<p>En ese momento, ganó unos US$ 1.000 millones. A fines de 2007, su fortuna personal se estimaba en cerca de 10.000 millones y –como Warren Buffett o William Gates- practica la beneficencia para dormir en paz. Pero este judío húngaro tiene mejores reflejos políticos que otros magnates. Por ejemplo, comparte con Horst Köhler (ex director gerente del FMI, hoy presidente alemán) la idea de que “los mercados de riesgo son monstruos fuera de control”.</p>
<p>Al respecto, señalaba a un semanario germano, que ”es preciso regularlos mejor, si no acabarán colapsando y arrastrando a las grandes economías occidentales, donde ya amenazan al estado. En el mundo menos desarrollado, la especulación pura genera hambrunas, huelgas y violencia social”.</p>
<p>Sin embargo, aunque los especuladores estén empujando a una crisis general peor que la de 1929/32, “sus acciones se apoyan en la realidad. Existen, por ejemplo, motivos tangibles para el alza de los hidrocarburos: agotamiento de reservas en Saudiarabia o el mar del Norte, creciente demanda de China, India y Vietnam”.</p>
<p>Soros apunta a un efecto perverso: los altos precios consolidan regímenes autoritarios o corruptos (Irán, Rusia, Venezuela, Kazajstán, Kirghistán). Pero “la clave reside en una prodigiosa burbuja especulativa, que no debiera haberse permitido. Por eso debe vedarse a los fondos jubilatorios norteamericanos operar en productos primarios. En cuanto a los fondos inversores, debieran cumplir con los mismos requisitos que la banca comercial”.</p>
<p>La actual puja por materias primas recuerda al megafinancista “una manía de hace veinte años, las carteras de seguros. Al cabo, los inversores desequilibraron los mercados y todo condujo al crac bursátil de 1987/8, antecedente del derrumbe sistémico internacional de 1997/8” (vía el cese de pagos mexicano de 1994). Sin pelos en la lengua, el magnate insiste: “estamos metiéndonos en la crisis financiera y bursátil más honda desde los años 30. En el siglo XXI, ya hemos visto explotar las burbujas puntocom, inmobiliaria y crediticia. Pero creo que la caída de valores no ha llegado siquiera a promediar su trayectoria. En 2009, más de dos millones de propietarios residenciales no podrán afrontar hipotecas en EE.UU.</p>
<p>En Soros, no son opiniones noveles. Desde hace años advierte sobre “la superburbuja que comenzó a principios de los 80 y reflejaba un fundamentalismo de mercado, según el cual debía rechazarse la intervencionismo estatal y eliminarse restricciones a la especulación”. Era el ofertismo de James Kemp, luego mal copiado en Argentina por Domingo F.Cavallo con resultados deletéreos. Pero no era una recta original atribuible a Ronald Reagan, sino importada de Gran Bretaña, o sea Margaret Thatcher. El inefable mandatario estadounidense la llamó “magia del mercado”.</p>
<p>Sea como fuere, desde entonces los especuladores empezaron a cometer toda clase de excesos. En ciertos momentos, “las tasas de interés eran tan bajas en EE.UU. que los bancos inducían sus clientes al sobrendeudamiento fomentando un consumismo desatado. Todos confiaban en que, llegado el caso, el gobierno les sacaría las papas del fuego”.</p>
<p>Para horror del monetarismo neoclásico, eso está sucediendo desde el último trimestre de 2007. Hace unos meses, hacienda (Henry Paulson, ex Goldman Sachs) y la Reserva Federal (Benjamin Bernanke) rescataron con fondos públicos a Bear Stearns para malvenderla a JP Morgan Chase (cuyos propios problemas y los otros bancos derrumbaron Wall Street el lunes). Terminando agosto, Lehman Brothers busca compradores.</p>
<p>Con un imaginario auge trocado en crisis, “la recesión es inevitable en una economía –señala Soros- que absorbía liquidez externa mientras el dólar fue moneda fuerte. Pero, hoy, es cada día menos divisa de reserva y tiene escaso margen de maniobra”. Entretanto la Eurozona incurre en errores como elevar tipos referenciales por miedo a una inflación que el jefe del Banco Central Europeo (Jean-Claude Trichet) exagera por ignorancia o razones ideológicas. “No es una actitud inteligente y puede llevar a una recesión”.</p>
Sin embargo, “el peor legado que George W. Bush deja no es la crisis económica, sino la guerra al terrorismo como pretexto para invadir Irak. Ello socavó los derechos civiles y los fundamentos de la constitución norteamericana. Estados Unidos es el mayor obstáculo – afirma el financista- para lograr un orden mundial estable y equitativo”. De ahí su apoyo a Barack Obama: “tiene capacidad para afrontar los grandes problemas y transformar el país. El día de las elecciones, la gente tendrá en cuenta su trabajo, sus hipotecas y la economía”. Por otra parte, “los republicanos casi no tienen prestigio. John McCain –hombre respetable- es prácticamente un fósil, anclado en el pasado. Sería como elegir a Herbert Hoover” (presidente cuando estalló el crac de 1929).
Soros apoya a Obama, desdeña a McCain y no le ve salida a la crisis
George Soros nació hace 78 años en Budapest. Desde hace unos cuarenta años maneja su propio fondo inversor y, en 1992, sus especulaciones llevaron a que el banco de Inglaterra devaluase la libra esterlina. Ahora ya no lo haría.