Aires" como claves del negocio. "Con
honorarios por US$ 161.800.000, el banco Crédit Suisse First Boston
encabeza la nómina, merced a Mulford, amigo personal del ex ministro
Domingo Cavallo y ex subsecretario de Hacienda bajo Bush padre. Segundo figura
Deutsche Bank, con 121.700.000 y tercero está JP Morgan, con 119.300.000".

El autor del trabajo, Paul Blustein, indaga ahora en la relación entre
Buenos Aires, funcionarios de gobierno, Washington y el Fondo. A su criterio,
compartido por Guillermo Nielsen (actual secretario argentino de Finanzas),
"hubo conflictos de intereses similares a los que, en 2002, llevaron a
un arreglo por US$ 1.400 millones entre la Comisión Federal de Valores
y las doce principales firmas de Wall Street".

El caso de CSFB fue el más grave. Pero el "Post" denuncia
también a Salomon Smith Barney (Citigroup), una de las
mayores colocadoras de deuda. Mucho antes de la crisis, Desmond Lachman -analista
jefe en SSB- formulaba pronósticos negativos sobre Argentina, "pero
no llegaban a los clientes ni a los inversores. Citigroup silenciaba
al experto".

No es casual que, cuando aún era Citicorp, ese banco fuese tan
influyente en Buenos Aires. Su entonces CEO, John Reed, y dos allegados (a cargo
de los negocios locales) llegaron a instrumentar el plan Brady en provecho propio.
De hecho, su nexo con el gobierno de Carlos Menem -Raúl Moneta- se armó
un imperio financiero y mediático. La clave era Citicorp Equity Investments
(CEI), como se desprende de una completísima investigación
publicada por entonces en el "New York Times".

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