¿Suicida polìtico? McCain condiciona su precandidatura a Irak

En una actitud difícil de explicar y pese a malos sondeos, el senador John McCain apuesta su campaña a los resultados militares en la Mesopotamia. De paso, exhortó a sus rivales a no ceder ante la opinión pública en el tema de la guerra.

12 abril, 2007

Cuando varios observadores esperaban que McCain se retirase de la puja, tras el reciente papelón en Bagdad (la calificó de lugar seguro), el precandidato reiteró su apoyo a la Casa Blanca. Sostuvo que una retirada gradual como la que pide el congreso sería admitir la derrota.

El senador republicano por Arizona también pidió más tropas y fondos. “El lugar donde disertaba parece haberlo transtornado”, señalaba el “Washington post”, aludiendo a la escuela militar de Lexington, Virginia. “Salvo que Richard Cheney o Karl Rove le hayan lavado la cabeza, ése es el último sitio donde se mostraría un precandidato en el contexto sociopolítico actual”, ironizaba “Los Ángeles times”.

Hasta hace poco crítico de la estrategia aplicada por Bush en Irak, este veterano de guerra ha dejado de lado su moderación. Ahora apoya sin cortapisas la decisión presidencial de enviar 31.500 efectivos adicionales, para intervenir en la guerra civil lanzada por la minoría sunní, respaldada desde Washington.

Ese cambio de frente le costó a McCain una masa de votos independientes y moderados. El virtual “suicidio político”, como lo califican algunos diarios, beneficia a sus máximos rivales internos, Rudolph Giuliani y Mitt Romney. Con 76 años encima, McCain parece haber sido “contagiado” en el curso de cinco viajes a Irak. Ahora, sus diatribas contra los demócratas se profundizan y lo colocan junto a Bush, Cheney, Rove y Alberto González. “Ni siquiera Jeb Bush llega a tanto”, apuntaba el “New York times”

Cuando varios observadores esperaban que McCain se retirase de la puja, tras el reciente papelón en Bagdad (la calificó de lugar seguro), el precandidato reiteró su apoyo a la Casa Blanca. Sostuvo que una retirada gradual como la que pide el congreso sería admitir la derrota.

El senador republicano por Arizona también pidió más tropas y fondos. “El lugar donde disertaba parece haberlo transtornado”, señalaba el “Washington post”, aludiendo a la escuela militar de Lexington, Virginia. “Salvo que Richard Cheney o Karl Rove le hayan lavado la cabeza, ése es el último sitio donde se mostraría un precandidato en el contexto sociopolítico actual”, ironizaba “Los Ángeles times”.

Hasta hace poco crítico de la estrategia aplicada por Bush en Irak, este veterano de guerra ha dejado de lado su moderación. Ahora apoya sin cortapisas la decisión presidencial de enviar 31.500 efectivos adicionales, para intervenir en la guerra civil lanzada por la minoría sunní, respaldada desde Washington.

Ese cambio de frente le costó a McCain una masa de votos independientes y moderados. El virtual “suicidio político”, como lo califican algunos diarios, beneficia a sus máximos rivales internos, Rudolph Giuliani y Mitt Romney. Con 76 años encima, McCain parece haber sido “contagiado” en el curso de cinco viajes a Irak. Ahora, sus diatribas contra los demócratas se profundizan y lo colocan junto a Bush, Cheney, Rove y Alberto González. “Ni siquiera Jeb Bush llega a tanto”, apuntaba el “New York times”

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