En realidad, las sombras de Dallas (asesinato de John F. Kennedy, 1963), Menfis (Martin Luther King, 1968) y Los Ángeles (Robert Kennedy, el mismo año) vienen revoloteando desde enero. Pero, ahora, una imagen de Obama en traje tribal dyuba (Kenya) pone en alerta a las autoridades, inclusive a la Casa Blanca.
La foto parece en verdad la del padre de Barack y algunos atribuyen la maniobra al equipo de Hillary Rodham Clinton. Pero, como recordaban allegados al senador John McCain –objeto de una campaña sucia ligada a un presunto lío de faldas-, “lo de Obama refleja la misma mentalidad que ideó el ataque a nuestro virtual candidato”. Por otra parte, el recurso no parece congeniar con Hillary y sí con la “coalición moral” de fundamentalistas blancos.
Barack Obama no parece perder el sueño. No ha pedido custodia especial, pero tampoco la rechazará. Los paralelos con el pasado son de todas maneras preocupantes; en particular el caso de Robert Kennedy. Cuando lo mataron, el 5 de junio de 1968 –hace casi cuarenta años- era el precandidato presidencial líder entre los demócratas. En cierto sentido, Obama reúne características de King y Kennedy, en un país proclive a los magnicidios, empezando con Abraham Lincoln.
En realidad, las sombras de Dallas (asesinato de John F. Kennedy, 1963), Menfis (Martin Luther King, 1968) y Los Ángeles (Robert Kennedy, el mismo año) vienen revoloteando desde enero. Pero, ahora, una imagen de Obama en traje tribal dyuba (Kenya) pone en alerta a las autoridades, inclusive a la Casa Blanca.
La foto parece en verdad la del padre de Barack y algunos atribuyen la maniobra al equipo de Hillary Rodham Clinton. Pero, como recordaban allegados al senador John McCain –objeto de una campaña sucia ligada a un presunto lío de faldas-, “lo de Obama refleja la misma mentalidad que ideó el ataque a nuestro virtual candidato”. Por otra parte, el recurso no parece congeniar con Hillary y sí con la “coalición moral” de fundamentalistas blancos.
Barack Obama no parece perder el sueño. No ha pedido custodia especial, pero tampoco la rechazará. Los paralelos con el pasado son de todas maneras preocupantes; en particular el caso de Robert Kennedy. Cuando lo mataron, el 5 de junio de 1968 –hace casi cuarenta años- era el precandidato presidencial líder entre los demócratas. En cierto sentido, Obama reúne características de King y Kennedy, en un país proclive a los magnicidios, empezando con Abraham Lincoln.