Steve Bannon, ¿el Rasputín de Trump?

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Este asesor que puso letra al discurso inaugural y entra al Salón Oval cuando quiere y sin corbata, fue jefe de un sitio de derecha alternativa, incendiario, que dio cabida a ultraderechistas deseosos de volver a enarbolar los ideales del nacionalismo blanco.

Las primeras decisiones que tomó Donald Trump no fueron producto de consultas con un grupo íntimo de asesores, como es costumbre tradicional en las transiciones norteamericanas de gobierno. Sus primeros pasos, define la revista Time, tienen sabor a un documental realizado por su estratega número uno, Stephen K. Bannon, un director con el poder necesario para levantar hongos atómicos y lanzar tiburones hambrientos a sus enemigos.

 

Bannon programa y Trump ejecuta lo que prometió, contra toda resistencia que provenga de adentro o de afuera del gobierno. Nadie debería sorprenderse, dice el semanario: Trump desarrolló su campaña prometiendo que el suyo no sería un gobierno como todos, prometiendo que él va a ser un presidente con capacidad ejecutiva. Él se ve a sí mismo como el líder de un movimiento, y todo movimiento necesita un comisario. Ese comisario es Bannon, el encargado de mantener pura la doctrina, la persona que no está allí para buscar ni posición ni dinero, sino para cambiar la historia.

Bannon es la persona detrás del cáustico discurso inaugural y de la prohibición de entrada a los musulmanes. El mismo negoció se entrada al Consejo de Seguridad Nacional. Esto no quiere decir de ningún modo que Trump vaya a ceder autoridad. No es hombre para eso. Quiere decir que Bannon tiene lo necesario para convertirse en el asesor más influyente que se tenga memoria.

Demócrata en su origen y republicano por elección, Bannon considera que ambos partidos están profundamente corruptos, una idea que permeó toda su reciente carrera de cineasta y de tirabombas en Internet. Alguien recuerda haberlo escuchado decir en una reunión social que él era como Lenin, “dispuesto a tirar todo abajo y destruir todo el actual Establishment“.

 

Coincide con el presidente en temas sobre comercio, inmigración, seguridad pública, ambiente, degradación política y muchos otros temas. Es el único de su equipo que tiene entrada libra al salón oval, que no se presenta con traje y corbata y el único que, mientras la mayoría del Presidente que afloje un poco la marcha, él lo alienta a acelerar.

 

Trump ganó las elecciones en parte por proclamar que estos no son tiempos comunes , que la tecnología ha puesto la revolución de las comunicaciones casi en la palma de la mano de todos los norteamericanos . Que eso, mezclado con las frustraciones económicas de una economía globalizada hace lugar a un nuevo populismo. Nunca fue tan fácil cuestionar la autoridad o desautorizar sus explicaciones.

 

Por su parte, Bannon viene de manejar un website alternativo fundado por el desaparecido Albert Breitbart, que fue desde sus inicios una fuerza disruptiva para la política norteamericana. Breitbart se caracterizó siempre por sus títulos incendiarios y fue la sede de los bullies de la ultra derecha, incluso de aquellos decididos a volver a enarbolar los ideales del nacionalismo blanco.

 

Les importa un bledo

 

Al equipo íntimo de Trump le importan un bledo las protestas. Cuando la gente de todos los estados salió a las calles a protestar a gritos la nueva política de inmigración, uno de los asesores, Stephen Miller, dijo en CBS News: “Cada vez que alguien hace algo enormemente exitoso que cuestiona una ortodoxia fracasada, se van a escuchar protestas. En realidad, si nadie desaprobara lo que se está haciendo, entonces probablemente quiera decir que no estemos haciendo algo que importe en el gran plan de las cosas”.

 

Bannon está convencido de que es necesario destruir las instituciones y volverlas a construir.

 

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